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La 'maldita hemeroteca' de Podemos: lo que ha cambiado de Vistalegre I a Vistalegre II
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GIROS EN EL DISCURSO Y EN EL RUMBO ESTRATÉGICO

La 'maldita hemeroteca' de Podemos: lo que ha cambiado de Vistalegre I a Vistalegre II

Iglesias, Errejón, Bescansa, Echenique... los principales dirigentes de Podemos han acumulado en las últimas semanas declaraciones contrarias a las que defendían hace dos años

Foto: Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el congreso fundacional de Vistalegre. (Daniel Muñoz)
Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, en el congreso fundacional de Vistalegre. (Daniel Muñoz)

Los cambios de trinchera en la guerra interna de Podemos, con el sector errejonista pasando de estar integrado en el oficialismo durante el primer Vistalegre a representar el ala crítica del partido de cara al próximo congreso, junto a los Anticapitalistas que permanecen fieles a su posición primigenia, y dirigentes como Pablo Echenique haciendo el camino inverso, van acompañados también de giros discursivos, en ocasiones contradictorios. Las correcciones en el rumbo, la adopción de nuevas estrategias y también la necesidad de generar diferencias para remarcar el perfil propio de cada sector en esta contienda han hecho que se acumulen consignas y declaraciones en cuestiones clave claramente alejadas de las recogidas en la hemeroteca de Vistalegre I.

Sobre el sistema de votación

Sin estar exento de ciertas incoherencias, inherentes a su cargo, el secretario de Organización es uno de los miembros de la cúpula que menos han variado su discurso entre ambos congresos. Sin embargo, hay una excepción de calado con respecto al sistema de votación que defendió en Vistalegre I, como líder natural del equipo alternativo Sumando Podemos, y el que avaló junto a Pablo iglesias en la consulta del pasado mes de diciembre. Alineado con su secretario general, defendió un sistema en el que no se separasen los documentos políticos de las listas. Justo lo contrario a la propuesta de Íñigo Errejón, sobre la que finalmente se impuso por un estrecho margen de votos.

Nada más lejos de lo que criticó en el congreso fundacional. Entonces, cuando por sorpresa y en el último momento el equipo técnico decidió cambiar el sistema de votación, introduciendo listas plancha y la obligatoriedad de votar los documentos en bloque, asociados a las candidaturas, protestó enérgicamente. “Yo mismo podría querer votar el documento político de Claro que Podemos a la vez que nuestra propuesta organizativa Sumando Podemos, y este sistema no me lo permite. Me consta que este dilema afecta a mucha otra gente también”, señalaba en un comunicado recogiendo estas declaraciones.

El pasado mes de diciembre, antes de la consulta, aseguraba que “es artificial separar los proyectos políticos de las personas que los defienden”, respaldando la votación conjunta de documentos y listas. El secretario de Organización incluso fue más allá, tachando de “error de razonamiento” y falta de lógica la demanda del sector errejonista plasmada en un manifiesto para que se votasen primero los documentos políticos y después las listas a la dirección.

Si Echenique cambió radicalmente de postura respecto al sistema de votación, en confrontación con Errejón, el secretario político hizo lo propio

Si Echenique cambió radicalmente de postura respecto al sistema de votación, en confrontación con Errejón, el secretario político hizo lo propio. En Vistalegre I fue quien promovió esta votación plebiscitaria que ahora critica: “Para que quepamos todos y no haga falta un duelo, creo que hay que separar la discusión de documentos de la de personas”. Su prioridad pasaba por evitar que Vistalegre II se convirtiese en un “congreso plebiscitario”. Echenique y Errejón han invertido así sus papeles.

Sobre el 'Podemos de la protesta'

La secretaria de Análisis Político, Carolina Bescansa, fue la primera que puso a circular la dicotomía entre el Podemos de la propuesta que representaba el sector oficialista, como sinónimo del Podemos ganador, frente al Podemos de la protesta, que representaría el sector crítico, concretamente los anticapitalistas y sus afines. “Creemos que hay un Podemos para ganar, que quiere impulsar el cambio político en nuestro país y que ha ganado Vistalegre, que es el Podemos de Pablo Iglesias y Luis Alegre, el que quiere ganar para gobernar. Y hay otro Podemos que es para protestar", explicaba en rueda de prensa semanas después de Vistalegre y coincidiendo con la segunda fase del congreso en los ámbitos autonómico y municipal.

En los últimos meses, en cambio, Bescansa se ha alineado con la estrategia de Pablo Iglesias, centrada en priorizar la calle a las instituciones, alimentando el conflicto social y creando movimiento popular. Claves del proyecto liderado por Pablo Iglesias que presentó arropado por la secretaria de Análisis Político y otros dirigentes afines.

En esta línea, Pablo Iglesias afirmaba tajante sobre el escenario durante su discurso central en Vistalegre I: “Estamos cambiando de fase, ya no somos un movimiento ciudadano”. Un cambio de fase con respecto a los primeros pasos de la formación, en los que se erigía como un movimiento-partido, rechazando convertirse en una organización clásica, como finalmente defendió en aquel congreso. Ahora vuelve a dar un giro de 180 grados. Tras defenderlo en público en diversas ocasiones, puso negro sobre blanco en el documento político para Vistalegre II: “No podemos perder nunca la perspectiva original de ser una herramienta política al servicio del movimiento popular”.

El texto encabezado por Iglesias, en el que condensa las líneas estratégicas y políticas para la nueva hoja de ruta del partido, exhorta a “ir construyéndonos para formar parte de un gran movimiento popular”. Tras defender en su diagnóstico inicial los réditos para la conquista de derechos de la esencial protesta en la calle de la ciudadanía, remarca que “sin el impulso ciudadano, nunca en la historia se han registrado cambios para las mayorías”. La construcción de un bloque social y popular es una de sus prioridades, porque, según sostiene: “Ganaremos si esas victorias no son de Podemos, sino del bloque social y popular”.

Sobre la concentración de poder

En el congreso fundacional, Iglesias defendía un modelo de organización, junto a Errejón, jerárquico y con notables atribuciones en la secretaría general. “Ya me gustaría a mí descargarme de responsabilidad, pero creo que tres secretarios generales no les ganan las elecciones a Rajoy ni a Pedro Sánchez y uno, sí”, argumentaba.

“Necesitamos más portavoces. Podemos no puede ser una cosa de dos, tiene que ser una cosa de ocho, de nueve, de 10”, dice Pablo Iglesias

De cara a Vistalegre II, sus tesis sobre el modelo organizativo han cambiado radicalmente, alineándose con el sentir general, que defiende una dirección más coral y con menos atribuciones. Así lo apuntaba ya en la universidad de otoño de Podemos, cuando el debate precongresual ya formaba parte de la agenda interna del partido: “Necesitamos más portavoces. Podemos no puede ser una cosa de dos, tiene que ser una cosa de ocho, de nueve, de 10”. Una evolución similar a la de Errejón, que en sus propuestas organizativas para Vistalegre II destaca medidas que combatió enérgicamente en el cónclave fundacional, como el principio de “una persona, un cargo”, la eliminación de algunas competencias de la secretaría general o una dirección colegiada.

Dos meses después del congreso fundacional, Iglesias cambiaba su agenda para apoyar a la candidata oficialista con la que rivalizó Echenique en las primarias autonómicas, Violeta Barba, exmilitante de IU que hoy es presidenta de las Cortes de Aragón. Entonces, el secretario general lanzaba una afirmación con la que pueden resumirse los giros del primer Vistalegre al actual: “La democracia es eso, no estar de acuerdo. Estoy orgulloso de volver a tener un duelo con Pablo Echenique, porque es un honor”.

Los cambios de trinchera en la guerra interna de Podemos, con el sector errejonista pasando de estar integrado en el oficialismo durante el primer Vistalegre a representar el ala crítica del partido de cara al próximo congreso, junto a los Anticapitalistas que permanecen fieles a su posición primigenia, y dirigentes como Pablo Echenique haciendo el camino inverso, van acompañados también de giros discursivos, en ocasiones contradictorios. Las correcciones en el rumbo, la adopción de nuevas estrategias y también la necesidad de generar diferencias para remarcar el perfil propio de cada sector en esta contienda han hecho que se acumulen consignas y declaraciones en cuestiones clave claramente alejadas de las recogidas en la hemeroteca de Vistalegre I.

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