Los sindicatos descartan un ERE en Abengoa y esperan que regresen los temporales

No habrá un ERE en Abengoa. Al menos es lo que ha prometido la dirección de Recursos Humanos, reunida hoy con representes de UGT y Comisiones Obreras en un hotel de Sevilla. La multinacional, que se encuentra en preconcurso de acreedores, no prevé reducción de plantilla de personal con contrato indefinido y argumenta que los despidos de empleados temporales se deben a los contratos que han terminado “por finalización de proyecto”, según explicó a El Confidencial Juan Antonio Caravaca, secretario general de Comisiones Obreras Industria de Sevilla.

“Nos dicen que los temporales ya no tenían suficiente carga de trabajo y no se podían mantener. Tenemos confianza en que todo vaya bien”, remarcó el representante sindical. El director de Recursos Humanos de Abengoa, Álvaro Polo, mostró su confianza en que la empresa no llegara al concurso de acreedores. “Le hemos planteado la necesidad no sólo de mantener a la plantilla actual, sino a los no estaban fijos”, argumentó Caravaca.

La multinacional tiene previsto presentar el próximo 18 de enero un plan de viabilidad que ofrezca garantía para que Abengoa continúe. Eso sí, la empresa no ha ofrecido a ninguno de los dos sindicatos ni un detalle sobre este documento. “Estamos pendientes de más datos y hemos insistido en que tiene que haber una información fluida. Nosotros hemos salido contentos de la reunión, pero hasta que no lo veamos por escrito te puedes encontrar con una sorpresa”, resaltó a este diario el representante de Comisiones Obreras.

Los trabajadores están 'quemados'

La banca le concedió a la empresa una línea de liquidez de 113 millones a la compañía andaluza para que pueda abonar las nóminas de sus 25.000 empleados. A cambio, los acreedores exigían al grupo que el consejo de administración firme un compromiso por escrito para vender dos activos industriales en el primer trimestre de 2016 que serían la garantía del nuevo préstamo, además de una filial en Reino Unido.

La Abengoa capitaneada por los Benjumea, enclavada en el complejo de Palmas Altas, bautizado como ‘Palmatraz’ por los trabajadores, se encuentran ‘quemados’ por una política de recursos humanos que califican entre “represiva” e “inhumana”. Nos vendieron un modelo de trabajo a la europea pero el caciquismo ha estado más presente que nunca en los últimos años”, asegura un economista empleado de la casa en declaraciones a este diario el pasado 28 de noviembre.