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Podemos prepara manifestaciones para sacar a la calle la moción de censura contra Rajoy
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"EL DEBATE EXCEDE AL PARLAMENTO"

Podemos prepara manifestaciones para sacar a la calle la moción de censura contra Rajoy

Este martes, coincidiendo con las celebraciones del 2 mayo, se dará el pistoletazo de salida a la fase movilizadora, con la vista puesta en tensionar las instituciones desde la calle

Foto: Cacerolada frente a la sede del PP, en la que participaron cargos públicos de Unidos Podemos y concejales de Ahora Madrid, el miércoles de la pasada semana. (EFE)
Cacerolada frente a la sede del PP, en la que participaron cargos públicos de Unidos Podemos y concejales de Ahora Madrid, el miércoles de la pasada semana. (EFE)

La moción de censura planteada por el grupo confederal de Unidos Podemos contra Mariano Rajoy nació muerta por la falta de apoyos parlamentarios, tal y como habían calculado los de Pablo Iglesias. El objetivo no era tanto conseguir una mayoría parlamentaria —inviable— para que saliese adelante, lo que vino a demostrarse por la falta de negociaciones previas con otras fuerzas políticas, sino llevar a las instituciones un debate que se está dando en la calle, según repetían en privado miembros de la dirección del partido tras la puesta en escena del pasado jueves en el Congreso. La siguiente fase, acorde con el "impulso constituyente" que pregonaba Iglesias en los documentos políticos aprobados en Vistalegre II, pasa por agitar la calle y "catalizar" la indignación creciente contra la corrupción.

El último movimiento de Podemos no deja de ser más que una maniobra táctica, con muchas más ventajas que riesgos para la nueva estrategia de la formación según el pertinente control de riesgos, con la que se pretende reforzar el papel antagonista de Podemos. Esto es, presentarse como única alternativa al Gobierno del PP, obligando a la denominada 'triple alianza' de PP, PSOE y Ciudadanos a votar en bloque junto a Rajoy, señalar los supuestos límites políticos de lo institucional en clave de impugnación, capitalizar las movilizaciones y lanzar una "agenda constituyente", como también recogen los documentos políticos antes citados, profundizando los lazos con las organizaciones sociales, principalmente con los sindicatos. En el horizonte se sitúa ya la huelga general y este Primero de Mayo no faltarán a la cita.

No en vano, las primeras reuniones que celebraron los dirigentes de Podemos e IU en el marco de recabar apoyos para su propuesta fueron con las centrales CCOO, UGT y CGT. Fuentes cercanas al secretario general señalaban a este diario que Podemos convocaría movilizaciones contra la corrupción. La pasada semana se produjo ya una cacerolada frente a la sede del PP, en Génova 13, que si bien no tenía convocantes, el cartel fue difundido tanto por dirigentes de Podemos como de IU. A la cita acudieron también diputados estatales, regionales y concejales de Ahora Madrid.

Un primer ensayo general para una primavera en la que se espera un ciclo de removilizaciones, según indicaban algunos de los asistentes con cargos orgánicos en el partido. Como explicaba el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, tras reunirse con los líderes de las principales centrales sindicales, “esto no es un problema parlamentario, no es un problema de los grupos políticos, es un problema de país. Es fundamental que el conjunto de la sociedad participe de esta iniciativa que tiene como objetivo echar al PP de las instituciones”.

Este martes, coincidiendo con las celebraciones del 2 mayo, se dará el pistoletazo de salida a la fase movilizadora, con la vista puesta en tensionar las instituciones desde la calle, combinando una vez más el ajedrez y el boxeo (la política tiene algo de ambos, según suele defender Iglesias). "Frente a la corrupción generalizada del PP y su charca llena de ranas y de 'casos aislados', el Madrid valiente, el Madrid popular, el Madrid digno se levanta este 2 de mayo para decir ¡Basta!", rezaba el texto difundido por los canales oficiales de Podemos en la comunidad.

Alberto Garzón: "Esto no es un problema parlamentario, no es un problema de los grupos políticos, es un problema de país"

La formación ha rechazado participar en la recepción oficial de los actos por el Día de la Comunidad de Madrid, a los que asistirán representantes del resto de fuerzas políticas. La decisión, tomada en el último consejo ciudadano autonómico, donde también se aprobó presentar una moción de censura contra la presidenta Cristina Cifuentes, se justifica por el rechazo a los casos de corrupción en el PP regional destapados por la operación Lezo.

Pablo Iglesias, Irene Montero, Íñigo Errejón, Ramón Espinar, la portavoz en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, el secretario general de Podemos en la ciudad, Jesús Montero, o el exJemad Julio Rodríguez intervendrán en un mitin en la plaza del Museo Reina Sofía. Como aseguraba la portavoz parlamentaria en una entrevista publicada por 'eldiario.es' tras la presentación de la moción de censura: "Este debate se tiene que dar, excede al Parlamento". El secretario general, por su parte, añadía que sacar al PP de las instituciones “es una demanda mayoritaria de la sociedad española”, la puntilla para intentar enfrentar las acciones parlamentarias de la 'triple alianza' con la voluntad popular.

Desde el sector anticapitalista, que controla conjuntamente con el sector pablista la ejecutiva madrileña y ha logrado asiento en el consejo de coordinación estatal tras su último congreso, definen la moción de censura como un movimiento táctico en un triple sentido: "Escinde el Parlamento en dos bloques claramente definidos, genera contradicciones en el PSOE y permite hacer política desde la indignación". El reto, según adelanta el sector liderado por el jefe de la delegación de Podemos en Bruselas, el eurodiputado Miguel Urbán, pasa por plantearla dentro de una estrategia constituyente, no de simple regeneración institucional, de cara a movilizar al "bloque histórico", uno de los conceptos fetiche de la nueva estrategia liderada por Iglesias, y para cuyo fin Podemos ha lanzado la plataforma Vamos!

En la línea de "organizar y acumular fuerzas", más allá de lo que denominan "oposición simbólica", el sector anticapitalista de Podemos entiende que con esta moción "se abre una vía interesante a explorar que debe venir acompañada de la convocatoria de movilizaciones diversas que sean capaces de marcar la dinámica social de esta iniciativa y plantear también un programa alternativo a la austeridad y la corrupción". Todo ello sin dejar de advertir los límites consustanciales a la política parlamentaria. En definitiva, la moción de censura lanzada por Unidos Podemos ha nacido en el Congreso (ajedrez) pero su fin último es la calle (boxeo).

La moción de censura planteada por el grupo confederal de Unidos Podemos contra Mariano Rajoy nació muerta por la falta de apoyos parlamentarios, tal y como habían calculado los de Pablo Iglesias. El objetivo no era tanto conseguir una mayoría parlamentaria —inviable— para que saliese adelante, lo que vino a demostrarse por la falta de negociaciones previas con otras fuerzas políticas, sino llevar a las instituciones un debate que se está dando en la calle, según repetían en privado miembros de la dirección del partido tras la puesta en escena del pasado jueves en el Congreso. La siguiente fase, acorde con el "impulso constituyente" que pregonaba Iglesias en los documentos políticos aprobados en Vistalegre II, pasa por agitar la calle y "catalizar" la indignación creciente contra la corrupción.

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