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Génova veta los congresos asamblearios tras los fiascos en La Rioja y Cantabria
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Génova veta los congresos asamblearios tras los fiascos en La Rioja y Cantabria

La dirección central insta a las directivas regionales, casi todas renovadas, a que procuren candidaturas de consenso para restañar las heridas de las peleas de marzo y abril

Foto: El presidente del PP, Mariano Rajoy (c), la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, durante una reunión del comité ejecutivo nacional del partido. (EFE)
El presidente del PP, Mariano Rajoy (c), la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, durante una reunión del comité ejecutivo nacional del partido. (EFE)

La dirección nacional del Partido Popular ha instado a las directivas regionales, casi todas renovadas, a que eviten los procesos asamblearios en los próximos congresos provinciales o insulares, además de procurar candidaturas de consenso que sirvan para restañar las heridas de las peleas autonómicas del mes pasado. La formación sale de esas asambleas regionales partida en dos en La Rioja y Cantabria, con fractura palpable en Castilla y León y con alguna división menor de la prevista al principio en Baleares y la Comunidad Valenciana.

El sistema de elección de presidentes en doble urna, e incluso el directo o asambleario, permitió al aparato del partido antes del congreso nacional frenar las presiones (más externas que internas, con la excepción del PP de Madrid y el de la Comunidad Valenciana) a favor de hacer algún tipo de 'primarias' al estilo del PSOE. Pero los resultados no han sido nada satisfactorios en las comunidades donde no había un relevo evidente ni se ha impuesto un candidato con claridad, según admiten ahora los veteranos de cada región, que preferían el sistema anterior: todo cocinado previamente en cada región, pacto posterior con Génova como instancia que tenía la última palabra y votación al final por los compromisarios.

El modelo jerárquico tradicional del PP, el instaurado por José María Aznar y Francisco Álvarez-Cascos desde la refundación de 1990 y mantenido por Mariano Rajoy hasta este mes de febrero, dejaba en la práctica la última palabra a la dirección nacional en todos los casos a la hora de presentar candidatos a barones regionales. Las pugnas entre dos aspirantes que llegaban a un congreso eran excepcionales y a los compromisarios se les daba el nombre servido.

La fórmula de la doble urna, primero una con los precandidatos para que voten todos los afiliados y luego otra para que los compromisarios decidan al final, salió tan mal en Cantabria que en la primera se impuso el 'oficialista' Ignacio Diego y en la segunda la aspirante, María José Sáenz de Buruaga, por cuatro votos. Era la votación que valía, la de los compromisarios.

En La Rioja, los populares rizaron el rizo en la pelea institucional y fue el presidente de la comunidad, José Ignacio Ceniceros, quien ganó por los pelos a la alcaldesa de la capital, Concepción Gamarra. No hubo doble urna, sino el sistema asambleario ideado para Cristina Cifuentes en Madrid: todos los militantes que quisieron concurrieron en la asamblea como compromisarios. Al final, esa fórmula dio ventaja al presidente de la comunidad, con más poder efectivo (aparato institucional) a la hora de captar voluntades entre la militancia más activa y con cargo.

Gamarra, a quien se suponía bendecida por Génova y La Moncloa al tiempo, aunque ahora lo niegan con vehemencia en ambas instancias, tendrá de presidente del partido a Ceniceros con la incógnita de quién será cabeza de lista del PP, uno u otra, en las elecciones autonómicas de mayo de 2019.

Los congresos que se han saldado con menos heridas de las previstas han sido los de Baleares y de la Comunidad Valenciana. En el primer caso, Biel Company se impuso con claridad (72%) al expresidente de la comunidad, José Ramón Bauzá, después de una campaña dura y casi sucia por los ataques personales. En Valencia, Isabel Bonig barrió con el apoyo del 94% de los compromisarios y podrá ahora renovar sin oposición todas las estructuras del partido en la región.

Otro caso distinto es el de Castilla y León, donde en las próximas semanas se tienen que celebrar los nueve congresos provinciales. El regional lo ganó Alfonso Fernández Mañueco con el 67% de los votos. El otro aspirante, Antonio Silván, solo obtuvo un tercio apoyos, pero los concentró hasta ganar en León y Palencia además de casi empatar en Valladolid.

En fuentes de los clanes provinciales del PP de Castilla y León, reconocen que sus asambleas se presentan muy complicadas después del duelo entre ambos aspirantes a suceder a Juan Vicente Herrera, pues todos los dirigentes locales se han batido por uno u otro. También admiten que tienen advertencias especiales desde Génova (Fernando Martínez-Maillo) para que no se les ocurra hacer congresos asamblearios y que procuren buscar candidatos de consenso.

Es la misma instrucción remitida a las demás direcciones regionales. Mariano Rajoy en persona se lo ha dicho a todos los presidentes regionales recién elegidos después de asistir a las asambleas de los últimos fines de semana: unidad, que cierren las heridas internas y que se pongan a trabajar ya para ganar las próximas elecciones autonómicas.

La dirección nacional del Partido Popular ha instado a las directivas regionales, casi todas renovadas, a que eviten los procesos asamblearios en los próximos congresos provinciales o insulares, además de procurar candidaturas de consenso que sirvan para restañar las heridas de las peleas autonómicas del mes pasado. La formación sale de esas asambleas regionales partida en dos en La Rioja y Cantabria, con fractura palpable en Castilla y León y con alguna división menor de la prevista al principio en Baleares y la Comunidad Valenciana.

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