El Gobierno pide tiempo para otra liberación “como la de los periodistas en Siria”

Hace menos de un mes saltó la noticia de que Maloma Morales, la joven saharaui retenida por su familia biológica en el Sáhara, había sido liberada. Pero su familia española, residente en la localidad sevillana de Mairena del Aljarafe, no tuvo nada que celebrar. Se echaron las campanas al vuelo demasiado pronto. La joven sigue sin poder volver a casa. Este martes, el ministro de Asunto Exteriores, José Manuel García-Margallo, se ha reunido con su familia en Sevilla y les ha asegurado que están haciendo “todo lo que pueden” y que “no paran de trabajar para conseguir su liberación”. A los padres adoptivos y a la pareja de Maloma les ha pedido que tengan paciencia y esperanza y les ha puesto como ejemplo el caso de los tres periodistas secuestrados en Siria y liberados días atrás después de 10 meses de cautiverio.

“Nos dicen que no paran ni un segundo de hacer gestiones pero es complicado. Como ocurrió con los periodistas, aseguran que llevan desde el primer día trabajando y que no van a parar. Nosotros llevamos ya cinco meses”, cuenta a El Confidencial Ismael Arregui, casado con Maloma. “Ahí vamos. Estamos bastante destrozados, saturados. Pero no nos queda otra, vamos a seguir luchando”, sostiene. Las negociaciones abiertas entre el Ministerio y el Frente Polisario se desenvuelven en el más alto secreto. No se sabe si el movimiento saharaui impone condiciones políticas, económicas o ambas. La familia de Maloma confirma que ha podido ver un vídeo en el que la joven declara no estar secuestrada y dice permanecer en Argelia por su propia voluntad. No se lo creen. La última petición del Ministerio de Asuntos Exteriores es que la chica pueda acudir a un “terreno neutral” para expresarse sin coacciones, para que diga libremente qué quiere hacer con su futuro.

"En el vídeo está aterrorizada"

“Se puede comparar la cara de Maloma en ese vídeo que ha enviado el Frente Polisario y en cualquier otra imagen anterior a su secuestro. No tiene nada que ver. Es la noche y el día. Está aterrorizada. Es su propio hermano, junto a ella, el que dirige la grabación y el que dice ‘Vale, basta ya’ ordenando parar. Para mí ese vídeo es una cuestión de supervivencia. Maloma nunca ha tenido dudas de lo que quiere”, asegura su marido. “La última vez que hablamos con ella, el 25 de diciembre, nos los dijo. Cuando la metieron en aquel coche llamaba a gritos a su padre. Fue un secuestro. Pero bueno, si quieren que la lleven a un terreno neutral, a la embajada, que declare lo que quiere hacer sin su familia biológica coaccionándola, en la embajada de Argelia, en un terreno neutral”, insiste Arregui.

La pesadilla de la joven de origen saharaui se remonta al 12 de diciembre. Ese día tocaba regresar tras visitar junto a su padre adoptivo los campamentos de Tinduf, en Argelia, donde vive su familia biológica. La metieron en un coche a la fuerza mientras Maloma pedía auxilio a gritos. Un contacto telefónico días después confirmó a su marido y sus padres adoptivos que la joven quería volver a España, según la versión del que es su compañero desde hace cuatro años.

Maloma Morales de Mato hacía una década que vivía en Mairena. Estudia Bachillerato, ayuda a su padre en el bar familiar y tiene un sueño, ser policía. Conoció a sus actuales padres adoptivos cuando tenía siete años. Recaló en este hogar sevillano dentro del tradicional programa de vacaciones para los niños de los campamentos saharauis. Cuando cumplió los 12 años, se quedó con esta familia y no volvió a Tinduf. A los 19, mayoría de edad en Argelia, decidió que quería ser adoptada por Pepe y Carmen. Su familia española inició los trámites y a los 20 el papeleo estaba culminado. Entonces pidió también la nacionalidad española, que logró en mayo de 2015.

No perder la esperanza

Solo cuando sus papeles estaban en regla y después de 10 años sin visitar a su familia biológica, se decidió a volver de la mano de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Sabía que corría riesgos, hay otros casos como el que protagoniza ahora Maloma, pero jamás pensó que fuera a ocurrirle a ella. Quería volver porque le habían comentado que su madre estaba enferma. Su familia adoptiva confía ahora en protagonizar unas imágenes como las que protagonizaron días atrás José Manuel López, Ángel Sastre y Antonio Pampliega, abrazados a sus familiares a los pies de las escalerillas de un avión. En eso les ha pedido el Gobierno que confíen sin perder la esperanza. La pareja de Maloma asegura que la comunicación con el Ministerio de Asuntos Exteriores y con la Junta de Andalucía es “fluida” y que siempre están al otro lado del auricular cuando llaman por teléfono. Aunque eso, admite, no es suficiente para mitigar la angustia de los últimos cinco meses.

Desesperación es la palabra más repetida en pocos minutos de conversación con Ismael Arregui. En ese contexto explica sus declaraciones asegurando que estaba dispuesto a abrazar el islam y casarse por el rito musulmán para pedir a su familia biológica que la dejen volver. “No puedo negar que lo dije, pero me arrepiento. No pensé en la repercusión. No quería ofender a nadie. Lo único que digo es que sería capaz de cualquier cosa para que Maloma vuelva a casa”.