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El Ejército vuelve a los frentes de la División Azul con la OTAN y frente a Putin
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primer despliegue acorazado en el exterior

El Ejército vuelve a los frentes de la División Azul con la OTAN y frente a Putin

En vez de llegar a pie a Lituania, como en 1941 con la Werhrmacht, las tropas españolas operarán en Letonia con carros de combate de última generación, los Leopard 2E y Pizarros

Foto: Vehículos del contingente español destinado a Letonia. (Iván Rodríguez - Ejército)
Vehículos del contingente español destinado a Letonia. (Iván Rodríguez - Ejército)

Militares españoles vuelven a desplegarse en el este de Europa 73 años después de la retirada oficial de la División Azul, la 250 de Infantería de la Werhrmacht. Esta vez lo hacen integrados en una fuerza de la OTAN, a petición de las repúblicas Bálticas que se sienten amenazadas por el nuevo imperialismo de Vladimir Putin. Y en vez de llegar a pie a Lituania como en 1941 lo hizo la unidad de voluntarios, se moverán en Letonia con carros de combate de última generación, los Leopard 2E, y con los blindados de combate de infantería Pizarro.

Desde febrero la Brigada Extremadura XI se prepara en su base de General Menacho, cerca de Badajoz, para aportar el primer contingente español a la misión de la OTAN para "aumentar la disuasión en el flanco este de la Alianza". La ocupación de Crimea y guerra en Ucrania ha despertado los temores de Polonia, Lituania, Estonia y Letonia a la querencia de su vecino ruso por las invasiones.

La OTAN moviliza a partir de este mes cuatro brigadas acorazadas multinacionales, una en cada país peticionario de muestras de respaldo efectivo, y España contribuye a la destinada en Letonia y que encabeza Canadá, una unidad compuesta por 250 militares de la Extremadura y otros 50 de la Fuerza Logística Operativa. Pero en un escenario y con unos objetivos que poco tienen que ver con las misiones desarrolladas en Asia (Afganistán o Irak) o África, lo importante será el despliegue de material: los seis carros Leopardos y los 14 Pizarros acompañados por otros vehículos de apoyo (hasta 80) que llegarán al país báltico en las próximas semanas.

Las fuerzas acorazadas, después de años de ver cuestionadas las inversiones en sus medios, tendrán la mejor ocasión de reivindicarse como factor disuasorio fuera de la Península Ibérica. La intención de la OTAN consiste en demostrar solidaridad con sus aliados más débiles y capacidad de intervención y los 'carristas' españoles aportan lo mejor de la tecnología occidental en su campo: los Leopard de patente alemana, montados y perfeccionados en España en su última versión, pero que nunca se han movido en un terreno tan complicado como las llanuras encharcadas o heladas de Letonia. Hasta ahora no habían pasado de Ceuta, donde están al servicio de la unidad de Caballería situada en la plaza.

Los 'leopardos' se moverán apoyados por el otro orgullo de las fuerzas blindadas, en este caso de diseño y fabricación nacional, como es el Pizarro, vehículo de combate de Infantería destinado al apoyo de los carros pesados.

El general jefe de la Brigada Extremadura, Francisco Dacoba, no quiere informar sobre las unidades, bases y material de los rusos situados al otro lado de la frontera ("ya nos dirán los letones") ante los que españoles, polacos, canadienses, italianos o eslovenos 'exhibirán' sus capacidades este verano. Pero sus oficiales destinados a la misión demuestran un conocimiento exhaustivo de las siluetas de los carros rusos, como los T-72 que aportarán los aliados polacos.

El Ejército letón no tiene carros de combate ni misiles anticarro modernos capaces de hacer frente a alguna agresión, y menos frente a los T-90 de las tropas de Putin probados ya en Siria.

El primer contingente español estará mandado por el teniente coronel Juan Castroviejo, veterano de las operaciones en Bosnia, Líbano e Irak, y los primeros oficiales de su unidad se desplazan a Letonia este fin de semana para preparar la recepción de las tropas y el material. Los blindados llegarán en barco a principios de junio a Riga para desplegarse en una base del país báltico cerca de la frontera con Rusia. Las rotaciones serán de seis meses y el primer relevo llegará en pleno invierno, cuando la temperatura media en la zona es de -10 grados y las mínimas de -38.

Los últimos soldados españoles que se movieron en la zona procedían de los restos de la Legión Azul, grupos de voluntarios que prefirieron seguir combatiendo contra el Ejército Rojo junto con letones y alemanes después de que Franco ordenó la retirada de la División Azul a finales de 1943.

El Ejército afronta el reto logístico y operativo de su primer despliegue de fuerzas acorazadas fuera de España, pero lo hará en los campos de retaguardia de la 250 división, como Riga, y junto a los frentes donde cayeron 4.900 soldados de la División Azul. Hoy los españoles acuden a la llamada de la OTAN para disuadir a Putin de más tentaciones imperialistas como la de Ucrania.

Militares españoles vuelven a desplegarse en el este de Europa 73 años después de la retirada oficial de la División Azul, la 250 de Infantería de la Werhrmacht. Esta vez lo hacen integrados en una fuerza de la OTAN, a petición de las repúblicas Bálticas que se sienten amenazadas por el nuevo imperialismo de Vladimir Putin. Y en vez de llegar a pie a Lituania como en 1941 lo hizo la unidad de voluntarios, se moverán en Letonia con carros de combate de última generación, los Leopard 2E, y con los blindados de combate de infantería Pizarro.

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