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Dentro de la Operación Paso del Estrecho: así se combate la inmigración y la droga
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VIAJE AL PUERTO DE ALGECIRAS

Dentro de la Operación Paso del Estrecho: así se combate la inmigración y la droga

El pasado fin de semana 30.000 vehículos atravesaron el Estrecho rumbo a Ceuta o Tánger. Este año se ha detenido a 370 personas. En 2014 fueron 500, el 70% por drogas y el 30% por ropa falsificada

Mira, ahí hay algo- suelta Pedro Muñoz, sargento de la Guardia Civil.

Coco, de seis años, no para de dar vueltas al vehículo que acaba de parar en el control del Puerto de Algeciras. Coco es un perro antidroga negruzco, como una hiena manchada, y detecta hachís en una furgoneta. Su dueño se llama Antonio Juan García Fernández y ha estado 18 días en Asilah (Marruecos). Tiene 57 años y aparenta diez más como mínimo. Luce un tatuaje del apache Gerónimo en su hombro derecho. “Yo no llevo nada de droga”, se excusa, pero Coco entra y sale del habitáculo. Olfatea el hachís y el guía, también. Voilà! Era una simple china, “de hace unos días, de unos chavales que se montaron y fumaban”, explica Antonio Juan.

El conductor devoto de los atardeceres de Asilah se marcha rumbo a Barcelona, donde vive, y Coco ya tiene su juguete como recompensa: un rodillo, una gasa liada sobre sí misma que mordisquea en la explanada, mientras espera un nuevo vehículo para interceptar la droga. A escasos metros de donde reposa el can todavía continúan dos enormes contenedores de color blanco. Venían precintados de Tánger y en teoría ese sería una suerte de salvoconducto para saber que la mercancía que transportaban era legal. Ni de lejos. Turco, uno de los amigos de Coco, olfateó el hachís y ¡zas!: 48 toneladas, el alijo más grande del año en Europa. La noticia se conoció el 2 de julio.

El sargento Muñoz, natural de Ceuta, lleva un año en Algeciras tras haber estado destinado en Tarragona, Alicante, Almería y Cádiz. Es uno de los mandos de la Guardia Civil en la Operación Paso del Estrecho (OPE) que finaliza el 30 de agosto tras un mes de intenso tráfico en el mayor puerto del sur de Europa. El pasado fin de semana 30.000 vehículos atravesaron el Estrecho rumbo a Ceuta o Tánger. En la OPE de 2014 se inspeccionaron 181.000 vehículos y se detectaron 126 inmigrantes intentando entrar de manera ilegal. En lo que va de año se ha detenido a 370 personas. En 2014 fueron 500, el 70% por tráfico de droga y el 30% por robo contra la propiedad industrial (ropa falsificada).

Al mismo tiempo que se desarrolla la OPE, en la que también participa el Servicio de Vigilancia Aduanera (Agencia Tributaria), Protección Civil y la Cruz Roja, hay otras dos operaciones en marcha, estas pilotadas por la Policía: la Minerva, en la que participan policías de 14 países europeos para el tráfico transfronterizo, detección de documentos falsos e impostores y la Task-Force, especializada en la detención de vehículos robados. Hay una realidad: Europa gasta 13.000 millones para frenar la inmigración, los traficantes ganan 16.000.

Esta nueva etapa de la Operación Paso del Estrecho se caracteriza por escasas colas. Y las que hay no sobrepasan las dos horas en los días de mayor intensidad de tráfico, como el pasado sábado. También se ha impulsado la llamada “espera dinámica” para que los conductores tengan el vehículo en movimiento desplazándoles hasta un extremo del puerto y así no estar parados. “Si están dentro del puerto se les quitan los nervios. Alguna vez ha habido algún conato, pero en principio está muy tranquilo”, explica Pedro Ríos, comisario de la Policía Nacional, de 63 años. Lleva seis temporadas en Algeciras.

Más navieras, sin Levante y el nuevo sistema ABC

“Ahora hay más navieras que aumentan las rotaciones y te puedes comprar un billete y viajar en cualquier compañía”, subraya el inspector Joaquín Torres, de 44 años, jefe del grupo operativo de la Policía Nacional en el Puerto de Algeciras. El clima también ha acompañado: hace ya un par de semanas que no hay viento de Levante. Y la Policía ha estrenado hace apenas 15 días en esta OPE el sistema ABC (Automated Border Control), que verifica la autenticidad del DNI o pasaporte electrónico, con reconocimiento facial y huellas dactilares, y acorta el tiempo de espera para entrar en el buque. La Autoridad Portuaria de Algeciras también ha invertido dos millones de euros en un nuevo escáner de contenedores.

Atrás quedaron esas colas como las de 2007 de hasta 48 horas para embarcar, y eso que en 2015 existe un 15% más de vehículos. Mucho más lejos en el tiempo se sitúa la década de los setenta, cuando el hoy comisario Ríos era un estudiante en Madrid y cruzaba el Estrecho… Aquellos Peugeot 404 cargados hasta reventar y los capós abiertos echando humo por el calor. “No teníamos ni Protección Civil, ni seguridad. Muchos venían en trenes y los que lo hacían en coche pasaban tres días de espera para poder coger el barco”, narra el mando policial, que está a punto de jubilarse y quiere empezar a disfrutar de sus nietas, de escribir y de quedar con los amigos.

Alarma 4

Algeciras, como toda España, está bajo un nivel 4 de alarma terrorista tras los últimos ataques yihadistas. “No se puede bajar la guardia. Aquí estamos en permanente contacto con la Interpol. Hace poco se ha detenido a un holandés acusado de asesinato que se escapó de un psiquiátrico”, recuerda el comisario rodeado de varios subordinados (hay 600 policías que trabajan en el recinto) que insisten en la importancia del puerto de Algeciras: el de tráfico de contenedores más importante del Mediterráneo sureño, y que cuenta con astilleros, refinería, central eléctrica de ciclo mixto y los altos hornos de Acerinox.

En el muelle de contenedores que controla la multinacional TTI acaba de atracar un buque gigante de 380,77 metros de eslora con bandera de Reino Unido. Tres policías suben a todo ritmo la escala, de una altura similar a cinco pisos, hasta que un marinero filipino llamado Briones les recibe. Piden los pasaportes. “Buscamos documentación falsa, pero rara vez nos hemos encontrado con algo irregular”, admite uno de los agentes. Todo parece en regla. El croata Vukic Cvijeto, el capitán, cosecha del 61, no quiere fotografías. No tiene ningún interés en convertirse en un “superstar”, como él mismo bromea. En el buque hay un pasajero. Es austriaco y desembarcará en Hamburgo. “Pagó su pasaje”, aclara Cvijeto.

¿Qué ocurre si se localiza a un polizón? La naviera y el capitán del barco son los responsables de su seguridad, de garantizar que llegue al siguiente puerto. Los hay que mueren cuando se camuflan junto a las turbinas del buque tras equiparse con un traje de neopreno, niños que se meten en el maletero, en el salpicadero, o los que aprovechan la recién terminada Feria de Ceuta (Operación Feriante) para meterse dentro de las atracciones con la sustracción de 5.000 kilos de hachís a feriantes de la ciudad autónoma. O el caso de anoche mismo, con dos azafatas de un barco que intentaban sacar en un taxi 4,5 cajas de tabaco (sólo se acepta legamente una caja al mes).

Una pasajera demasiado tranquila

Coco ya ha descansado y prosigue su búsqueda incisiva del hachís. Coco va a su aire, de un lado a otro, con la lengua fuera. El calor aprieta y le tienen incluso que mojar las patas para que no se cueza. Un coche se deja medio neumático en una salida nula. Huele a embrague y pastilla de freno. En la explanada del Puerto de Algeciras continúa el tráfico de vehículos, de marroquíes que vuelven a Europa tras pasar unos días en su país.

Hace un par de años, rememora el comisario Ríos, descubrieron que en el asiento del copiloto de una familia que venía de Francia viajaba una señora mayor que parecía inmóvil y presentaba muy mal aspecto. Era la abuela. “Está muy cansada”, explicaron. En realidad estaba muerta. Falleció en el camino y no querían que pasara el Estrecho en un ataúd. Querían que llegara a su Marruecos natal como si todavía estuviera viva.

Mira, ahí hay algo- suelta Pedro Muñoz, sargento de la Guardia Civil.

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