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La Ribera se siente abandonada y se revuelve contra Uxue Barkos: "No somos Navarra"
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una misma navarra, dos comunidades diferentes

La Ribera se siente abandonada y se revuelve contra Uxue Barkos: "No somos Navarra"

La sensación general de desatención administrativa y de marginación con respecto al norte se ha acrecentado tras la llegada de Barkos: “Navarra está más fracturada que nunca entre el norte y el sur”

Foto: Una persona observa uno de los solares abandonados en la ciudad agroalimentaria de Tudela. (Antonio Gutierrez)
Una persona observa uno de los solares abandonados en la ciudad agroalimentaria de Tudela. (Antonio Gutierrez)

Ángeles responde con una amplia carcajada que, lejos de trasmitir entusiasmo, encierra un monumental enfado. “Porque esto es África”, escupen sus labios. Pero no, esto no es el continente africano, sino la Ribera Navarra. Lo dice por el “abandono” al que está sometida la comarca por parte del Gobierno foral. “Somos tercermundistas”, denuncia. El suyo es un sentimiento compartido de forma unánime. Ella alude a África para poner rostro a la realidad de la zona, pero hay muchas más denominaciones ‘oficiosas’ que cohabitan entre la población: la Andalucía de Euskal Herria, el apéndice de Aragón… Diferentes regiones que abarcan una misma hectárea: la de la “discriminación”.

La sensación general de abandono administrativo y de marginación con respecto al norte viene muy de atrás. De “muchos años”. Son, afirman, tantos y tantos años de desatención que el sentimiento navarro parece resentirse. “Mejor nos iría siendo de Zaragoza”, asevera Irene. “Es que sientes que no somos Navarra”, justifica su marido, harto de que “toda la Ribera está abandonada” por el Gobierno foral. “Pregunta, pregunta. A ver cuántos te dicen que prefieren hermanarse con Zaragoza antes que con Pamplona”, interrumpe un vecino al escuchar la conversación. “Si los vascos quieren hacer una consulta para independizarse, nosotros podríamos celebrar un referéndum para anexionarnos a Aragón”, bromea al respecto Carmelo, que lo tiene muy claro: “Esto no es Navarra”. Y no lo dice por falta de sentimiento navarro, que es "muy fuerte", sino porque se siente "expulsado" de su territorio.

“Si los vascos quieren hacer una consulta para independizarse, nosotros podríamos celebrar un referéndum para anexionarnos a Aragón”

El desequilibrio no sólo abarca el terreno de los sentimientos. La Cátedra de Investigación para la Igualdad y la Integración Social (CIPARAIIS) de la Universidad Pública de Navarra puso nombres y apellidos a esta realidad en 2014 con un informe de exclusión que sitúa a la Ribera como la zona de Navarra que presenta la situación socioeconómica más desfavorable. Dentro de las “muy importantes” desigualdades sociales que sufre la Comunidad Foral, la Ribera está bastante alejada de la media en la mayoría de sus indicadores (desempleo o riesgo de pobreza) a pesar de la juventud relativa de su población en el contexto navarro. Esta situación se explica por la “significativa” proporción de población extranjera, que supone el 14%, la “propia estructura económica territorial”, basada en el sector agrícola y agroalimentario y el escaso peso de la industria, y la “falta de políticas públicas” acordes a las necesidades de la comarca. El paro se dispara en la comarca con tasas cercanas al 20% en algunos puntos, frente al 13-14% de media de la Comunidad Foral.

La Ribera es la zona de Navarra que presenta la situación socioeconómica más desfavorable con diferencia y aún así sigue siendo la "gran olvidada"

Pese a esta demoledora radiografía, poco o “nada” ha cambiado en una comarca que supera los 100.000 habitantes repartidos en más de una veintena de municipios. Nadie entiende que, una vez conocidas estas severas desigualdades, la Ribera siga siendo "la gran olvidada" de Navarra. Por eso, el sentimiento de desamparo que corre por las venas se ha acrecentado aún más si cabe desde la llegada del Gobierno de Uxue Barkos, que está “más preocupada” por las cuestiones identitarias que por solucionar estas desigualdades. En vez de responder a los “verdaderos problemas” de la comarca, los vecinos denuncian que su “única obsesión” es “imponer el euskera” en la enseñanza y la administración y que “los navarros traguemos con la ikurriña”.

A las puertas de las elecciones, los partidos que sustentan el cuatripartito (Geroa Bai –la marca del PNV en Navarra-, EH Bildu, Podemos e Izquierda Ezkerra) cubrieron de compromisos a la comarca. Hoy, a punto de llegar al ecuador del mandato, todo sigue en el terreno de las promesas. “Lo único que han hecho en dos años es el vial de huertas mayores”, una infraestructura para descongestionar el acceso a Tudela. En esta localidad, la segunda más poblada de la Comunidad Foral, por encima de los 35.000 habitantes, la lista de déficits de estructuras no tiene fin. Los colegios están “abandonados”, las instalaciones deportivas “están que se caen”, la sanidad “da pena”… “No llega nada de dinero. Hemos ido incluso a peor. Estamos más abandonados todavía”, censura Milagros.

"Los colegios están como están y a Uxue Barkos sólo le preocupa imponer el euskera en la educación. Para ella Tudela no es Navarra”

“Los colegios están como están y a Uxue Barkos sólo le preocupa imponer el euskera en la educación”, prosigue esta vecina, que escupe fuego por la boca cuando se le nombra a la presidenta. “Para ella Tudela no es Navarra”, asevera. La “obsesión” del Gobierno foral por el euskera escuece mucho. Una cosa, alegan, es fomentar el euskera y otra bien distinta es discriminar o imponer. “Han quitado el inglés para meter el euskera”, protesta una mujer mientras señala a su afectada hija. “Es ridículo el empeño por el euskera cuando no lo habla casi nadie”, afirma una joven. Por lo pronto, el Ejecutivo de Barkos ha fracasado en su intento de implantar el modelo D en la Ribera, que está incluida en la zona no vascófona de la Ley Foral del Vascuence, por lo que el castellano es la única lengua oficial.

Foto: Celebración del Día Internacional del Euskera. (EFE)

La indignación en la calle también se instala por el “excesivo” peso que Barkos pretende dar al euskera en el acceso a la Administración Pública con un borrador de decreto foral que cuenta con el rechazo de los sindicatos, salvo los nacionalistas, y de la oposición (UPN, PSN y PP), que ya ha advertido que acudirá a la Justicia para impedir una normativa que “expulsa” de las plazas o de los concursos de traslados a aquellas personas que no sepan la lengua vasca. “Nos van a convertir en ciudadanos de segunda o tercera división por no saber euskera”, se censura a pie de calle. “Van a venir todos de Pamplona o de la zona norte para quedarse con estos puestos”, critica Irene. “Así vendrán por primera vez a la Ribera”, ironiza su marido.

Su sarcasmo destapa el sentir generalizado de que Navarra está partida en dos comunidades diferentes. “Navarra está más fracturada que nunca entre el norte y el sur”, se coincide en resaltar. La única diferencia se circunscribe a dónde está la línea que marca la frontera: si Pamplona, si Tafalla, si el Río Ebro... “De Tafalla para abajo somos otra autonomía”, resalta Carmelo. “De Pamplona para abajo no existe nada”, replica otra persona. “Es normal que la gente esté cabreada con los de arriba. Hay una desidia generalizada hacia el sur de Navarra”, expone Ángeles, molesta por el hecho de que Pamplona está centralizando muchos servicios con los que contaba la Ribera. El malestar con la capital es elevado. “Todo se queda en Pamplona o en el norte”, protesta Carmelo. La desconfianza hacia Pamplona es tal que se ven fantasmas por todos los lados. Con Tudela inmersa desde el 21 de abril y hasta el 1 de mayo en las Fiestas de la Verdura, el producto estrella de la comarca de la Ribera, hay quien no ve casual que la capital haya programado para estos mismos días una degustación de productos de temporada de Navarra. “Es que son tantos desaires que te hacen pensar mal”, se defiende.

Tudela ha estado gobernada por UPN durante dos décadas hasta que en las pasadas elecciones municipales Izquierda Ezkerra se hizo con la Alcaldía tras un acuerdo con el PSN y la marca local de Podemos. El joven alcalde de la localidad, Eneko Larrarte, no comparte que haya una fractura norte-sur en Navarra y orienta la cuestión a la división centro-periferia. “Las zonas de Pirineos, Sacana o Sangüesa tienen problemas similares a los nuestros”, expone el regidor, que se remite a lo que sucede en la cercana Aragón. “Lo mismo pasa con Zaragoza y el resto de zonas. Es una cuestión de centro-periferia”, remarca.

“Hay pausa en la inversión y mucha prisa por poner en marcha los proyectos nacionalistas”

No piensa lo mismo, por el contrario, su socio de Gobierno municipal el PSN, que habla abiertamente de fractura entre el norte y el sur de la comunidad. “Está objetivado por la Cátedra CIPARAIIS”, replica el portavoz socialista, Carlos Gimeno. El diagnóstico dice que hay más riesgo de exclusión social y que el desarrollo industrial es menor, y aún así “no se precipitan inversiones positivas” en la comarca para posibilitar su desarrollo. “En esta situación no se entiende que no se actúe. Al contrario, lo que nos dan es nada”, censura el líder de los socialistas. “Hay pausa en la inversión y mucha prisa por poner en marcha los proyectos nacionalistas”, lamenta.

Foto: La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos. (EFE)

Este agravio comparativo se acrecienta pese a que Tudela está gobernada por uno de los cuatro partidos que sustentan el Gobierno foral. Gimeno considera que el alcalde “podría apretar mucho más” al Ejecutivo navarro para atraer inversiones en materia de infraestructuras, cultura o servicios sociales. “Es necesaria una actuación más reivindicativa. Se nos va a pasar el arroz”, asegura para advertir: “si no existe una proactividad con la comarca en lo que queda de legislatura no van a ser dos años perdidos sino dos años de retroceso más todavía”. De hecho, la “inacción” de Larrarte ha sido una de las causas que ha puesto al Gobierno municipal al borde de la ruptura esta legislatura. Su falta de acción y también su "utilización partidista" de la Junta de Gobierno local para aprobar una declaración de apoyo a los detenidos por la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua.

El alcalde de Tudela, de Izquierda Ezkerra, admite que Barkos se ha “equivocado” con el "excesivo" peso al euskera en la campaña de escolarización

Ante las críticas, el alcalde asume que la inversión en la comarca “tiene que ser mayor”, aunque se defiende alegando que “cada uno tiene su manera de presionar”. Larrarte considera que la comarca tiene “un problema estructural de hace muchos años” que agravó la crisis económica y la fuerte caída de la construcción, que tenía un gran peso en el territorio, lo que ha hecho que los efectos negativos “se hayan notado más que en otras zonas”. Por ello, apunta como prioridad a acabar con la precarización y las desigualdades sociales, y a mejorar la cualificación de las personas para atajar las altas cifras de desempleo. Pese a la falta de inversión, rechaza que el euskera o las banderas sean una prioridad para el Ejecutivo foral, si bien admite que Barkos se ha “equivocado” con el “excesivo” peso que se ha dado al modelo D (íntegro en euskera) en la campaña de escolarización en la Ribera. “No era necesario decantar tanto la balanza a favor de un modelo”, admite.

En el Mercado de Abastos, Asier Martínez no deja de despachar frutas y verduras desde su puesto, en especial el espárrago blanco, que atrae a numerosos turistas, que cargan con bolsas y bolsas de este preciado manjar de la Ribera. "Pamplona no quiere saber nada de nosotros. Siempre tira más para el norte", señala. ¿Os sentís abandonados? "Sí, sin duda", se apresura a responder su pareja. "No llega nada de dinero", lamenta. El malestar afecta incluso a algo tan sagrado como el fútbol. "Apenas hay afición por Osasuna", expone Martínez. "Fíjate en cuántas camisetas (del equipo) ves por la calle", interpela. Alguna zamarra rojilla sí se ve. También influye el "escaso apoyo" que se brinda al Aspil Vidal Ribera Navarra, el equipo de fútbol sala que lucha por entrar en el play off por el título en la máxima categoría. "Jugamos en un polideportivo que da vergüenza", critica un seguidor del club.

Los efectos de la falta de apoyo a la actividad empresarial se dejan notar en la ciudad agroalimentaria de Tudela: "No hay empresas"

Los efectos de la falta de apoyo a la actividad empresarial se dejan notar en la ciudad agroalimentaria de Tudela, que nació para concentrar a la industria del sector. “No hay empresas”, asegura de forma categórica un empresario que opera en el polígono mientras señala las numerosas parcelas abandonadas. Y no entiende que se haya “dejado a su suerte” a este espacio, cuando es un centro logístico “impresionante, de primer orden”: está situado a 85 kilómetros de Zaragoza, a 100 de Soria y a poco más de 90 de Pamplona y Logroño. Pero enseguida encuentra la respuesta. “Somos como una chabola para Navarra”, afirma para dejar constancia de la ausencia de ayudas para que se instalen empresas en este polígono. “Y las empresas que se intentan poner se las llevan para arriba”, salta su compañero de café para alimentar la sensación de 'expolio' desde la capital. “Somos una zona que aporta un porcentaje excesivamente elevado de impuestos y no recibimos el mismo trato a la hora de recibir ayudas”, insiste con sus quejas.

Ante las inversiones a acometer, no hay unanimidad en la defensa del Canal de Navarra para traer agua a la comarca. Algunos lo consideran un proyecto estratégico porque “la realidad del empleo es el campo” y “si no hay agua no hay desarrollo ni crecimiento”, mientras que otros entienden que exige una inversión desmesurada para los posibles beneficios. Sí hay unanimidad en la apuesta ciudadana por el tren de alta velocidad, que contrasta con la no decidida apuesta institucional del Gobierno foral por esta infraestructura, que es rechazada por EH Bildu. “Mientras el PNV en Euskadi corre mucho para la llegada de la alta velocidad, aquí echamos el freno. ¿A qué se debe?”, se pregunta el empresario, quien lamenta que “otros corren más y se preparan más que nosotros”. El futuro está repleto de incertidumbres pero la única certeza es que la comarca continúa con la caída de población año tras año. "¿Quién va a querer quedarse aquí ante la falta de oportunidades, en especial los jóvenes?", señala.

"Hay dos Navarras totalmente diferentes porque las diferencias son muy grandes. Vale mucho más un vecino del norte que uno de la Ribera”

El vicepresidente de Desarrollo Económico, Manu Ayerdi, prometió a las primeras de cambio un “buen plan” para el desarrollo de la Ribera. Pero el tiempo se consume y los planes de inversiones económicas siguen sin pasar de las palabras. “Estamos hartos de las falsas promesas o los compromisos incumplidos”, grita el alcalde de un municipio de la comarca que prefiere conservar el anonimato, no vaya a ser que haya represalias a futuro. “Nos sentimos literalmente abandonados. La comarca necesita un empujón sí o sí y no se hace nada. La gente está descontenta. La percepción que tienen todos los habitantes de la comarca sin excepciones es que hay dos Navarras totalmente diferentes porque las diferencias son muy grandes entre el norte y el sur. Una cosa es ayudar a pueblos pequeños del norte que necesitan ayudas y otra es dejar de lado a otras zonas”, prosigue con su queja para sentenciar: “Vale mucho más un vecino del norte que uno de la Ribera”.

Sorprende comprobar que la mayoría de los habitantes calcan de forma literal las respuestas a la hora de hablar de qué, el cómo y el por qué de esta situación. El sentimiento de desamparo no entiende de ideologías en la Ribera, pero la ideología del Gobierno de Barkos lleva a que esté muy arraigado el sentir de que ahora más que nunca “no existe Navarra más arriba de Pamplona” por ser el norte el caladero de voto nacionalista en la comunidad. “¿Por qué nos quieren imponer la bandera de Euskadi? Yo no tengo nada contra la ikurriña, pero ¿irías tú al País Vasco a poner la bandera de Navarra?”, protesta ante la guerra de banderas en la que está inmersa la Comunidad (Barkos ha derogado la Ley de Símbolos para avalar la ikurriña) un vecino de Cintruénigo, localidad de cerca de 8.000 habitantes que ha visto cómo el Gobierno foral ha descartado construir el nuevo instituto. Por su parte, las localidades de Ribaforada, Fustiñana y Cabanillas acaban de ver cómo ha sido aprobada esta misma pasada semana la construcción del instituto, una demanda salida de las urnas de una consulta popular y que llevaba mucho tiempo pendiente. “¿Por qué en vez de gastarse tanto dinero en tratar de implantar el euskera no lo invierten en los colegios?”, preguntan. Pero no hay respuesta. Tampoco para otras preguntas.

Ángeles responde con una amplia carcajada que, lejos de trasmitir entusiasmo, encierra un monumental enfado. “Porque esto es África”, escupen sus labios. Pero no, esto no es el continente africano, sino la Ribera Navarra. Lo dice por el “abandono” al que está sometida la comarca por parte del Gobierno foral. “Somos tercermundistas”, denuncia. El suyo es un sentimiento compartido de forma unánime. Ella alude a África para poner rostro a la realidad de la zona, pero hay muchas más denominaciones ‘oficiosas’ que cohabitan entre la población: la Andalucía de Euskal Herria, el apéndice de Aragón… Diferentes regiones que abarcan una misma hectárea: la de la “discriminación”.

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