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El PP andaluz cambia el guión para frenar un ascenso de Ciudadanos a su costa
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El PP andaluz cambia el guión para frenar un ascenso de Ciudadanos a su costa

Los partidos calientan motores para una campaña electoral “decisiva” ante el trasvase de votos y las incertidumbres para formar gobierno que arrojan las encuestas en Andalucía

Foto: El líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. (REUTERS/Jon Nazca)
El líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. (REUTERS/Jon Nazca)

“Estamos ante una campaña electoral decisiva. Esto está más abierto que nunca”. A pocos días de que suene el pistoletazo de salida en la carrera hacia el 22 de marzo, la primera de las citas en un año electoral decisivo en España, todos los partidos coinciden en defender que aún hay tiempo para darle una vuelta a lo que dicen las encuestas: victoria del PSOE, ascenso de Podemos y Ciudadanos e inestabilidad para formar Gobierno. El Partido Popular admite que cambiará su guión para dejar de despreciar un posible ascenso de Ciudadanos a su costa. Ya en Génova se encendieron las alarmas y desde el equipo de campaña de Juan Manuel Moreno Bonilla confiesan ahora que insistirán en las llamadas al “voto útil y práctico” para frenar un posible trasvase de votantes del PP al partido de Albert Rivera. Hay cierta preocupación, aunque tampoco acaban de creerse la caída libre que le vaticinan los sondeos y la fuerte irrupción de Ciudadanos, “un partido catalán”, insisten, en el tablero andaluz.

Hoy vuelve a desembarcar en Sevilla el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para arropar a Moreno Bonilla en un acto electoral. El candidato del PP andaluz, que llegó hace justo un año a la presidencia del partido tras un largo tiempo de desnortamiento interno, juega a contrarreloj para suplir su desconocimiento. La campaña de los populares apuesta por “la visibilidad” que creen aporta Rajoy. En las últimas semanas ministros y dirigentes de Génova se han volcado en las elecciones andaluzas. Durante la campaña, esta romería de líderes nacionales irá a más. En contraste, el PSOE andaluz admite que aún no ha cerrado las fechas en la que Pedro Sánchez estará en la campaña. La falta de sintonía entre Susana Díaz y Ferraz se hace muy evidente estos días.

Casi a la misma hora que Rajoy, Albert Rivera actúa también en Sevilla arropando a su candidato, un desconocido Juan Marín. Rivera ya estuvo en la precampaña andaluza días atrás debutando en un mitin en Málaga. Utilizó una metáfora, “Vamos a enseñar a pescar en Andalucía, no a repartir pescado”, por la que tuvo que pedir disculpas ante la tromba de ataques lamentando el insulto a los andaluces que supuestamente entrañaban sus palabras. Pese a la polémica, las encuestas auguran un fulgurante ascenso para este partido también en Andalucía, con hasta cinco diputados y convirtiéndose en el cuarto partido del Parlamento, incluso por delante de Izquierda Unida. Podemos podría situarse como tercera fuerza, con un porcentaje de votos de entre el 12 y el 15% y hasta 14 escaños. El resultado es mucho más moderado y contenido que el auguran los sondeos para Pablo Iglesias en unas generales.

Hasta ahora, los populares habían despreciado las posibilidades de Ciudadanos pero Génova ha dado un toque de atención. Confían en una actitud conservadora de sus votantes frente a “experimentos” y “opciones importadas”. El PP pondrá el acento en la figura del candidato de Ciudadanos en Andalucía, un partido que se ha fraguado por absorción de muchos grupos independientes. Marín es teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) gracias a una coalición que dura ya ocho años con los socialistas. Insistirán en que votar Ciudadanos será lo mismo que votar PSOE y se venderán como la única opción de cambio “sin riesgos”.

En la jornada del 28 de febrero, Día de Andalucía, el tono mitinero ganó al corsé institucional. Las encuestas señalan una victoria del PSOE de Susana Díaz, con un resultado débil y muy cercano al de 2012, sin posibilidades de gobernar en solitario. Vencer y resistir es ya entendido en la cúpula regional del partido como un triunfo. Los socialistas solo tendrían dos opciones para formar gobierno, pactar con Podemos o con el PP. La fragmentación del voto y la irrupción de nuevos actores dibuja un escenario de alta inestabilidad con hasta cinco grupos en la Cámara. Algo inédito. Los populares sí han abrazado ya públicamente, con la bendición de Rajoy, la posibilidad de que la gran coalición de PSOE y PP se estrene en Andalucía. Susana Díaz rechaza con la misma contundencia un pacto con los populares y con Podemos.

Los grandes partidos siguen sin creerse la irrupción de nuevos actores que derrumban el bipartidismo. La precampaña ha estado marcada por la corrupción y las decisiones judiciales sobre los ERE, el fraude de los cursos de formación y una nueva causa por presuntas irregularidades en préstamos a empresas. Susana Díaz trata de evitar esta realidad aunque en su discurso institucional introdujo algo de autocrítica por “los bochornosos casos de corrupción que nunca deberían haber pasado”. Tampoco puedo ignorar la realidad de una Andalucía con un 35% de paro en la que los jóvenes vuelven a emigrar como hace décadas. La candidata de Podemos, Teresa Rodríguez, optó por una celebración andaluza en el exilio, desplazándose a Londres junto a andaluces emigrados.

Susana Díaz adelantó las elecciones en una jugada de alto riesgo y puede tener serios problemas para formar gobierno en un clima, además, de víspera de las municipales y las generales. Los socialistas no ocultan su desconcierto por la dura campaña que está haciendo Izquierda Unida, que tiene en su diana por igual a PSOE y PP. Susana Díaz, por el contrario, ni menciona a IU en sus mítines. En los cálculos de los socialistas lo más cómodo sería reeditar una alianza con sus ex socios.

Hasta ahora, los populares habían despreciado las posibilidades de Ciudadanos pero Génova ha dado un toque de atención. Confían en una actitud conservadora de sus votantes frente a 'experimentos' y 'opciones importadas'

En la celebración de alfombra y medallas del 28-F, el galardonado como Hijo Predilecto de Andalucía, el director de cine Alberto Rodríguez, se reivindicó como “un andaluz hacia dentro” y reivindicó una mirada “lejos de la representación tópica y falsaria” de Andalucía. Se acordó de la murga que cantaba Carlos Cano hace casi 40 años, hoy de rabiosa actualidad: “se acabe el paro y haya trabajo, escuela gratis, medicina y hospital, pan y alegría nunca nos falten, que vuelvan pronto los emigrantes. Haya cultura y prosperidad". Coló algo de lo que se oía en las calles aledañas al Teatro de la Maestranza, que acogía el acto institucional.

Desafiando los pronósticos de hundimiento, IU hizo una exhibición de fuerza por las calles de Sevilla. Reunió a más de 20.000 personas, según fuentes del partido, que llegaron en toda Andalucía en una caravana de más de 200 autobuses. El candidato de IU, Antonio Maíllo, estuvo arropado por Alberto Garzón, Cayo Lara y por miembros de Syriza. Para comprobar que IU está muy lejos de hacer una campaña amable con el PSOE bastaba con echar una mirada a las pancartas o poner el oído en los cánticos. Susana Díaz, con quien IU ha compartido Gobierno hasta hace pocas semanas tras un sonoro divorcio y un abrupto adelanto electoral, salía tan mal parada como Mariano Rajoy.

“Estamos ante una campaña electoral decisiva. Esto está más abierto que nunca”. A pocos días de que suene el pistoletazo de salida en la carrera hacia el 22 de marzo, la primera de las citas en un año electoral decisivo en España, todos los partidos coinciden en defender que aún hay tiempo para darle una vuelta a lo que dicen las encuestas: victoria del PSOE, ascenso de Podemos y Ciudadanos e inestabilidad para formar Gobierno. El Partido Popular admite que cambiará su guión para dejar de despreciar un posible ascenso de Ciudadanos a su costa. Ya en Génova se encendieron las alarmas y desde el equipo de campaña de Juan Manuel Moreno Bonilla confiesan ahora que insistirán en las llamadas al “voto útil y práctico” para frenar un posible trasvase de votantes del PP al partido de Albert Rivera. Hay cierta preocupación, aunque tampoco acaban de creerse la caída libre que le vaticinan los sondeos y la fuerte irrupción de Ciudadanos, “un partido catalán”, insisten, en el tablero andaluz.

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