Abengoa conservará su ADN sureño como única multinacional andaluza

Ahora llega el momento decisivo, como si el recorrido desde que la fundara Javier Benjumea Puigcerver en 1941 apenas se redujera a un entrenamiento para el futuro. Tras la zozobra de su caída, posterior subidón bursátil… y vuelta a caer, Abengoa sabe que le han tomado la matrícula en el parqué. ¿Y en Andalucía, donde es la indiscutible referencia empresarial, en el club del Ibex 35?

Abengoa, la única multinacional andaluza, está especializada en energía y construcción. Emplea a 4.500 personas en la región, y no se plantea una huida de Sevilla. Ni de lejos. El ADN sureño es vital para la saga de los Benjumea. Y se demuestra con el complejo de Palmas Altas, su centro I+D+i y la Universidad Loyola Andalucía, financiado por la compañía y regida por los jesuitas. “Es loable que sigan aquí”, remarca el economista Manuel Ángel Martín en conversación con El Confidencial.

“Su mejor obra social es la diversificación. Las empresas grandes crean empresas pequeñitas, siempre muy ligadas desde que la regía el padre. Ha costado muchísimo crear la Universidad privada y cuentan con un buen know-how. Aquí la conexión jesuítica es muy importante”, apunta Martín sobre Abengoa, presente en todas las provincias andaluzas, excepto en Granada.

El papel de Abengoa en la Universidad Loyola resulta determinante. El centro de la Compañía de Jesús cuenta con dos edificios en Palmas Altas. Y el hombre encargado del desarrollo de este proyecto se llama José Domínguez Abascal, que fue secretario general de Universidades de la Junta. Es catedrático de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla, secretario general técnico de Abengoa y responsable de la I+D y la innovación de la compañía, con el 85% del negocio en el exterior.

El ninguneo de Chaves

La conexión política también es clave. ¿Cómo les ha tratado la Junta de Andalucía, la principal industria de la comunidad autónoma, la que lleva regando con ayudas y subvenciones la comunidad autónoma durante más de tres décadas? Cuenta a este diario un prestigioso periodista sevillano que cuando los Benjumea planteaban el proyecto de Palmas Altas, inaugurado en septiembre de 2009 y diseñado por Richard Rogers, se lo presentaron al entonces presidente Manuel Chaves. “Le vendieron la vocación de quedarse en Andalucía, aunque su actividad estaba ya prácticamente toda en el extranjero... y salieron desolados. A Chaves no le importaba nada”.

Además de la sede de Palmas Altas, Abengoa cuenta con la plataforma solar de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), la más grande de Europa, situada en el entorno de Sanlúcar la Mayor, Sevilla. En este complejo de plantas Abengoa Solar opera comercialmente 183 MW. Actualmente, la Plataforma “produce anualmente energía equivalente a 94.000 hogares, y evita la emisión de más de 114.000 toneladas anuales de CO2”, según la compañía. El proyecto, ocupa una extensión superior a las 1.000 hectáreas y supondrá la creación de 1.300 puestos de trabajo.

Hay más plantas solares: en Écija (Sevilla); El Carpio: Almería; Carboneras, en la provincia almeriense; Málaga; y San Roque, ubicada en terrenos anexos a la Refinería Gibraltar, propiedad de Cepsa. “Abengoa no es Enron, hay economía real. Y eso que la administración andaluza ha sido muy poco sensible a las grandes empresas. No se preocupan demasiado. En Andalucía somos los más liberales. Otros lugares, como Bilbao o Santander, han logrado convertirse en referencias internacionales con el BBVA o el Santander”, relata Martín.

A este economista devoto de la pajarita, columnista de ABC de Sevilla, y ex director de la Escuela de Economía de la patronal andaluza, le preocupa la “repercusión” que los vaivenes de mercado de Abengoa tengan sobre la industria de la comunidad. “Hay muchas críticas injustas por su presencia en Latinoamérica. Muchos se preguntan por qué han ido a Chile o Perú. Tienes que jugar las bazas lo mejor que puedas”.

El gestor y el relaciones públicas

Martín conoció a Benjumea Puigcerver, el fundador, retratado por Carlos Sánchez en Auge y caída de los Benjumea. “Era un personaje curioso, casi de otra época. De esas personas que te evocan a los viejos líderes industriales. Fue alguien poderoso, muy discreto y con mucho prestigio. Todos los Gobiernos le trataron con admiración, por no haberse ido fuera. Era un líder y los hijos han intentado seguir su estela”, cuenta este brillante divulgador económico.

Los herederos tienen bien repartidos los papeles. Felipe es el cerebro, el gestor, sabe de qué va el negocio y se ha forjado para la función que desempeña. Javier es más simpático, extrovertido, el relaciones públicas, más amigo de las tradiciones sevillanas que Felipe, asiduos de los despachos de Madrid, la City londinense, Estados Unidos o Latinoamérica. Sostiene Manuel Ángel Martín que es un “drama” la bajada tan brusca de la acción de una empresa que “no gana dinero” (S. Mc Coy dixit). “En otra época la Bolsa hubiera devorado al consejero delegado y a la propia Abengoa. La habrían comprado de modo inmediato, te hacen un traje y te despiezan”.

Enrique Jiménez, director del Máster de Finanzas y Bancos de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, admite a El Confidencial que a la multinacional se le “complicaron las cosas” por una “cierta confusión” con el endeudamiento y la deuda corporativa. Según Jiménez, cuando se habla de endeudamiento de una entidad hay que contemplar “la totalidad de la deuda, independientemente si está garantizada por un activo real o no”. Y ahí Abengoa falló. El consejero delegado superó la bola de partido…

Con el horizonte del 75 aniversario, que se cumplirá dentro de poco más de un año, los Benjumea tienen el reto de seguir creciendo, reducir la deuda y mantener esa esencia andaluza que define a la multinacional, atractiva y siempre arriesgada como una montaña rusa enclavada siempre en Sevilla.