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"¿Por qué no investigan el asesinato de mi hermana? Tiene coincidencias con Diana"
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la familia pide a la uco revisar el caso

"¿Por qué no investigan el asesinato de mi hermana? Tiene coincidencias con Diana"

Rosa Fernández Cervera reclamará al juzgado la reapertura del caso que investigó el asesinato de su hermana y que fue archivado en 2010; era una chica joven, morena y que apareció desnuda

Foto: El Chicle es trasladado por la Guardia Civil a los juzgados de Ribeira (A Coruña) el pasado 4 de enero. (EFE)
El Chicle es trasladado por la Guardia Civil a los juzgados de Ribeira (A Coruña) el pasado 4 de enero. (EFE)

Déborah Fernández Cervera tenía 22 años cuando desapareció el 30 de abril de 2002 mientras hacía 'footing' por el paseo de la playa de Samil (Vigo). Su cuerpo desnudo, medio oculto por matorrales, con los genitales tapados por ramas y en avanzado estado de descomposición fue descubierto 10 días después en una cuneta de la carretera C-550, entre las localidades pontevedresas de Baiona y A Guarda, a la altura del kilómetro 170,7, en el municipio de O Rosal.

La autopsia desveló que la joven murió durante los primeros dos o tres días tras la desaparición. También determinó, sin embargo, que el cadáver no fue colocado a la intemperie hasta tres días antes de que una vecina se lo encontrara. Dónde estuvo durante siete días antes de ser depositado en la cuneta y quién lo custodió siguen siendo hoy una incógnita que todavía impide dormir a los tres hermanos y a los padres de Déborah. La más pequeña de la familia, Rosa, es la única que se siente con fuerzas para seguir luchando, más de 15 años después, para que se haga justicia.

El Chicle culpó de su cambió de versión a su mujer

Recuerda que ya desde el principio la investigación fue un despropósito. Comenzó a instruirla un juzgado de Tui, que encargó el caso a la Guardia Civil. Sin embargo, como la denuncia se puso en Vigo, pasó a un juzgado de esta ciudad y por lo tanto a la Policía Nacional. Al final, regresó a la localidad de origen, aunque siguió al frente de las pesquisas esta última corporación. En estos movimientos, según Rosa, se quedaron datos por el camino que llevaron a una serie de equivocaciones policiales que terminaron en el archivo del procedimiento judicial el 3 de noviembre de 2010.

El cuerpo de Déborah fue encontrado sin aparentes signos de violencia, aunque la autopsia apuntó que pudo haber sido asfixiada, extremo que difícilmente podía confirmarse dado el mal estado en el que se encontró el cadáver. Los investigadores extrajeron el ADN en los restos de semen que encontraron y fue en este elemento en el que los responsables de Homicidios de la policía apoyaron todas sus diligencias. "Estuvieron ocho años buscando al propietario de ese ADN", afirma Rosa, quien añade que compararon la muestra con la de 200 personas que coincidían con el perfil, pero que ningún caso salió positivo.

El policía que estaba al frente de las pesquisas reconoció años después en un foro público que la investigación había estado "plagada de errores"

Desde el principio, tanto Rosa como su familia llamaron la atención sobre lo extraña que resultaba la escena del crimen. El cadáver había sido ocultado durante siete días y aparecía entre matorrales, con los genitales tapados y limpio como una patena. Además, según explica la hermana de la fallecida, ella no tenía relaciones sexuales fuera del ámbito de la pareja. Unos días antes de desaparecer, para más inri, la chica había ido a hacerse la cera, pero no había ni rastro de este elemento en su cuerpo, lo cual reforzaba la tesis de que había sido lavada antes de ser colocada allí, según explica Rosa.

Precisamente el policía que estaba al frente de las pesquisas reconoció años después en un foro reducido que la investigación había estado "plagada de errores". Fue la expresión literal que pronunció el comisario principal honorario Ángel Galán —ya como presidente del Instituto de Probática e Investigación Criminal que él mismo había fundado tras salirse del cuerpo— durante unas jornadas organizadas por él mismo en Vigo en febrero de 2016. Admitió que "las pruebas recogidas en el escenario donde apareció el cadáver y en el propio cuerpo fueron pensadas y colocadas por la persona que lo dejó ahí para despistar a los investigadores".

placeholder Déborah Fernández Cervera. (Foto cedida por la familia)
Déborah Fernández Cervera. (Foto cedida por la familia)

Hasta ocho años después de encontrar el cuerpo, sin embargo, la policía no reconoció que la escena había sido recreada. Y no lo hizo Galán, sino su sucesor, el comisario Luis Muñoz, hoy ubicado en otro destino de la institución. Si la proteína encontrada en el ADN estaba viva, esta necesariamente tenía que haber sido introducida 'postmortem', determinaron los estudios de este último funcionario que hoy recuerda la hermana de la asesinada con visible rabia.

"¿Por qué yo tengo que aguantar que la policía haya cometido errores y que esto no tenga consecuencias? Si un médico se equivoca, termina su carrera, pero si lo hace un policía, no pasa nada", lamenta Rosa, que se muestra contraria a la derogación de la prisión permanente revisable y asegura sentirse en "la obligación moral" de seguir peleando por que se haga justicia. Es consciente de que en cinco años podría prescribir el delito y está decidida a presentar nuevas pruebas para reabrir la causa, aunque prefiere no revelar públicamente todavía el sentido de las mismas.

Tras seguir el caso de Diana Quer, aprecia elementos en común con el caso de la muerte de Déborah que entiende deben ser examinados

Rosa asegura no tener ni idea de quién puede estar detrás del asesinato de su hermana, más allá de determinadas sospechas. Sin embargo, tras seguir con atención el caso de Diana Quer, aprecia elementos en común con el caso de la muerte de Déborah que entiende deben ser examinados también por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, cuyos responsables explicaron durante la rueda de prensa posterior al hallazgo del cuerpo de la joven madrileña en una aldea del municipio de Rianxo (A Coruña) que pretendían revisar todos los casos de agresiones sin resolver cometidos sobre chicas desde 2005, cuando el asesino confeso —José Enrique Abuín Gey, alias 'el Chicle'— fue acusado de abusar de su cuñada.

"Es difícil pensar que desde que intentó violar a su cuñada en 2005 hasta 2016 no haya cometido ningún hecho. Se van a revisar los desaparecidos", afirmó el coronel Francisco Javier Jambrina, responsable de la comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, que ha dirigido la investigación del caso de Diana Quer junto a agentes de la Unidad Central Operativa del mismo instituto armado.

Foto: José Enrique Abuín, conocido como el Chicle, asesino confeso de Diana Quer. (EFE)
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"¿Por qué limitan la revisión de casos hasta 2005? ¿Por qué no hasta 2002 si aquí también se cumplen los requisitos?", pregunta la hermana de la fallecida, que relata en concreto los aspectos que a su juicio coinciden con el 'modus operandi' de Abuín Gey. En concreto, según Rosa, los elementos que tienen en común ambos asesinatos son que se producen contra una mujer joven, delgada, de pelo negro y largo —como confesó el propio Chicle—, a la que abandonan en un lugar con escaso tránsito.

Rosa se queja de que Galicia es el paraíso de la impunidad, dado que actualmente hay casi una veintena de desapariciones o asesinatos sin resolver cometidos en los últimos años. Reclama que la policía cree una unidad especializada para revisar también todos estos casos.

Déborah Fernández Cervera tenía 22 años cuando desapareció el 30 de abril de 2002 mientras hacía 'footing' por el paseo de la playa de Samil (Vigo). Su cuerpo desnudo, medio oculto por matorrales, con los genitales tapados por ramas y en avanzado estado de descomposición fue descubierto 10 días después en una cuneta de la carretera C-550, entre las localidades pontevedresas de Baiona y A Guarda, a la altura del kilómetro 170,7, en el municipio de O Rosal.

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