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Malaca Instituto: la mejor escuela de español del mundo está en Málaga
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DIRIGIDO POR LA DANESA IDA WILLADSEN

Malaca Instituto: la mejor escuela de español del mundo está en Málaga

El centro, galardonado en los 'Oscar' de la enseñanza en idiomas de todo el planeta por su innovador método e instalaciones, acaba de cumplir 45 años. Ya ha atraído a 80.000 estudiantes

Foto: Estudiantes de Malaca Instituto. (Fernando Ruso)
Estudiantes de Malaca Instituto. (Fernando Ruso)

Fue en 1971 cuando esta danesa de 1,85 metros sorprendía en Málaga (“una ciudad que olía a flores”) al fundar una escuela de español. Ocurrió en Pedregalejo, coqueto barrio marinero, “el mejor sitio de la ciudad”. Lo cuenta Ida Willadsen, de 69 años (representa diez menos, como mínimo). Willadsen está al frente de Malaca Instituto, reconocida como la mejor escuela español del mundo. En 45 años ha acogido a unos 80.000 estudiantes de todo el planeta.

En su despacho de la calle Rodeo, en la selecta urbanización de Cerrado de Calderón, donde se encuentra el centro desde 1984 tras otras sedes en la ciudad, Ida no sólo ejerce de jefa, sino de alma del Malaca Instituto: revisa cada manual del centro (tienen 16 editados por ellos), organiza el equipo y cuida de que el nivel siga siendo alto. “Nos sometemos a rigurosos sistemas de calidad”, señala a El Confidencial.

Malaca Instituto ha conseguido cinco estrellas (2007, 2009, 2010, 2012 y 2013) y una ‘superstar’ LTM concedida por la revista británica especializada ‘Study Travel Magazine’, la más prestigiosa del sector. Las escuelas no pueden presentar su candidatura. Se eligen entre encuestas que elaboran según las referencias de los estudiantes y los agentes. “Te dan la superestrella cuando has conseguido ya cinco. Ninguna otra escuela de español ha conseguido cinco estrellas. Tenemos cinco y la superestrella: ya no podemos conseguir más. Estamos en el ‘Hall of Fame’ de la enseñanza de idiomas”.

Celestine Rowland, presidenta de la IALC (Asociación Internacional de Centros de Idiomas), fue inspectora de la IALC y conoce muy bien Malaca Instituto. Ratifica que la escuela es “la mejor del mundo”. “Tiene de todo y los profesores tienen mucha experiencia”, confirma a este diario en la celebración del 45 aniversario de la escuela, colofón del Alphe Conference, que hace dos fines de semana reunió en Málaga a más de 200 agentes y 185 educadores del mundo; el mayor encuentro idiomático que existe.

El centro figura en el ‘top 20’ de las escuelas del planeta en todos los idiomas. Aquí sólo se habla en español. Desde el primer día, desde la primera clase, aunque el alumno principiante no sepa ni una sola palabra del idioma y sea japonés o de Sudáfrica. Suena el timbre tras 50 minutos de clase y los profesores se reúnen para ver cómo ha ido el grupo. Los estudiantes cambian de maestro. “Cuando estás en un país hablas con gente de diversa índole y cada uno habla de una manera. El profesor tiene que saber enseñar lo mismo a un grupo de principiantes que a otro más avanzado”, explica Ida, de formación corresponsal trilingüe (inglés, alemán y español).

Las claves del método

La inmersión es total. Tanto en ejercicios de gramática, vocabulario y sobre todo en conversación. Los asiáticos, sobre todos los nipones, no son precisamente los más aficionados a expresarse en público, aunque el grupo sea reducido. “El método que sigue Malaca es muy estricto. Sin embargo, para la gente que quiere aprender español rápida y urgentemente es muy buen método. No me gustaba mucho la hora de conversación porque en mi país no hay costumbre de hablar en la clase. No quería hablar delante de otros alumnos por vergüenza. Pasados tres meses podía hablar bien para vivir en Málaga”, cuenta Yukari Togami (Kioto, 1989), ahora estudiante de 'marketing' en la Facultad de Comercio y Gestión de la Universidad de Málaga.

El centro acoge y ha acogido como estudiantes a diplomáticos (sobre todo alemanes, de la Embajada en Madrid), directivos de empresas como Siemens, “princesas árabes; Alex, el hijo de Don Johnson y Melanie Griffith; Nordin Amrabat, ya exfutbolista del Málaga CF”, relata Ida o Kate Abdo, la presentadora de las últimas ediciones del Balón de Oro. El número de alumnos máximo por aula es diez. En conversación son seis.

Los estudiantes llegan los domingos por la tarde y se les asigna el nivel. Los grupos no son fijos. Cada viernes hay examen. Si se supera la nota puedes subir el nivel de la clase. Si no consigues al menos un notable de nota te obligan a repetir la clase una semana entera. Inmaculada Molina es la jefa de estudios que supervisa el trabajo de los coordinadores y el equipo de profesores. “Aquí todo es gradual, pero también bastante intensivo”, admite.

Existe un control del alumno individualizado desde el primer día y un informe de asistencia a clases y aprovechamiento. “No hay nada al azar. La enseñanza está programada hora a hora. No eres el profesor, entras con tu método en clase y te vas. No. Hay un programa de clases que hay que seguir. El progreso está controlado y se hacen grupos lo más homogéneos posibles”, argumenta Ida.

Preparación para la Selectividad

También preparan para la Selectividad. Yukari es de las primeras japonesas que ha entrado en una universidad pública andaluza tras aprobar selectividad. Estas clases cuentan con un profesorado especializado. La localización de las clases se sitúa en diferente planta que el resto de los estudiantes y no existe “nada de diversión”, como reconoce Yukari. “Cuando llegué a Málaga yo solo podía decir "Hola", "Gracias" y poco más, pero después de un año pude entrar en la Universidad”.

El profesorado es una de las claves del éxito. Ana Guerrero tiene 60 años. Lleva como docente desde 1981. “Somos un equipo de profesores que se conoce muy bien”, explica Ana, “y es una gran ventaja que los libros los hayamos diseñado nosotros mismos. Se basan en nuestra experiencia y en los problemas en la enseñanza que nos hemos encontrado todos estos años”.

Salvador Arboledas se jubiló el pasado mes de septiembre y ha vuelto al centro para la fiesta del 45 aniversario. “Aquí estás en casa y el ambiente de trabajo es muy bueno; aprendes mucho de los estudiantes”, subraya. El novelista Pablo Aranda fue durante cinco años profesor en el centro. “Nunca me aburría de preguntarles a las personas por su origen. Cuentan sus costumbres y eso te abre le mente”, relata.

También ha adaptado la metodología inversa: el alumno prepara la materia por su cuenta, viene con el conocimiento aprendido y luego se trabaja en equipo

Pilar Garnacho lleva como docente en el Malaca Instituto desde 1984 y es profesora de profesores de español como lengua extranjera. Autora junto a María Dolores Martín del ‘Diccionario de dudas del estudiante de español’, remarca cómo la escuela está adaptada al marco común de referencia para las lenguas. Y lo hizo a la par que el Instituto Cervantes. “Aquí afrontas la clases de un modo libre, pero el contenido no lo es. La homogeneidad no existe. Intentamos que la enseñanza sea lúdica y no se sientan extraños. Ellos son los principales actores”, cuenta Pilar.

Malaca Instituto también ha adaptado la metodología inversa: el alumno prepara la materia por su cuenta, viene con el conocimiento aprendido y luego se trabaja en equipo. “Nos estamos reciclando continuamente”, apunta. Junto a su compañera se encuentra Leopoldo Casares, programador de la escuela, encargado de coordinar el contenido de cada clase. Lleva 35 años en la escuela. Casares tiene también vocación de actor. Participó en la película ‘Días contados’ de Imanol Uribe como recepcionista de un hotel.

El tiempo medio de estancia era antes de un mes. Antiguamente sólo aceptaban alumnos durante un mes. Ahora se ha reducido por la crisis y la creciente competencia. Málaga es uno de los sitios que concentran más academias de español de toda España. Joaquín Chacón, exmarido de Ida y cofundador de Malaca Instituto, regenta una de ellas: Alhambra Instituto. Chacón es presidente de la ACEM (Asociación de Centros de Español de Málaga). La provincia de Málaga recibe cada año a 25.000 viajeros que aprenden español; 13.000 de ellos corresponden a la capital malagueña. Málaga se sitúa como cuarto destino nacional favorito en turismo idiomático, sólo por detrás de Salamanca, Madrid y Barcelona, según un informe elaborado por Exceltur a partir de datos del Instituto Cervantes.

Los casi 6.000 metros cuadrados del centro acogen aulas y despachos, además de una piscina, un restaurante y una recepción abierta 24 horas

Los precios: entre 396 y 3.963 euros

Muchas de las escuelas han adoptado métodos similares a los de Malaca Instituto, que cuenta también con una pequeña escuela llamada La Brisa, en Pedregalejo, junto al Paseo Marítimo, “más barata que esta”, aclara la dueña del centro de Cerrado de Calderón. Los precios en Malaca Instituto oscilan desde los 396 euros (20 horas a la semana, 15 días) y los 3.963 euros de 16 semanas con 30 horas de clases, como consta en el folleto ‘Dates and fees 2016’.

En este mes de enero -el de menos afluencia- hay unos 60 alumnos matriculados. En el mes de julio, el de mayor concentración de alumnos, 360 estudiantes. La media por año es de 2.000 alumnos. La edad mínima son los 16 años y también un nutrido grupo de mayores de 55 años y jubilados, como el caso del profesor Graham Simpson, de 66 años, doctor en Filosofía, y que dirigió una de las escuelas de inglés más prestigiosas de Reino Unido: Oxford English Centre. Acaba de tener dos horas de conversación y está leyendo, con rotulador y subrayados, una noticia de la sección de Cultura de ‘El País’.

“Si encuentras a un chef con tres estrellas Michelin comiendo en otro restaurante es porque la comida es buena. Por eso vengo aquí. He viajado mucho por mi trabajo, he visitado muchas escuelas y es una de las mejores escuelas que existen, sobre todo por el método: es muy organizado. Aquí hay jóvenes y adultos. Es posible estudiar mucho, pero por las noches también es posible divertirte. Hoy tenemos una ruta de tapas por el Centro”, narra Graham, cuya mujer es española y dirige una escuela de idiomas en Torrejón de Ardoz.

Bob Burger, director de 'marketing', cree que una de las claves del “atractivo” de la escuela es su especialización en la enseñanza del español. “No hacemos otra cosa”. El equipo ronda las 100 personas. Los docentes son 40. Entre marzo y octubre cuentan con personal fijo discontinuo. Uno de los fijos es Juanma Aguilar, de 37 años. Lleva 17 años en la escuela. Entró como camarero. Luego le nombraron jefe de recepción. Le enviaron un mes para estudiar inglés en Reino Unido y se recicló en profesor de cocina. Antes el menú no se salía de la paella, pollo al chilindrón y la tortilla de patatas. Ahora los alumnos aprenden una cocina más elaborada. “Tengo libertad creativa”, resalta orgulloso.

Los casi 6.000 metros cuadrados del centro no sólo acogen aulas y despachos, sino que cuentan con una piscina, un restaurante abierto al público y otras zonas comunes de ocio, además de contar con una recepción abierta las 24 horas del día, “eso no lo tiene ninguna otra escuela”, precisa la presidenta de la Asociación Internacional de Centros de Idiomas, mientras Nieves Poza, responsable de la gerencia y Recursos Humanos, la mano derecha de Ida, va de un lado a otro supervisando que todo esté en orden en la fiesta.

Habitaciones de diseño

En la residencia hay algunas habitaciones de la quinta planta donde se alojan los estudiantes diseñadas por artistas. El proyecto se denomina Flow & Art. Sorprende la habitación 520 denominada ‘Correspondencias’ decorada por la fotógrafa italiana Marina Giannobi con texto del poeta Pedro Salinas. O la 515, llamada ‘Picnic Room’ o la africana. Todavía quedan muchos dormitorios por remodelar. “Aquí siempre estamos de obras”, reconoce Ida.

Iryna Petritska, rusa nacida en Ucrania, de 23 años, y Elodie Monney, suiza de origen paraguayo, de 21 años, acaban de terminar la clase. Comparten aula con dos coreanos, un chino y un francés. La profesora habla de la Polaroid. El chico francés dice que es ‘vintage’. El coreano dice que en su país ahora existe una moda de hacer rutas en coche sin GPS. Sólo con mapas. “Este sitio es más tranquilo y es un buen lugar para aprender. No hay tantos extranjeros como en Madrid o Barcelona”, señala Elodie. Iryna tiene novio malagueño y está acostumbrada al dialecto andaluz. “Al principio te cuesta más, pero luego no hay problema”.

Ida, que no ha tenido un trabajo normal (“he estado integrada, pero he tenido mi mundo extranjero en Málaga”), no piensa en la retirada. “Aunque sea con un bastón quiero seguir aquí”. En el discurso de celebración del 45 aniversario, delante de su hermana, recordó a su madre. Ella estuvo como alumna en Malaca Instituto tras la muerte del padre de Ida. “El tiempo es elástico… ¿Ya han pasado 45 años?”. Lo dice la chica danesa que llegó a Pedregalejo en 1971: “Vine aquí para tres meses… Fácil no ha sido, pero ha merecido la pena…”.

Fue en 1971 cuando esta danesa de 1,85 metros sorprendía en Málaga (“una ciudad que olía a flores”) al fundar una escuela de español. Ocurrió en Pedregalejo, coqueto barrio marinero, “el mejor sitio de la ciudad”. Lo cuenta Ida Willadsen, de 69 años (representa diez menos, como mínimo). Willadsen está al frente de Malaca Instituto, reconocida como la mejor escuela español del mundo. En 45 años ha acogido a unos 80.000 estudiantes de todo el planeta.

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