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El búnker de Abengoa se desmorona: el talento de la compañía no tiene dónde ir
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LA EMPRESA, AL BORDE DEL CONCURSO

El búnker de Abengoa se desmorona: el talento de la compañía no tiene dónde ir

Entre los 4.000 trabajadores de la multinacional en Sevilla se vive con indignación, preocupación y escepticismo el inicio del preconcurso de acreedores

Foto: Vista de la planta solar de Abengoa en Sanlúcar La Mayor, Sevilla. (EFE)
Vista de la planta solar de Abengoa en Sanlúcar La Mayor, Sevilla. (EFE)

Carta del presidente/ Letter from the Chairman/ Carta do presidente para las empresas de Abengoa”. En un 'mail' fechado pasadas las tres de la tarde, el presidente no ejecutivo de la compañía, José Domínguez Abascal, se dirigía el miércoles a los trabajadores de la compañía con un mensaje que aportaba poca información y pedía mucha tranquilidad. “Reconozco la inquietud que lógicamente tenéis y espero que con vuestra ayuda podamos mantener por muchos más años el proyecto de Abengoa”, concluía el escrito. Previamente, palabras de agradecimiento por el esfuerzo realizado en los últimos años y “especialmente en los últimos meses”. La inmensa mayoría de los trabajadores de la multinacional sevillana ya se habían cenado en los medios de comunicación la noticia de que Gonvarri no iba a realizar la inversión anunciada en la ampliación de capital. Un jarro de agua fría para una plantilla altamente cualificada que durante el último año tiene la sensación constante, según transmiten, de vivir en la cuerda floja. La preocupación y la indignación corren a partes iguales.

Domínguez Abascal recurría a varios eufemismos para evitar hablar directamente de preconcurso de acreedores. “Abengoa ha iniciado un proceso de negociación con sus acreedores financieros para alcanzar un acuerdo” o “la legislación española contiene un instrumento conocido como '5bis', al que se ha acogido Abengoa y que permite por un periodo de cuatro meses renegociar la deuda”. [Lea aquí 'La banca española tiene 4.300 millones de riesgo con Abengoa sin provisionar']

Lo del '5bis' fue posiblemente lo que más hirió a los trabajadores, que se quejaban de que ni siquiera en esta situación hubiera agallas para llamar por su nombre a la ley concursal. La solución está en manos de “un equipo de personas muy cualificado”, indicaba el comunicado interno. No fue la única vía de comunicación con los trabajadores. Los jefes recibieron la orden directa de reunir a sus equipos y dar cuentas de la situación. Todo bajo “un enfoque positivo”, coinciden desde dentro de la compañía, y dando a entender que el inicio del preconcurso de acreedores era un arma y una estrategia puesta en marcha por la empresa vasca para conseguir crédito bajo condiciones favorables. Algo que el propio presidente de Gestamp, Francisco Riberas, negó para asegurar que la decisión de no entrar en Abengoa es “definitiva”.

Los trabajadores no se tragan el mensaje de que se abre el preconcurso de acreedores para ganar tiempo y mejorar las condiciones financieras

En Sevilla, cuna de los Benjumea y de la multinacional de ingeniería, se concentra una parte muy importante de los 24.306 empleados que la compañía tiene en el mundo. Unos 4.000 trabajadores, más de la mitad ubicados en el centro de Palmas Altas, el buque insignia de la compañía. Un campus con la arquitectura sostenible como lema, donde los siete edificios acristalados se mezclan con el verde de los árboles, gimnasio y servicio de guardería. Un sueño inaugurado en 2009 donde los trabajadores viven meses de angustia y donde los despidos ya están en marcha, según testigos directos, anticipando la dura reestructuración a la que se enfrentan.

Tras los cristales queda muy lejos la empresa de ensueño que sigue dominando la imagen corporativa de la compañía. Allí tuvo lugar la conocida entre la plantilla como “la rebelión de los 'tuppers”, protagonizada por trabajadores asfixiados por una política de recursos humanos que la mayoría no dudan en tildar de “represiva”. “Los echaron a todos”, confirman varios trabajadores. La obligación de almorzar en el comedor oficial, con servicio de 'catering' contratado, sin poder elegir menú y previo descuento de la comida en la nómina, podría ser solo una anécdota más pero incendió a la plantilla. “Hemos visto cosas surrealistas”, advierten los trabajadores. El férreo control de entradas, salidas y horarios laborales llega a ser “obsesivo” y “ridículo”.

Un centro muy lejos de la imagen de ensueño

Hace ya mucho tiempo que el compromiso de salir a las cinco de la tarde se convirtió en papel mojado. Los trabajadores se refieren al complejo empresarial como Palmatraz y las exigencias de que se alargaran los horarios hasta jornadas fuera de cualquier convenio laboral para “arrimar el hombro” en momentos difíciles ya quedaron atrás. Los empleados consultados por este periódico coinciden en que todo esto hace ya meses que se relajó y pasó a segundo plano cuando empezó “el auténtico declive” de la compañía. Abengoa no tiene comité de empresa. Los sindicatos o la reivindicación de derechos laborales son fantasmas. La compañía más innovadora y potente de Andalucía hace aguas desde este punto de vista.

En este caldo de cultivo, la caída al vacío de Abengoa de los últimos meses es más que una bomba. En Sevilla es difícil no conocer a alguien, familiar directo o amigo, empleado en la compañía. Aquí está el cerebro de Abengoa, su ‘know how’, el talento de una empresa que se define en su web como una compañía que “aplica soluciones tecnológicas innovadoras para el desarrollo sostenible en los sectores de energía y medioambiente”. Aproximadamente la mitad de los empleados, unos 2.000, son ingenieros con alta cualificación. Titulados con experiencia en otros países que sonríen ante la explicación de la empresa de que se aplican políticas de recursos humanos europeas. “Sí, claro, en Alemania iban a permitir lo que estamos viendo aquí”, ironiza una empleada. Perfiles profesionales que tendrían muy complicado buscar acomodo en el mercado de trabajo andaluz si la compañía cae.

En Sevilla, cuna de los Benjumea y de la multinacional de ingeniería, se concentra una parte muy importante de los 24.306 empleados que tiene la compañía

En números, la pérdida de estos 4.000 empleos en Sevilla supondría seis décimas de incremento directo en la tasa de paro de la provincia, en el 31,2%. Un dato que se multiplica hasta el punto y medio si se tiene en cuenta el número de empleos indirectos, de empresas auxiliares y de servicios que tienen a Abengoa como su principal cliente, desde servicios de seguridad y limpieza hasta consultoras o empresas de nuevas tecnologías. Varios expertos consultados estiman que en ese caso el impacto en el empleo se doblaría o incluso podría triplicarse, aunque no hay datos oficiales. El impacto económico de una compañía con una facturación de 7.151 millones de euros en 2014 sería mucho menor que las consecuencias en términos de empleo. La mayoría del negocio está fuera de las fronteras españolas. Aun así, hay catedráticos en Economía que aventuran un impacto directo nada desdeñable, aunque suponga menos del 7% de la facturación, en un PIB sevillano de unos 34.000 millones de euros.

Empresarios de la ciudad, expertos en la materia, incluso políticos que se apuntan al carro de conocer las interioridades de Abengoa o los propios trabajadores tienen más que asumido que la única salida viable para la compañía es parcelar y vender. “Hay que ser muy miope para no ver esto”, indica un ingeniero en nómina. Ya se vendieron negocios rentables como Befesa o Telvent.

El profesor de Organización de Empresas en la Hispalense, Rafael Salgueiro, no daba abasto para atender llamadas y peticiones de los medios de comunicación. Conoce bien Abengoa y además puede hablar sin problemas porque no cobra de la compañía. Algo extraño en Sevilla, aunque suene raro fuera de aquí. “Una Abengoa reducida y de vuelta a sus negocios de ingeniería energética y producción de equipos eléctricos se convertiría de nuevo en algo completamente atractivo”, sostiene, incluso anima a comprar acciones y sin ironía. No desmiente que habrá un duro impacto en la plantilla sevillana pero advierte de que aquí está su “corazón técnico”, “el talento está en las personas”, y deja claro que no se puede prescindir de eso. “El nido de conocimiento y talento tan importante que hay aquí no va a desaparecer”, sostiene. “Es una compañía admirable que ha cometido un error estratégico hace años y que tendrá que renunciar a su idea de descarbonizar el mundo”, cuela entre sus conclusiones.

Mientras, en Palmas Altas y en los principales centros de trabajo de Abengoa los teléfonos este miércoles echaban humo. Los trabajadores no se tragan el mensaje de que se abre el preconcurso de acreedores para ganar tiempo y mejores condiciones financieras. Nadie que atendiera las peticiones de información de trabajadores de fuera de España, que desde primera hora reclamaban saber qué pasaba exactamente y advertían de la retirada de proveedores y de clientes presos del nerviosismo, cree que esto sea una buena estrategia. Hubo bancos extranjeros que habían firmado líneas de crédito para pagos a proveedores que suspendieron las transferencias. Hay concursos ganados y proyectos firmados cuyos responsables dan por hecho que se van a perder. “Una estrategia de qué, para qué, nadie que esté aquí dentro puede pensar que esto es el inicio de ninguna partida. Están entre la espada y la pared. El nerviosismo y la inseguridad de clientes y proveedores no es estrategia de nada”, señalaba un responsable que, como todos, pedía mantenerse en el anonimato. Desde Palmas Altas han ‘aconsejado’ que se arrime el hombro y se cuente poco.

Carta del presidente/ Letter from the Chairman/ Carta do presidente para las empresas de Abengoa”. En un 'mail' fechado pasadas las tres de la tarde, el presidente no ejecutivo de la compañía, José Domínguez Abascal, se dirigía el miércoles a los trabajadores de la compañía con un mensaje que aportaba poca información y pedía mucha tranquilidad. “Reconozco la inquietud que lógicamente tenéis y espero que con vuestra ayuda podamos mantener por muchos más años el proyecto de Abengoa”, concluía el escrito. Previamente, palabras de agradecimiento por el esfuerzo realizado en los últimos años y “especialmente en los últimos meses”. La inmensa mayoría de los trabajadores de la multinacional sevillana ya se habían cenado en los medios de comunicación la noticia de que Gonvarri no iba a realizar la inversión anunciada en la ampliación de capital. Un jarro de agua fría para una plantilla altamente cualificada que durante el último año tiene la sensación constante, según transmiten, de vivir en la cuerda floja. La preocupación y la indignación corren a partes iguales.

Concurso de acreedores
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