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Rivera acepta el órdago: no apoyará 'gratis' al PP pese a la amenaza de las urnas
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ABSTENCIÓN EN EL REAL DECRETO DE LA ESTIBA

Rivera acepta el órdago: no apoyará 'gratis' al PP pese a la amenaza de las urnas

La formación de centro no apoyó al Gobierno en el real decreto de la estiba. Su voto no habría bastado y Rivera no 'quemará' a sus diputados. El PP se lanza a las críticas

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), es aplaudido por los miembros de su grupo tras su intervención ante el pleno del Congreso. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), es aplaudido por los miembros de su grupo tras su intervención ante el pleno del Congreso. (EFE)

La votación del real decreto de la reforma de la estiba tumbado este jueves en el Congreso puso de manifiesto dos cuestiones: que está en juego la viabilidad de la legislatura, como explica el Gobierno al no haber una mayoría estable, y que Ciudadanos no apoya de forma incondicional al PP, por mucho que sea su socio preferente. La votación que congela, al menos de momento, la liberalización del sector —y que impide a España cumplir con la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia— contó con 142 votos a favor (PP y PNV), 175 en contra (PSOE y Unidos Podemos, entre otros) y 33 abstenciones (Ciudadanos y el descuido de Errejón). La consigna en el partido que lidera Albert Rivera es clara: no achicharrará a sus 32 diputados si la posición que tomen no es realmente decisiva, como era el caso de la estiba.

En realidad, aunque los de centro se hubieran sumado al voto favorable del Ejecutivo no habrían alcanzado la mayoría necesaria. De ahí que Ciudadanos, según explican fuentes del partido, optara finalmente por la abstención, máxime teniendo en cuenta que el Gobierno no llegó a un acuerdo con sindicatos y patronal en la reunión de la víspera del pleno. "Nosotros queremos que haya un acuerdo real. Las cosas se han hecho muy mal y no vamos a apoyar de esta forma una bandera que no es la nuestra y encima que no sume", explican desde la formación naranja.

En Ciudadanos reprochan al Gobierno haber seguido adelante con la convalidación del real decreto esta semana, pese a tener margen hasta la próxima, en vez de aprovechar los días restantes para seguir con la negociación. Los de centro afirman que el PP pretendía un retrato de todas las fuerzas, especialmente de la suya y de los socialistas, para tildarlos de "irresponsables", como hizo el ministro Íñigo de la Serna, achacando a ambas formaciones "la multa millonaria que recaerá sobre en todos los españoles" por incumplir con la normativa de Bruselas. La indignación del Ejecutivo en este sentido es ahora mayúscula: la incapacidad de los partidos de la oposición para entenderse en un asunto de tanta relevancia —y que acarreará un significativo castigo económico desde la UE— perjudica seriamente la imagen de España en el exterior, echando por tierra los últimos logros de Mariano Rajoy en Versalles.

La dificultad para Albert Rivera y los suyos pasa precisamente por sacudirse las críticas de los populares, que ponen en duda que Ciudadanos sea "un partido de Estado". Los cambios de rumbo del partido naranja en votaciones de gran importancia como la de la estiba es lo que no garantiza —a ojos del PP— la fiabilidad de Ciudadanos. El ministro de Fomento daba por hecho que contaría con los 32 diputados centristas la noche anterior a la votación cuando Rivera dio el visto bueno a la oferta de prejubilaciones ofrecida a los sindicatos de estibadores por el Gobierno.

La negativa del PSOE a abstenerse, confirmando que el real decreto no saldría adelante con el apoyo de Ciudadanos, hizo a los de centro virar de nuevo hacia la abstención, entendiendo que su voto favorable no sería decisivo para que la reforma tuviera luz verde. El giro no gustó nada a los diputados populares que, como publicó este diario, se lanzaron a las críticas y al anuncio de futuras consecuencias. "El único partido serio y fiable que hay en el Congreso además del nuestro es el PNV", comentaron los parlamentarios del partido del Gobierno, además de insistir en que Rajoy tiene cada vez más pretextos para apretar el botón de las elecciones a partir del verano.

En el PP están convencidos de que ese es el escenario más probable si la dinámina en la Cámara Baja continúa así. No hay Presupuestos ni un poder legislativo a pleno rendimiento por falta de acuerdos, afirman, para criticar que el Congreso se haya convertido en una continua comisión de investigación. Aunque las primarias del PSOE y el nuevo rumbo que tome el partido serán cruciales en tanto a que los votos de los socialistas son fundamentales para las grandes mayorías, los populares miran con recelo a su socio de investidura, al comprender que Ciudadanos no los apoyará más de forma gratuita si no son decisivos.

Entretanto, los de centro continúan luchando por hacer valer su posición sin caer en las garras del PP, que busca retratar a Ciudadanos en toda ocasión posible: bien para señalar que no son responsables o para que a través de ellos lleguen otros apoyos. Una situación que se recrudece mientras crecen las desconfianzas entre los 'socios preferentes'.

La votación del real decreto de la reforma de la estiba tumbado este jueves en el Congreso puso de manifiesto dos cuestiones: que está en juego la viabilidad de la legislatura, como explica el Gobierno al no haber una mayoría estable, y que Ciudadanos no apoya de forma incondicional al PP, por mucho que sea su socio preferente. La votación que congela, al menos de momento, la liberalización del sector —y que impide a España cumplir con la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia— contó con 142 votos a favor (PP y PNV), 175 en contra (PSOE y Unidos Podemos, entre otros) y 33 abstenciones (Ciudadanos y el descuido de Errejón). La consigna en el partido que lidera Albert Rivera es clara: no achicharrará a sus 32 diputados si la posición que tomen no es realmente decisiva, como era el caso de la estiba.

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