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Menorca y Santa Cruz, oasis penitenciarios si eres un preso 'black' o un duque repudiado
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el de la palma está dentro del casco urbano

Menorca y Santa Cruz, oasis penitenciarios si eres un preso 'black' o un duque repudiado

Los dos centros tiene menos de 60 reclusos. No hay conflictividad, ni agresiones, ni peleas ni fugas. La convivencia es buena. El destino ideal si Blesa, Rato o Urdangarin buscan tranquilidad

Foto: Fachada principal de la prisión de Santa Cruz de la Palma. Foto: Panoramio.com
Fachada principal de la prisión de Santa Cruz de la Palma. Foto: Panoramio.com

La temperatura media en la isla de Menorca es de 17,5 grados. No hay inviernos fríos ni veranos excesivamente calurosos. En Santa Cruz de la Palma lo normal es ir en manga corta gran parte del año. El mercurio marca una media anual de 20,3 grados. No es que sea un gran consuelo si estás preso, pero ayuda. Se disfruta mucho más de las horas de patio. La meteorología, no obstante, es solo un aliciente. "Si yo fuera Urdangarin, o su socio Diego Torres, o alguno de los condenados por las 'tarjetas black’, sin duda elegiría estas dos islas como destino ideal para cumplir mi condena", explica a El Confidencial un veterano funcionario de prisiones. Son los ‘oasis’ del sistema penitenciario español. Sobre todo para condenas cortas.

Si hay que ponerle un pero es que estas prisiones se diseñaron para los delincuentes condenados y residentes en ambas islas. Si eres de fuera, obligas a la familia a largos desplazamientos cada vez que puedan venir verte en una de las visitas programadas. Por lo demás, los centros penitenciarios de Menorca (Islas Baleares) y Santa Cruz de la Palma (en Canarias) cumplen los requisitos que todo preso ilustre querría para su condena: pocos compañeros de celda, sin presión mediática, sin apenas conflictividad, y si se respetan la disciplina y las normas de comportamientos, un entorno amigable. "Un chollo, vaya", recalca el mismo funcionario.

Foto: El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, junto al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. EFE)

La verdad es que por fuera el centro penitenciario de Santa Cruz de la Palma no parece una prisión. Construido en 1960, hoy es un pequeño edificio de 3.200 metros cuadrados en pleno casco urbano de la ciudad, a tres minutos andando del puerto marítimo. Más bien parece una vieja casa cuartel de la Guardia Civil, con un peculiar balcón de madera que adorna la entrada principal. En su interior, 60 presos (dos de ellos mujeres) cumplen condena y llevan una vida penitenciaria muy tranquila. Del centro también dependen otras diez personas en régimen abierto (controladas por medios telemáticos y que solo van a la prisión a dormir).

"Aquí no hay incidentes graves ni conflictos. Se respetan las normas y la disciplina, y la convivencia es buena. En cierta medida somos como una familia", señalan trabajadores del centro. La prisión solo tiene 12 celdas y tres grandes habitaciones donde muchos presos comparten cama en literas como si se tratara de compañeros que hacen la mili en un barracón. "Las características arquitectónicas del edificio son peculiares". Hay un único patio donde los hombres y las dos mujeres comparten espacio pero no se mezclan, ya que están separados físicamente.

Los centros penitenciarios de Menorca y Santa Cruz de la Palma cumplen los requisitos que todo preso ilustre querría para su condena

También hay un pequeño gimnasio, una biblioteca, un pequeño taller para que los presos aprendan ciertos oficios, y una sala para ver la tele o jugar a las cartas. Un día a la semana un profesor da clases. "Para condenas cortas es el sitio ideal". En Santa Cruz de la Palma no hay presos conflictivos, y eso que hay condenados por tráfico de drogas, delitos sexuales y robos. "No hay espacios habilitados para este tipo de reclusos. Aquí todo el mundo sabe que tiene que respetar la disciplina porque si no, es trasladado de prisión", explican las mismas fuentes.

Santa Cruz de la Palma no sale en los titulares de los medios de comunicación, como lamentablemente a menudo sí aparecen otras prisiones de la península. Aquí no hay peleas, ni agresiones, ni fugas. Podría ser una opción si el Tribunal Supremo ratifica la condena de seis años y tres meses para Iñaki Urdangarin, el cuñado del Rey. Cuando la sentencia sea firme, el exduque de Palma (aunque realmente nunca ostentó el título, solo lo tenía su mujer) podrá elegir el centro penitenciario en el que ingresar, aunque luego la administración decida trasladarlo. También podrían elegir esta cárcel los condenados por las 'tarjetas black’. Según la sentencia de la Audiencia Nacional hay 19 que superan los dos años de prisión, por lo que si el Supremo también ratifica sus penas, Rodrigo Rato o Miguel Blesa también podrían elegir presentarse a las puertas de Santa Cruz.

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"Hay buen rollo", explican las mismas fuentes. "Algunas veces incluso se entabla amistad con los presos. Si luego los ves fuera por la ciudad cuando tienen algún permiso es normal charlar con ellos, tomar un café e interesarte por cómo le van las cosas". Tan buen rollo que en el año 2012 la prensa canaria aireó que algunos presos podían salir "sin vigilancia" pero con permiso verbal, aunque su régimen no lo permitiera. "Aquello se magnificó. Se trataba de presos de confianza que ya disfrutaban de permisos y que podían salir siempre acompañados por funcionarios a hacer labores cotidianas, como tirar la basura o regar el jardín exterior", explica uno de los 40 funcionarios de vigilancia del centro.

Mahón, cada preso en una celda individual

Otro destino ideal es la prisión de Mahón, en Menorca. Junto a la de Santa Cruz, el que menos presos alberga de toda España. Ahora no llega a los 60 y eso que tiene capacidad para 210 reclusos. Inaugurada el 28 de julio de 2011, tiene 84 celdas repartidas en dos módulos, más otras 24 de ingresos y salidas, por lo que los pocos reos que hay no tienen la necesidad de compartir celda. Otra prisión "amigable", explica uno de los 85 funcionarios del centro. "Aquí tampoco hay reclusos conflictivos. Son presos vinculados con la isla, porque cometieron aquí los delitos o porque sus familias residen aquí".

Situada en la carretera que une los municipios de Mahón y Sant Lluís, también podría ser un refugio penitenciario placentero para cualquiera de los últimos ilustres condenados de la última semana: Urdangarin, Torres, Blesa, Rato... o Juan José Azcona Alondriz, al que le han caído dos años de prisión por gastarse 99.270 euros con la tarjeta opaca que le facilitó Caja Madrid. En principio no debería ingresar en prisión, aunque según la sentencia no ha reintegrado lo gastado, por lo que este punto y la alarma social que generó el caso podrían hacer cambiar de criterio a la Audiencia Nacional y al Supremo, como ya se ha hecho con los cinco exdirectivos de Novacaixagalicia también condenados a dos años de prisión.

Azcona, exdirigente de CCOO, fue director general de SIEPSA, la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios, o lo que es lo mismo, el ente público que se encarga de gestionar el diseño y construcción de los centros penitenciarios. Bajo su mandato en diciembre de 2005 SIEPSA programó la construcción de esta prisión. Levantada sobre un terreno de 13.953 metros cuadrados, los arquitectos responsables del proyecto la definieron en su día como una de las cárceles de mayor calidad de España, y única en su diseño. "Pieza angular de la arquitectura penitenciaria europea", se llegó a decir.

Tiene dos módulos, el 1, de respeto, donde los pocos presos que hay conviven sin problemas ni graves incidentes. Hay dos patios, dos gimnasios, dos talleres donde los reclusos realizan trabajos no productivos (son famosos los mosaicos de azulejos que hacen), una pista polideportiva y un área sociocultural. Una vez a la semana suele haber partidillo entre los del módulo 1 y los del 2. "Nunca hay cero peligrosidad en una cárcel, pero el ambiente es relativamente bueno. Hay un sistema de positivos y negativos para premiar las buenas conductas", señala un trabajador del centro. Rutina y aburrimiento. Si Blesa, Rato y Urdangarin buscan esto, "también es el destino ideal". El centro de Menorca tampoco sale en los medios. Como mucho, los dos suicidios que la prisión sufrió en 2013, que motivaron una investigación interna por parte del Ministerio del Interior.

La temperatura media en la isla de Menorca es de 17,5 grados. No hay inviernos fríos ni veranos excesivamente calurosos. En Santa Cruz de la Palma lo normal es ir en manga corta gran parte del año. El mercurio marca una media anual de 20,3 grados. No es que sea un gran consuelo si estás preso, pero ayuda. Se disfruta mucho más de las horas de patio. La meteorología, no obstante, es solo un aliciente. "Si yo fuera Urdangarin, o su socio Diego Torres, o alguno de los condenados por las 'tarjetas black’, sin duda elegiría estas dos islas como destino ideal para cumplir mi condena", explica a El Confidencial un veterano funcionario de prisiones. Son los ‘oasis’ del sistema penitenciario español. Sobre todo para condenas cortas.

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