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"El cortijo apesta": la guerra entre Susana Díaz y Podemos llega a su punto máximo
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Duelo de políticas

"El cortijo apesta": la guerra entre Susana Díaz y Podemos llega a su punto máximo

La presidenta de la Junta cierra cualquier puerta posible de diálogo con Podemos después de un sonoro enfrentamiento con Teresa Rodríguez que dejó perplejo al Parlamento

Foto: Susana Díaz y Teresa Rodríguez. (EFE)
Susana Díaz y Teresa Rodríguez. (EFE)

Susana Díaz y la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, se detestan. Ambas son jóvenes, destacan en el panorama nacional, son líderes poderosas dentro de sus partidos y les gusta mostrarse como ‘nuevas políticas’ en conexión con la calle y la gente. Sin embargo, pese a las coincidencias, el duelo de ‘divas’ políticas es cada vez más asombroso. Nada que ver con el tono en el que se hablan Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que no tienen conexión pero sí respetan las formas pese a las tensiones. En Andalucía, el reproche político cruza un paso más allá. No se sabe si hay algo químico, un componente personal, rencores mal curados por las negociaciones fallidas de la investidura de la socialista, pugna por un espacio electoral o una mezcla explosiva de todos estos ingredientes. El resultado final es que solo con cruzarse la mirada saltan chispas. Este jueves, durante la sesión de control en el Parlamento andaluz, el estallido ha sido memorable. La líder de Podemos había desayunado “cabreo” e “indignación”, según relataron como broma desde su equipo, y fue abrirse el micro y el torrente de descalificaciones y reproches dejó perplejo y más callado de lo habitual al hemiciclo.

“El cortijo apesta”, empezó la líder de Podemos, denunciando “la guarrería” que a su juicio se apodera de la política andaluza. Le gustaría hablar de las iniciativas y de las medidas defendidas por Podemos, aseguró, pero todas han acabado bloqueadas y sin tramitar, se quejó. “Rigor, ¿quiere rigor?”, le espetó a la presidenta andaluza, que ya adivinaba que la bronca sería dura. Acto seguido, desgranó todas las imputaciones de altos cargos en el Gobierno andaluz y responsables del PSOE en los últimos seis meses. Cada una de ellas introducidas por un 'su' enfático. “Su jefe de servicio de contratación de Medio Ambiente, su director del Servicio Andaluz de Empleo, su gerente de Idea, su presidenta del Puerto de Huelva, su viceconsejero de Igualdad y su alcalde de Punta Umbría”. La metralleta verbal no había hecho más que activarse. Teresa Rodríguez muestra muchas veces dudas sobre cuál debe ser su tono en el Parlamento andaluz. No sabe si participar en el “teatro de la política", como a veces confiesa a los periodistas, o quedarse al margen. A veces es tan suave y tan formalmente correcta que no cuela para nada su mensaje. Otras, como esta jornada, es tan duro el tono que el fango acaba sepultándolo todo. “La corrupción nos hace perder recursos por sus alcantarillas de podredumbre”, coronó.

Venezuela, Irán y ETA contra Podemos

Susana Díaz chilló menos pero pegó casi igual con los argumentos de Podemos en conexión con Venezuela, Irán y ETA. Cada vez que podía, recordaba que ella sí tenía responsabilidades de gobierno y su adversaria no, y presumía de su triunfo en las urnas, a gran distancia por cierto de Pablo Iglesias. La socialista no solo defendió su honestidad y la honradez aprendida en su casa “desde chiquitita” sino que acusó a la líder de Podemos de utilizar fondos públicos para “pagar guateques” de sus amigos, material de los actos electorales o para abonar multas de algunos de sus afiliados. Como esas acusaciones sonaron a poco, utilizó el segundo turno para recordar las palabras de Juan Carlos Monedero en un vídeo acusando a la Guardia Civil de introducir droga en el País Vasco o las palabras de un concejal de Puerto Real (Cádiz) lamentando que “no existan los ‘grapos’ para dar su merecido a la Policía”. “Entre tantas soflamas de cariz chavista, ha dicho usted una sola verdad. Andalucía no es mía pero suya tampoco”, advirtió la baronesa socialista en una pelea en la que era difícil contener la rabia de ambas. “Yo quiero democracia y libertad”, recriminó, convencida de que Podemos está en modelos políticos dictatoriales como el venezolano.

El ambiente de precampaña calienta los ánimos y la disputa abierta en Andalucía por las celebraciones del 28-F mina aún más el campo político. Además, la tarde anterior había sido de mucha tensión. La presidenta de la Junta había pactado 'a solas' con Ciudadanos, y después de tres horas en el Palacio de San Telmo, tumbar una ley de atención temprana, destinada a niños con necesidades especiales, y que Podemos contaba con sacar adelante, tras meses de trabajo, después de que la formación naranja les hubiera asegurado su apoyo. Horas antes, el Parlamento había echado el cierre con Susana Díaz encarándose con dureza con un diputado del PP a su salida del hemiciclo especialmente afectada por este debate, con los padres de diversas asociaciones llorando amargamente y abrazando a sus hijos, también en la Cámara, y con el Gobierno andaluz y Ciudadanos tratando de explicar que el nuevo acuerdo era mejor para las familias afectadas y supondría triplicar, hasta 33 millones, la partida presupuestaria para estas asociaciones destinadas a apoyar a los niños con síndrome de Down, autismo o Asperger.

Volaron todos los puentes para el diálogo

Todo esto pesaba en el ambiente, tanto como la oposición clara de Susana Díaz a ningún pacto con Podemos para llegar un acuerdo nacional y formar Gobierno. La conclusión fue clara. Volaron los puentes. “Va a ser difícil que usted y yo nos entendamos en esta legislatura”, sentenció la presidenta de la Junta. “Ustedes se creen que pueden repartir los carnés de demócratas, de decentes y de sensibles a los problemas”, recriminó a Teresa Rodríguez.

La líder de Podemos lo máximo que concedió a la líder socialista fue que estaba convencida de que ella personalmente no se había llevado dinero público. “No dudo que usted no se haya llevado ni un solo euro al bolsillo, pero su pecado es ser una mujer de partido, protege a los suyos”, sostuvo la diputada andaluza. En el pleno se coló uno de los últimos episodios bochornosos de la política autonómica. En un audio difundido por ‘El Mundo’, el alcalde socialista de La Algaba (Sevilla), Diego Agüera, aseguraba a una militante socialista, cuyo padre había sido ‘agraciado’ con una adjudicación pública, que daba los contratos como le salía “de la polla” y recordaba que había que estar “a los pies del PSOE”. Un audio de 2013 que redunda en lo que ya destapaba ese otro que afectaba a Irene Sabalete, ex alto cargo de la Junta en Jaén. “No le ha hecho dimitir, solo quitar la foto de su perfil de Twitter donde aparecía con usted cogida del brazo en su pueblo haciendo campaña”, censuró. La portavoz del partido de Pablo Iglesias confió en que las ayudas a las familias para atención temprana no se repartan con este criterio y esos 30.000 niños “no se queden a los pies del PSOE”. “Andalucía no es suya, no es de su propiedad” o “el PSOE perdió el 28-F el día que dejó la política para cuidar de su cortijo”, fueron otras de las perlas verbales. “Y venga a tragar y a tragar...”. Habrá seguro nuevos capítulos de este enfrentamiento, pero la pugna verbal de este jueves marcará, sin duda, un punto de inflexión.

Susana Díaz y la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, se detestan. Ambas son jóvenes, destacan en el panorama nacional, son líderes poderosas dentro de sus partidos y les gusta mostrarse como ‘nuevas políticas’ en conexión con la calle y la gente. Sin embargo, pese a las coincidencias, el duelo de ‘divas’ políticas es cada vez más asombroso. Nada que ver con el tono en el que se hablan Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que no tienen conexión pero sí respetan las formas pese a las tensiones. En Andalucía, el reproche político cruza un paso más allá. No se sabe si hay algo químico, un componente personal, rencores mal curados por las negociaciones fallidas de la investidura de la socialista, pugna por un espacio electoral o una mezcla explosiva de todos estos ingredientes. El resultado final es que solo con cruzarse la mirada saltan chispas. Este jueves, durante la sesión de control en el Parlamento andaluz, el estallido ha sido memorable. La líder de Podemos había desayunado “cabreo” e “indignación”, según relataron como broma desde su equipo, y fue abrirse el micro y el torrente de descalificaciones y reproches dejó perplejo y más callado de lo habitual al hemiciclo.

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