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Esperanza Oña, ‘la Aguirre del Sur’, amenaza el liderazgo de Moreno Bonilla
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DESEMBARCA EN EL PARLAMENTO A TIEMPO COMPLETO

Esperanza Oña, ‘la Aguirre del Sur’, amenaza el liderazgo de Moreno Bonilla

Esperanza Oña formalizará hoy su renuncia a la alcaldía de Fuengirola tras casi 24 años en el cargo y ostentar la vitola de haber sido la segunda alcaldesa más votada

Foto: La vicepresidenta segunda del Parlamento andaluz, Esperanza Oña (EFE)
La vicepresidenta segunda del Parlamento andaluz, Esperanza Oña (EFE)

Esperanza Oña formalizará hoy jueves su renuncia a la alcaldía de Fuengirola (Málaga) tras acumular casi 24 años en el cargo y ostentar la vitola de haber sido la segunda alcaldesa más votada de España. A su despedida está previsto que asista el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. Todo un gesto. Ha sido una decisión “dura y difícil”, según Oña, pero meditada. Ella marca la diferencia en el PP hasta en su decisión de cambiar la alcaldía por el escaño autonómico tras avalar el Tribunal Constitucional la incompatibilidad de ambos cargos. El resto de diputados populares, incluida la número dos del PP andaluz, Dolores López Gabarro, se marchan a sus municipios.

Con Oña a tiempo completo en el Parlamento, a Moreno Bonilla se le abre un frente interno. Muchos la ven como la única capaz de aglutinar al sector crítico frente al actual presidente regional del PP. Pocos se creen que su paso atrás en la alcaldía sea para empezar una jubilación de oro en la Mesa del Parlamento. Ella confiesa que no es “diputada de botón” y que le gusta la adrenalina política. Sin embargo, niega categóricamente que vaya a dar la batalla al líder popular. De momento. Otra cosa sería que la opción Moreno Bonilla no se consolide. Entonces ella estará posicionada y con escaño autonómico. Ni el actual presidente del PP andaluz ni nadie de su dirección tienen acta de diputado andaluz.

Sus compañeros la apodan “la Esperanza Aguirre del Sur” y a ella no le molesta lo más mínimo. No es un verso suelto en el PP, insiste, simplemente es la única voz crítica más allá del off the record que ahora mismo existe en las filas populares. “Tengo pepeína en vena”, bromea. Su despedida ha ido acompañada de una serie de entrevistas en diversos medios en las que ha sido fiel a su máxima de que dice fuera lo mismo que dentro de los órganos del partido o en su cuenta de Twitter.

Ha criticado la respuesta tardía del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Cataluña. Ha admitido que se sintió “huérfana” el pasado 9 de noviembre y que, como española, le hubiera gustado una declaración del presidente. Tampoco ha ocultado que está decepcionada con la respuesta de su partido ante los casos de corrupción y que le gustaría más mano dura ante el daño que los corruptos hacen a las siglas políticas.

Apuesta por las listas abiertas en un PP andaluz acostumbrado a funcionar como un disciplinado ejército a las órdenes de un líder sin contestación como ha sido Javier Arenas durante décadas. Admite, en contra de las tesis oficiales, que el hecho de que Moreno Bonilla esté fuera del Parlamento le resta proyección y posibilidades frente a Susana Díaz.

Cuando la cantinela oficial del PP sostiene que la Cámara “luce poco” y que en la calle nadie está pendiente del trabajo de sus señorías, Oña opta por reforzar su posición en el Parlamento. El porqué no está claro. Alude a un cambio de etapa y a la necesidad de cambiar de aires. Pero el movimiento político desconcierta dentro de sus propias filas. Ella se sabe una voz “incómoda” para los suyos y le gusta ese rol político. Va a pisar más de un callo a la actual cúpula regional del PP andaluz, pero eso, según admiten algunos de sus compañeros de partido, puede venir hasta bien a una ejecutiva regional que algunos creen que sigue estando tutelada en exceso por Arenas y que peca de un exceso de bisoñez en un equipo poco experimentado. Oña es muy prudente en sus valoraciones sobre Moreno Bonilla. Confía en que tenga “suerte” y admite que le ha tocado un momento muy difícil para consolidar su liderazgo.

Sin padrinos en Génova

Desde el PP andaluz han optado por minimizar las posibilidades de futuro de Oña e ignorar el ruido. La diputada malagueña nunca ha tenido anclaje interno ni defensores dentro del partido. Más bien todo lo contrario. No tiene padrinos ni en Génova ni en la sevillana calle San Fernando. Fue una brillante y dura portavoz parlamentaria en la etapa de Arenas, pero acabó relegada. Se le ofreció un retiro de oro y el entonces líder del PP le dio a elegir entre un cargo en la Mesa del Parlamento o la condición de senadora por la comunidad autónoma. Eligió lo primero.

Cuando hace ocho meses el partido abrió el relevo de Juan Ignacio Zoido al frente de la secretaría general, tras casi año y medio de interinidad y adormecimiento en la oposición, Oña sonó como candidata. Sus detractores dentro del PP andaluz aseguran que fueron sus propios concejales quienes pusieron en marcha una campaña en las redes sociales para promover su nombre. Ella salió a la palestra a negar que fuera a optar a la presidencia, aunque admite que a lo largo de su carrera han sido muchas las veces que desde la calle la han animado a asumir el liderazgo del partido.

En las filas socialistas valoran más su figura política que en su propio partido. Dicen que era la candidata que más asustaba a Susana Díaz y cuentan que el expresidente José Antonio Griñán llegó a admitirle a Oña que si su partido no la elegía candidata se equivocaba. Es dura en sus posiciones, conservadora y en su propio partido la clasifican a la derecha de Moreno Bonilla y “útil” para captar ese electorado. Ella, con la misma solvencia que asumió el debate en defensa de la ley del aborto que otras muchas diputadas populares rehuyeron, fue capaz de convencer con énfasis a su partido para que apoyara la actual ley andaluza de transexualidad. Una norma pionera que ahora el Gobierno del PP amenaza con recurrir por transgresora.

La actual dirección del PP andaluz no tiene en sus planes darle más proyección a Oña o reforzar sus posiciones en el Parlamento más allá del papel institucional que desempeña en la Mesa de la Cámara. No aplicarán esa máxima que dice “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Aprovecharán su voz en los debates que estimen oportunos, como con cualquier otro diputado, aseguran. Ni entrará en el núcleo duro de Moreno Bonilla ni reforzarán su papel en el grupo parlamentario popular. Están convencidos de que el tiempo de Oña ya pasó (tenía un puesto fijo en un Gobierno andaluz presidido por Arenas) e insisten en su falta de apoyos internos en el caso de que se propusiera dar un paso al frente. Con su paso de dejar la alcaldía, aseguran, abandona la única plataforma que realmente tendría para dar un salto regional.

“Quebranto contable” en Fuengirola

De puertas hacia afuera, para muchos Oña es un cañón político, con capacidad de conectar con la gente y sería un gran cartel frente a Susana Díaz. De puertas para dentro del PP, otros tantos insisten en que es demasiado individualista y egoísta en sus planteamientos políticos. En su balance de gestión en la alcaldía tampoco hay medias tintas, si bien muchos defienden que ha sido capaz de transformar una de las ciudades más potentes hoy en la Costa del Sol.

Pero otros también le recuerdan sus proyectos megalómanos como poner en marcha una televisión propia, que ha generado un déficit de 4,5 millones de euros y llegó a ser calificada como “la televisión menos plural de Andalucía”, según el Consejo de Audiovisual de la comunidad andaluza. Fuengirola TV contó con comentaristas en nómina como Curri Valenzuela, que se embolsó 30.000 euros, 470 euros por tertulia con traslados y estancias pagadas. Un informe del Tribunal de Cuentas de Andalucía alertó de un “quebranto contable de 76.850 euros derivado del deficiente manejo, custodia y control” de las arcas municipales.

En su gestión en Fuengirola también cabe recordar que el PSOE denunció el despilfarro del coche oficial que costó 108.000 euros. Oña también ha dejado sin ejecutar la ampliación del Paseo Marítimo. Tampoco ha sido capaz de sacar adelante un Puerto nuevo. Oña se queda con el cariño de sus vecinos y los votos cosechados. Eso siempre lo recuerda. Ella, no como otros, dice cada vez que puede, no sabe lo que es perder unas elecciones. El PP andaluz lleva tres décadas en la oposición y de estrellarse en las urnas sí que sabe.

Esperanza Oña formalizará hoy jueves su renuncia a la alcaldía de Fuengirola (Málaga) tras acumular casi 24 años en el cargo y ostentar la vitola de haber sido la segunda alcaldesa más votada de España. A su despedida está previsto que asista el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. Todo un gesto. Ha sido una decisión “dura y difícil”, según Oña, pero meditada. Ella marca la diferencia en el PP hasta en su decisión de cambiar la alcaldía por el escaño autonómico tras avalar el Tribunal Constitucional la incompatibilidad de ambos cargos. El resto de diputados populares, incluida la número dos del PP andaluz, Dolores López Gabarro, se marchan a sus municipios.

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