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Un millar de emigrantes sin casa en su tierra: el drama del 'Pocero de Guayaquil'
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Unas cien familias viven allí sin conexión a la luz ni al agua

Un millar de emigrantes sin casa en su tierra: el drama del 'Pocero de Guayaquil'

Una promotora gaditana desembarcó en 2008 en Ecuador con una irresistible ciudadela para los que quisieran volver en plena crisis. Una deuda con el Banco de la Vivienda paralizó el proyecto

Foto: Aspecto de la urbanización 'La Gran Nueva Ciudad' en Durán, Ecuador, el pasado mes de agosto.
Aspecto de la urbanización 'La Gran Nueva Ciudad' en Durán, Ecuador, el pasado mes de agosto.

Julio y Jennifer* son oficialmente propietarios de una casa en Ecuador, su país natal, que no pueden disfrutar porque es inhabitable. Después de al menos 14 años de trabajo en España y cuando la crisis más apretaba en 2008, decidieron comprar una casa en 'La Nueva Gran Ciudad', una despampanante urbanización de 5.000 viviendas en el cantón de Durán (a solo diez minutos de Guayaquil) que iba a tener colegios, club social, piscina y hasta, se dijo, un parque acuático. Detrás estaba una promotora de La Línea de la Concepción (Cádiz), Promaga S.A., con treinta años de recorrido en el sur de España.

Con "mucho esfuerzo e ilusión" lograron sumar 22.000 dólares que terminaron de pagar al 100% en 2011. Pero a día de hoy, la casa es una ruina. No tienen escrituras ni conexión a los servicios básicos de luz y agua. "Está en unas condiciones lamentables", dice Jennifer, que tuvo la oportunidad de visitarla y pelear con los representantes de la empresa en Ecuador durante tres meses. Esta familia residente en Murcia, con dos hijos, un sueldo fijo del padre y otro eventual de la madre, que se dedica temporalmente a la limpieza o a trabajar en un supermercado, ya no quiere que le entreguen la casa: exige su dinero de vuelta.

La cuñada de Jennifer tiene un poder para supervisar la construcción
Grietas, puertas rotas... así está otra de las viviendas

La situación de esta pareja es la misma que vive un número indeterminado de ecuatorianos residentes en España, Italia, Estados Unidos y Australia que según el Gobierno del país latinoamericano supera el millar. Los afectados, algunos de vuelta en Ecuador, y otros todavía en Europa y Estados Unidos, denuncian retrasos en la entrega de escrituras o documentos irregulares, contratos de reserva de los inmuebles sin la firma del representante de la empresa, la venta de una casa a hasta cinco propietarios y la mala calidad de los materiales. Como lamenta otra de las afectadas, Silvia, madre de tres hijos y trabajadora en el campo de Murcia, los afectados se sienten "totalmente engañados".

Se trata de inmigrantes que desde 2008 han pagado entre un 20-30% y un 100% de una propiedad comprada sobre plano que iba a ser entregada en una primera fase en 2012 y cuya construcción lleva paralizada, por lo menos, año y medio, desde que la empresa contrajo una deuda con el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) de unos 9 millones de dólares, entidad pública que por decisión del Gobierno, además, entró en liquidación en 2014. El administrador único, Manuel Gavira, contactado por El Confidencial, admite "que ha habido problemas" administrativos y sostiene que su voluntad es "terminar las viviendas y entregarlas y al que no las quiera, devolverle el dinero”.

Baile de cifras de afectados

Según explican fuentes de la Embajada de Ecuador en Madrid, la Cancillería y la Defensoría del Pueblo de ese país pusieron en marcha entre 2014 y 2015 una campaña en los países en los que Promaga ramificó las oficinas de venta de las viviendas para identificar y recopilar los casos de afectados "mientras la empresa estuvo en proceso de liquidación" y hasta que se reactivó la promotora. Los consulados organizaron encuentros y promovieron que se asociaran, en busca de 1.240 migrantes que no constaban en los registros de la empresa. La Cancillería ecuatoriana llegó a cifrar en 1.950 a las víctimas de este "negocio", como se cuidó de calificarlo el entonces canciller Ricardo Patiño. La cifra que manejan la mayoría de grupos de afectados es de 1.300.

La Fiscalía ecuatoriana tiene documentados cerca de 700 expedientes, mientras que fuentes jurídicas que asesoran a un grupo de una veintena de afectados en Murcia cifran los damnificados en España entre 200 y 300. La Cancillería fijó en 2015 los casos en España (631), en Italia (54), en Estados Unidos (24) y uno en Australia. El asunto ha sido ampliamente documentado en la prensa ecuatoriana -algunos dejaron de pagar en ese momento- y se ha colado en la arena política. Además de la alerta que hizo en 2015 el propio Patiño para que sus paisanos no compraran más inmuebles a estas firmas, cabe destacar el papel de los asambleístas Esteban Melo y Ximena Peña, para recoger información de los afectados entre los ecuatorianos que representan, residentes en Europa, Asia y Oceanía y de Estados Unidos y Canadá respectivamente por el partido oficialista Alianza País, que ganó las elecciones en segunda vuelta el pasado domingo con el candidato Lenin Moreno.

Foto: El candidato oficialista a la presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, ofrece un discurso este domingo. (EFE)

Del "proyecto social" al "desierto"

En un vídeo que aún mantiene la página web del proyecto 'La Nueva Gran Ciudad', el empresario de la Línea de la Concepción (Cádiz), se jactaba de que su constructora Promaga, constituida en 1989, había construido 15.000 viviendas en el sur de España. Y explicaba que, dado que en plena crisis "el mercado en España y Europa podía estar un poquito agotado", su empresa decidió hacer expansión a Latinoamérica (además del proyecto en Ecuador, hay otra promoción en Natal, Brasil). "Vi que había un sector del mercado que nadie atendía, que eran las personas que habían ido de Ecuador a trabajar a España y Europa y a la larga necesitarían una vivienda. España en los años 60 era un país emisor de emigrantes y recuerdo que la ilusión era volver a la patria chica", explicaba.

Justo ese era el sueño de Silvia: "Mi esposo y yo queremos retornar a nuestro país porque aquí no tenemos familia ni tenemos a nadie. Yo quería comprar una casita para poder vivir con mi familia allí pero no hay nada. Se me entregó la casa con unas llaves, pero no hay agua potable, no hay luz, nada. Esa casa es como estar en un bancal".

Según el relato de Gavira, la empresa compró los terrenos, aportó el capital y comenzó a construir. "Como los clientes depositaban en un primer momento entre el 20% y el 30% de la vivienda, el BEV nos concedió un préstamo para completar la financiación. Pero resulta que el Gobierno decidió disolver la entidad y el problema es que no subroga el préstamo entre cada cliente, sino que entrega el préstamo y hay que devolverlo íntegro en un corto plazo. Entonces, en este caso en Ecuador se utiliza la figura del fideicomiso y la fiduciaria, y como hay que interponer a una persona jurídica, se ralentizó el proceso”.

Sobre todo este proceso, los afectados no escucharon ni una palabra por parte de la empresa. Julio recuerda que cuando recibió las llaves recibió un documento en el que algo le llamó la atención. "Al llegar a casa me doy cuenta de que está en manos de un fideicomiso", cuenta, al recordar que en una ocasión tuvo la oportunidad de plantearle esto directamente a Gavira. "Él me dijo que no era ninguna estafa y yo le dije: 'Yo no soy abogado ni sé de leyes pero dígame usted, una casa a la que usted le quiere poner escrituras y pertenece a un fideicomiso, cómo se llama eso. El hombre se puso muy nervioso cuando le digo la palabra fideicomiso".

"Yo quería comprar una casita para vivir con mi familia allí pero no hay nada. Se me entregó la casa con unas llaves, pero esa casa es como un bancal"

La empresa, de acuerdo con la declaración oficial del Gobierno ecuatoriano en 2015, pasó un año bajo la supervisión de la Superintendencia de Compañías, que detectó irregularidades en el registro de la información, hasta detectar que "no registró los pagos de las personas que pagaron las viviendas". Prendidas las alarmas, dijo el excanciller Patiño, hasta ahora ministro de Defensa, "se dispuso el 23 de abril de 2015 la disolución y liquidación de Promaga". Sobre la situación actual de la empresa, Gavira ha indicado que la empresa es "solvente, los terrenos están pagados". “No ha habido concurso de acreedores, a pesar de la crisis en España. La empresa ecuatoriana es solvente porque tiene un activo superior al pasivo”, agregó.

“Los clientes me deben 13 millones de euros por 450 casas, y me queda poner dos millones de mi bolsillo con los que en dos o tres meses volveremos a Ecuador para reemplazar los servicios básicos, restaurar los daños -porque en año y medio las casas se han estropeado y ha habido actos vandálicos- y terminar las 200 casas restantes. Viven unos ciento y pico clientes” que recibieron sus casas en 2012, añadió. Además, anunció que hace unos días habló con uno de los afectados e irá "pronto a dar explicaciones" a un grupo de víctimas.

"Divórciate por un préstamo"

El argumento de los actos vandálicos no acaba de calar entre quienes han tenido la oportunidad de ir a visitar sus casas en Durán. "Las casas no valen, las casas son de cartón. Allá que llueve duro, que hace un sol terrible.. valdría si hubiera materiales buenos pero es que te apoyas y se cae la pared, eso no sirve. La luz, el agua… los que viven allá los tienen de fuera porque el proyecto no los proporciona", explica Marisa.

El plan de esta familia numerosa con cuatro hijos, que han trabajado de sol a sol en ocasiones los siete días de la semana, era tener una segunda vivienda para pasar las vacaciones en Ecuador pero cuando fue a visitar le negaron la entrada en un primer momento y luego le enseñaron una casa piloto, pero no la suya.

Y lo mismo le pasó a Celia, que pidió un préstamo para poder viajar con su esposo y sus dos hijos, que se hicieron ilusiones de poder elegir habitación hasta que tras mucho insistir logró ver... el solar donde supuestamente se iba a construir su casa. "Vi puro monte, era todo hierba y pilares, mosquitos, agua y bichos". Sara también fue de sorpresa. Dos años antes visitó el proyecto y le enseñaron una casa perfectamente equipada. Cuando cayó de improviso, cuenta que no quisieron dejarla pasar pero al empeñarse se encontró "con una casa que estaba en ruinas".

"No había puertas, ventanas ni muebles del baño. Supuestamente, lo que a mí me supieron decir es que para que la gente siga creyendo que todo está bien, quitan por ejemplo los inodoros y lavabos de una casa y los ponen en otra y lo hacen mirar como a mí cuando la visité por primera vez. Además, dicen que las casas tienen tres, cuatro y hasta cinco dueños", denuncia Sara.

Lo que llegó al punto de "lo indecente" fue lo que le sucedió a Marcos. Ante la certeza de que "eso no iba a terminar bien", dejó de pagar y se puso en contacto con el empresario, que le convenció para pedir un préstamo y terminar de consignar sus cuotas, pero ya en el banco se dieron cuenta de que era más fácil que lo consiguiera él que su mujer, con lo que, afirma, recibió un curioso consejo. "'Divórciense, le dan el préstamo y en dos años o así se vuelven a casar".

* Los nombres de los afectados son ficticios para preservar su identidad

Julio y Jennifer* son oficialmente propietarios de una casa en Ecuador, su país natal, que no pueden disfrutar porque es inhabitable. Después de al menos 14 años de trabajo en España y cuando la crisis más apretaba en 2008, decidieron comprar una casa en 'La Nueva Gran Ciudad', una despampanante urbanización de 5.000 viviendas en el cantón de Durán (a solo diez minutos de Guayaquil) que iba a tener colegios, club social, piscina y hasta, se dijo, un parque acuático. Detrás estaba una promotora de La Línea de la Concepción (Cádiz), Promaga S.A., con treinta años de recorrido en el sur de España.

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