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Susana Díaz afronta un último año de mandato con su Gobierno en la cuerda floja
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LA POLÉMICA POR EL SáHara evidencia la tensión

Susana Díaz afronta un último año de mandato con su Gobierno en la cuerda floja

Ni PSOE ni IU quieren adelanto electoral, pero fracasan en su intento de controlar las heridas abiertas y la tormenta por el Sáhara dispara la tensión en Andalucía

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

Dice el refrán que dos no se pelean si uno no quiere, pero la máxima se ha roto en mil añicos en el seno del Gobierno de Andalucía. Ni PSOE ni IU quieren un adelanto electoral, pero son incapaces de controlar su pugna interna. Hoy es por el viaje del vicepresidente Diego Valderas al Sáhara, ayer fue por el órdago de IU de convocar un referéndum en junio para decidir sobre la continuidad en el Gobierno y mañana será por la comisión de investigación anunciada por IU a su militancia sobre la corrupción en Andalucía. Las heridas abiertas en el pacto político andaluz, lejos de sanar, se infectan y amenazan con terminar matando al Gobierno de coalición de Susana Díaz. La dirigente socialista tiene por delante un intenso año político con un Ejecutivo que da la impresión un día sí y otro también de estar en la cuerda floja. Su mensaje es claro, quiere aguantar, pero “sólo mientras tenga estabilidad”.

Hay un pulso público entre los dos socios y los intentos de rebajar la tensión fracasan. Desde ambos partidos admiten que podrían ir a más conforme se acerquen unas municipales donde los pactos de los partidos de izquierda y la irrupción de nuevos partidos como Ganemos o Podemos amenazan el puzle político tradicional. No es que no haya diálogo fluido entre Susana Díaz y Antonio Maíllo, líder de IU en Andalucía, es que directamente no se llevan. Ni hablan ni tienen confianza, lo que enturbia aún más las relaciones políticas.

¿Cómo de profunda son las diferencias? A la presidenta andaluza no le faltó ni claridad ni rotundidad al pronunciarse la noche del sábado en una entrevista en laSexta sobre el anunciado viaje de su vicepresidente Valderas a los campamentos saharauis en los próximos meses. “Por sentido común –dijo–, Andalucía no puede entrar en un conflicto internacional”. La prohibición de Díaz a su número dos de hacer este viaje se mantuvo firme y además fue vinculada al papel de Marruecos como el aliado más estable de Europa en el arco mediterráneo frente a la oleada de violencia yihadista. Las competencias, defendió, son del Gobierno de España, mientras negaba haber pactado nada en este sentido con el rey Mohamed VI en su entrevista en Marruecos el pasado septiembre. El argumento, que ya había sido empleado por su portavoz parlamentario, Mario Jiménez, indignó aún más a los dirigentes de IU, que no entienden ni comparten la dimensión que se está dando a esta visita y defienden que “la solidaridad no puede ser objeto de conflicto internacional”.

Estallido de IU en las redes

Las declaraciones de Díaz fueron combatidas con un estallido en las redes sociales orquestado por los militantes de IU bajo el hashtag #AndaluciaconelSahara. Mientras Díaz intervenía, Twitter echaba humo y Maíllo o el portavoz parlamentario de IU, José Antonio Castro, se sumaban en simultáneo a cientos de mensajes en el momento con unos pocos caracteres de apoyo a la lucha saharaui “ahora y siempre”. Otro veterano diputado de IU en Andalucía, Ignacio García, era todavía más claro en su muro de Facebook. Denunciaba la actitud del PSOE como “patética” y lamentaba “el culto trasnochado a la personalidad” en alusión a la presidenta de la Junta. Eso es otro secreto a voces. A IU le indigna la gestión excesivamente personalista de Díaz y sus arrolladoras formas políticas. Es habitual oír a sus dirigentes quejarse de que a la socialista se le olvida de que preside un Gobierno de coalición.

Se hace imposible vislumbrar qué salida va a tener este último pulso del Sáhara por más que el vicepresidente Valderas hable de “temple” y “diálogo”. O él o la presidenta tienen que dar su brazo a torcer y eso de momento no parece posible. Desde la dirección de IU aseguraron ayer que todo está pendiente de una reunión al máximo nivel entre la presidenta y su vicepresidente para buscar una salida. Sorprendentemente, desde la presidencia de la Junta negaron que ese encuentro esté en la agenda, se remitieron a lo expresado públicamente por Díaz sin rebajar el tono un ápice y sostuvieron que “ya la presidenta le dejó claro en su día y en persona su posición en contra de esta visita”.

Detrás de este último conflicto subyace mucho más. El Sáhara únicamente ha prendido la mecha como ocurrió con el conflicto de la Corrala. A Susana Díaz le indignó profundamente que sólo un par de días antes de sacar adelante en el Parlamento andaluz el presupuesto de 2015 que garantizaba un año más largo de gobierno de coalición en Andalucía, el líder regional de IU anunciara un referéndum sobre el pacto con el PSOE. Los socialistas están convencidos de que todo responde a una estrategia política calculada que ligan a la operación para lanzar a Alberto Garzón como referente de IU en el ámbito nacional y que lleva a aparejada una radicalización de la federación de izquierdas para hacer frente al tsunami de Podemos. Por qué en lugar de encasquillarse en este asunto político no ponen el foco en que el martes está previsto que vea la luz la ley de memoria democrática, otro de las reivindicaciones que conforman el ADN político de IU, se preguntan los socialistas.

El escándalo de la formación, en el aire

Izquierda Unida, por su parte, insiste en que hay mucho todavía por cumplir del pacto programático sellado en 2012, exige que vean la luz de una vez proyectos emblemáticos como la banca pública, la renta básica, el banco público de tierras o el decreto que evitará los cortes de luz y agua a las familias andaluzas. Quieren políticas contantes y sonantes que les permitan diluir las cada vez más estruendosas críticas de sus militantes, dudosos de que la entrada con el PSOE en el Gobierno andaluz no haya acabado por hacer un daño letal a IU. Lo cierto es que la polémica del Sáhara puedo quedar en nada al lado de la que se puede abrir si la federación de izquierdas logra materializar en el Parlamento varias comisiones de investigación sobre los casos de corrupción que azotan Andalucía. Susana Díaz se ha negado hasta la fecha en ponerle cara al escándalo del fraude de la formación y si IU aprieta por ahí, el estallido está casi garantizado.

La presidenta de la Junta no oculta que tiene muchas ganas de pasar por las urnas para quitarse el sambenito de presidenta elegida a dedo por su antecesor pero lo cierto es que los tiempos políticos se agotan para un adelanto electoral en Andalucía. Ni PSOE ni IU quieren probar en carne propia y por delante del resto el efecto de Podemos en las urnas. Dentro de dos semanas ya no habrá plazo para convocar en febrero, por delante de las municipales. Susana Díaz ha dejado claro en su entorno que quiere aguantar hasta marzo de 2016, aunque la posibilidad de que Mariano Rajoy decida estirar al máximo su legislatura e ir también a generales en esa misma primavera, con los efectos de la recuperación económica más visibles, tampoco gusta nada a los socialistas andaluces, que querrían unas autonómicas en solitario. La presidenta ha dejado claro que no será IU quien decida la fecha electoral. Con un presupuesto aprobado para 2015 y que se puede prorrogar entrado el próximo año, podría intentar aguantar en solitario. Lo cierto es que Andalucía encara un último año de legislatura con un Gobierno en la cuerda floja y una imagen de inestabilidad política que puede llegar a ser agotadora para unos ciudadanos que no están precisamente para peleas políticas.

Dice el refrán que dos no se pelean si uno no quiere, pero la máxima se ha roto en mil añicos en el seno del Gobierno de Andalucía. Ni PSOE ni IU quieren un adelanto electoral, pero son incapaces de controlar su pugna interna. Hoy es por el viaje del vicepresidente Diego Valderas al Sáhara, ayer fue por el órdago de IU de convocar un referéndum en junio para decidir sobre la continuidad en el Gobierno y mañana será por la comisión de investigación anunciada por IU a su militancia sobre la corrupción en Andalucía. Las heridas abiertas en el pacto político andaluz, lejos de sanar, se infectan y amenazan con terminar matando al Gobierno de coalición de Susana Díaz. La dirigente socialista tiene por delante un intenso año político con un Ejecutivo que da la impresión un día sí y otro también de estar en la cuerda floja. Su mensaje es claro, quiere aguantar, pero “sólo mientras tenga estabilidad”.

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