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Así fueron las últimas 96 horas de Esperanza Aguirre: un SMS a Rajoy, despedida y cierre
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la operación lezo tumba a la política madrileña

Así fueron las últimas 96 horas de Esperanza Aguirre: un SMS a Rajoy, despedida y cierre

La mañana del lunes reunió a su guardia pretoriana en un despacho de la Casa de la Villa: dimitía acosada por la detención de González y tras pasar el fin de semana con su familia

Foto: Esperanza Aguirre, durante la declaración pública en la que anunció su dimisión como portavoz y concejal del Ayuntamiento de Madrid. (EFE)
Esperanza Aguirre, durante la declaración pública en la que anunció su dimisión como portavoz y concejal del Ayuntamiento de Madrid. (EFE)

"Llegó al despacho por la mañana, reunió a las cinco personas de su núcleo duro y nos comunicó su decisión. Algunos lloramos como niños, y tuvo que ser ella la que aliviara la tensión. Enseguida empezamos a ver cómo haríamos pública la dimisión". A primera hora de la mañana de este lunes, en un despacho de la vieja sede de la Casa de la Villa, la misma donde en 1983 se inició como concejala de la oposición, comenzaba echarse el telón a la carrera política de Esperanza Aguirre, rodeada solo por sus más fieles y tras un fin de semana en el que, junto a su familia, se precipitó lo que era un secreto a voces tras la Operación Lezo.

Aguirre presenta su dimisión como concejal del Ayuntamiento de Madrid

El jueves pasado, tras declarar como testigo en la Gürtel, Esperanza Aguirre lloró rodeada de micrófonos. Aún ponía en duda la culpabilidad de Ignacio González, su mano derecha -y su mano izquierda, tras la defenestración de Francisco Granados en la Púnica-. "Si Ignacio González es culpable será un palo muy, muy, muy grande...". Por segunda vez, Aguirre veía cómo acababa en prisión su hombre fuerte. "Nacho no es cualquiera -comenta una fuente de su entorno a El Confidencial-. Ha sido su persona de confianza durante muchos años... Estaba muy tocada".

Aguirre rompe a llorar: 'Lo de Ignacio González sería muy lamentable para mí'

La mañana del viernes, Esperanza Aguirre y su entorno intentan aparentar normalidad. Desde el Grupo Popular de Madrid se difunde un vídeo con la reunión para preparar el Pleno de este martes, y se exhibe en las redes como un gesto de que la vida sigue y de que, como siempre, "Esperanza elegirá el momento en que decida irse. Nadie se lo marcará", aseguran entonces ese viernes algunos de los que la frecuentan. Sin embargo, algo no marcha bien. "Tras esa reunión, se va 'tocada'. Ella siempre nos tranquilizaba, pero esa mañana no era así". Tiene todo un fin de semana por delante para pensar.

¿Presiones de la familia?

Sábado y domingo los pasa en familia. ¿Hubo presiones para que lo dejara? Quienes la conocen aseguran tajantemente que "su familia siempre ha sido muy respetuosa con sus decisiones". Sin embargo, a nadie se le escapa que, desde hace meses, la idea de no repetir en 2019 como candidata es cada vez más una realidad. Aguirre, a sus 65 años (3-1-1952) tiene cada vez menos ganas de dar la batalla: alejada de Génova, con Cristina Cifuentes al frente del PP de Madrid por aclamación, con Ignacio González y Francisco Granados en la cárcel... Su marido, Fernando Ramírez de Haro y Valdés, conde de Bornos; sus hijos, Fernando (1976), marqués de Villanueva de Duero, y Álvaro (1980), que le han dado ya seis nietos, no verían mal que Aguirre ponga punto y final a su larga carrera política. Así pasa el fin de semana, "reflexionando una decisión que -asegura alguien muy cercano a Aguirre- tenía pensada desde el minuto uno", ese minuto en el que el auto de prisión contra Ignacio González en la noche del viernes desgrana todos los delitos de los que se le acusa.

Foto: Cristina Cifuentes y Mariano Rajoy. (EFE)

Tras 48 horas con los suyos "y sin ninguna presión de Génova" al menos de manera pública y directa, aseguran quienes han acompañado a Aguirre desde el jueves, decide reunir a sus más fieles en la mañana del lunes. Sale de su casa en Malasaña; a escasos metros, los bomberos intentan sofocar el incendio de un edificio de apartamentos que ha colapsado la Gran Vía. Un recorrido inverso al que protagonizó cuando -en su anterior retirada de la política- paró su Toyota en pleno carril bus para sacar dinero de un cajero y protagonizó la fuga de la Policía Municipal más famosa de los últimos tiempos. Entonces se la dio por amortizada: era 'cazatalentos' de Seeliger y Conde -otra ironía más, ella que había 'fichado' a López Viejo, Granados o González- pero dio la batalla y Mariano Rajoy la eligió para competir con Manuel Carmena. Ganó las elecciones, pero perdió Madrid. Y este lunes iba a comunicar a los suyos que, esta vez sí, es la definitiva: una caída de un helicóptero junto a Mariano Rajoy, un atentado en Bombay y un tumor no pudieron con ella, pero sí el cáncer de la corrupción que ella permitió crecer en sus propias narices: "No vigilé más, no vigilé lo suficiente. No descubrí lo que ahora ha descubierto la Guardia Civil...".

Lágrimas y algo para picar...

En el despacho de la Casa de la Villa comunica a los suyos la decisión: dimito. Ya no tiene cargos orgánicos en el PP, así que los que la escuchan saben que es el final definitivo. También para algunos de ellos, cuya trayectoria no se entiende sin Esperanza Aguirre. Lágrimas "y rápidamente, a preparar cómo iba a ser la comunicación pública". El grupo pide algo para picar en el propio despacho a mediodía. Hay que llamar a Rajoy, que se encuentra en Brasil. Mejor un 'SMS'. ¿Y a Génova? Otro, pero Fernando Martínez-Maillo tendrá que conformarse con un mensaje de Íñigo Henriquez de Luna. El coordinador general no es, ni mucho menos, santo de la devoción de la dimitida.

El rumor de la dimisión comienza a filtrarse después de las tres de la tarde. Al momento, es imposible pararlo. Cuando se convoca la rueda de prensa para las cinco, todo el mundo sabe que la decisión está tomada. Esta vez no habrá lágrimas -al menos en Aguirre, sí en varios de sus colaboradores que la escuchan en una sala abarrotada de periodistas-. Vuelve a culparse de no "haber vigilado", se dice "traicionada" por haber creído a Ignacio González cuando le "pedí cuentas". Y tras anunciar su dimisión, abandona el estrado.

Se acaba de terminar una carrera política de más de 34 años en los que ha cerrado un círculo: concejala de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, concejala del equipo de Gobierno, ministra de Educación y Cultura, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid y, de nuevo, concejala en la oposición. Enfrentada a Gallardón y a Rajoy, encumbrada por líderes mediáticos que luego le dejaron en la estacada tras usarla como ariete contra la dirección nacional de su partido, acusada de derribar directores de periódicos y, sobre todo, de ver cómo durante más de una década, la corrupción en Madrid crecía regada por sus hombres más cercanos...

El fin del aguirrismo

Ahora, aseguran en su entorno, podrá dedicarse a sus nietos y a su otra gran pasión, el golf: "A mejorar el hándicap", como aseguraba durante su anterior retiro provocado por su enfrentamiento con Rajoy y Montoro y que supuso dejar al frente de la Comunidad a Ignacio González. Jugadora aventajada, no dudaba en acudir a la llamada de cualquier torneo benéfico a primera hora de la mañana, incluso antes que los propios organizadores, para jugar el primer hoyo.

Ayer, tras cerrarse la puerta de la rueda de prensa, comenzó a recibir llamadas y mensajes -adicta al móvil, al WhatsApp y a los 'SMS'- , algunos de la oposición en el propio Ayuntamiento de Madrid. Reunió luego a los concejales y asesores, al personal de seguridad y a algunos ordenanzas del consistorio. Varios concejales tomaron la palabra para despedirla, y en la línea del más puro aguirrismo que ayer tocaba a su fin para siempre, 'la lideresa' les animó "a trabajar para defender los valores del PP y a seguir desenmascarando a Podemos".

"Llegó al despacho por la mañana, reunió a las cinco personas de su núcleo duro y nos comunicó su decisión. Algunos lloramos como niños, y tuvo que ser ella la que aliviara la tensión. Enseguida empezamos a ver cómo haríamos pública la dimisión". A primera hora de la mañana de este lunes, en un despacho de la vieja sede de la Casa de la Villa, la misma donde en 1983 se inició como concejala de la oposición, comenzaba echarse el telón a la carrera política de Esperanza Aguirre, rodeada solo por sus más fieles y tras un fin de semana en el que, junto a su familia, se precipitó lo que era un secreto a voces tras la Operación Lezo.

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