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Patxi López corta el paso a Sánchez y se enfrentará a Díaz para liderar al PSOE
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CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

Patxi López corta el paso a Sánchez y se enfrentará a Díaz para liderar al PSOE

La postulación del 'exlehendakari' complica la candidatura del exlíder socialista, cuyo entorno acusaba el golpe del anuncio. El expresidente del Congreso toma la iniciativa en una carrera larga e incierta

Foto: Patxi López llega a la sede del PSOE en Ferraz acompañado de su mujer, Begoña Gil, y de Rodolfo Ares, este 14 de enero. (EFE)
Patxi López llega a la sede del PSOE en Ferraz acompañado de su mujer, Begoña Gil, y de Rodolfo Ares, este 14 de enero. (EFE)

La noticia amarilleó, sonó a vieja en apenas dos horas. La aprobación del calendario del 39º Congreso Federal del PSOE, con solo cinco votos en contra, como corolario de un comité prologado por un deslumbrante discurso de Javier Fernández, quedó rápidamente engullida por un movimiento ágil, sagaz y sorpresivo para muchos: el anuncio de la candidatura de Patxi López. Se contaba con ella, se vislumbraba cada vez más como una posibilidad segura, su nombre sonaba en todos los mentideros socialistas y no paraba de aparecer en la prensa. Se decía incluso que podía ser inminente. Pero no se esperaba que lo fuera tanto. Y lo fue. Frisando las cinco de la tarde, ya era oficial: el 'exlehendakari', diputado por Bizkaia y expresidente del Congreso daba el paso. Tomaba la delantera, antes que nadie. Se lanzaba a una carrera empinada y larga, las primarias del PSOE. Automáticamente, el escenario cambiaba por completo. Su postulación eclipsaba la estrella menguante de Pedro Sánchez, hasta el punto de que algunos la daban ya por imposible y rezongaban molestos, y al tiempo arrojaba presión sobre Susana Díaz, la aspirante con los respaldos orgánicos más potentes y la favorita en la competición. Ninguno ha despejado aún sus intenciones.

López jugó al despiste durante la mañana. Marcando deliberadamente perfil, a su llegada a Ferraz, insistió en que le habría gustado otro calendario —el congreso se celebrará el 17 y 18 de junio, y las primarias serán en mayo—, porque es necesario cerrar el capítulo interno "cuanto antes", pero no quiso descartarse como jinete de la carrera socialista. Durante el comité, habló con algunos compañeros, a los que anticipó su decisión, pero no tomó la palabra, mientras sus colaboradores adelantaban que podría haber anuncio pronto. A las dos, cuando concluyó la reunión, se marchó sin querer soltar prenda ante los medios pero sin poder ocultar una sonrisa pilla.

El precandidato comunicó su decisión a Fernández, los barones, los expresidentes, los ex secretarios generales (incluido Sánchez)... "a todo dios"

La maquinaria ya estaba en marcha. López (Portugalete, 1959) contaba con una lista completa de dirigentes a los que quería llamar personalmente para comunicarles su decisión. Y les fue telefoneando uno a uno. El presidente de la gestora, Javier Fernández; los barones territoriales, los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero; los ex secretarios generales Joaquín Almunia, Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez; el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, y a otros referentes sin tantos galones a los que quería notificar personalmente su salto adelante... "Llamó a todo dios", resumía posteriormente una perfecta conocedora del engranaje del PSOE. No era un gesto fortuito, porque la primera tarjeta de presentación de López es precisamente su condición de pata negra, de hombre de partido, con una cultura orgánica aprendida desde la cuna y que nadie, ni siquiera sus detractores, le cuestiona. Un punto a su favor frente a quienes veían a Sánchez como un líder accidental que nunca llegó a comprender la hondura y el funcionamiento del PSOE, y a quien culpaban de haber roto puentes y lazos con los históricos y con la nomenclatura del partido.

Patxi López, candidato a liderar el PSOE

Óscar López, Rodolfo Ares, Rafa Simancas...

El 'exlehendakari' trasladó a sus interlocutores sus "ganas" de salir al ruedo, su convencimiento de su "capacidad para sacar al PSOE de la crisis actual", que veía a Sánchez inmerso en una espiral de "rencor", que él, "pase lo que pase", tiene la intención de "contribuir a la paz interna", que quiere ayudar a recomponer las costuras estalladas. Razones que este domingo él mismo relatará en la puesta de largo de su candidatura, en la Fundación Diario Madrid. Él solo, sin más compañía que su mujer, sin descubrir todavía a su equipo, aunque en él figuran el senador Óscar López —uno de los hombres de la máxima de confianza de Sánchez hasta su caída—, ahora reconvertido en su jefe de campaña, el exconsejero vasco de Interior Rodolfo Ares —su más fiel mano derecha— y el diputado madrileño Rafa Simancas. Cúpula a la que hay que añadir el aparato del PSE, controlado sólidamente por su secretaria general, Idoia Mendia, y su número dos, Miguel Ángel Morales.

López se presenta como el aspirante que no suscita "odios" y puede generar "ilusión" y que desea "unificar al partido, empezar un nuevo tiempo"

Aunque el impulso final lo recibió esta misma semana por parte de los barones críticos con la gestora, López llevaba semanas meditando si dar o no el paso esta vez. Ya en otras ocasiones el tren le había pasado por delante y había renunciado. La última vez, en 2014, cuando era el elegido por Alfredo Pérez Rubalcaba para la sucesión, pero en su camino se cruzó otro vasco, Eduardo Madina, y desistió. Pero tras la defenestración de Sánchez en el comité federal del pasado 1 de octubre, muchos ojos se volvieron hacia él. Ambicionaba convertirse en el candidato de consenso, pero el exlíder no tiraba del todo la toalla, y Díaz dejaba cada día más claro que ella estaba vez sí quería coger el AVE a Madrid. Consciente de que le tocaría competir, fue sondeando apoyos, y apreció que las cuentas podían darle y que esta era su oportunidad. Entretanto, avanzaba algunas de sus reflexiones en dos artículos en 'El País' que no hacían sino alimentar la sospecha de que estaba listo para cabalgar en unas primarias intensas y decisivas.

Foto: Patxi López y Óscar López conversan durante una reunión de la ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba, en enero de 2013 en Ferraz. (EFE)

López quiere emerger como el candidato capaz de suscitar acuerdos, de parar el choque de trenes, el aspirante que "no genera odios" y sí puede crear "ilusión", el hombre que puede ayudar al PSOE a "salir del pozo" en el que se halla sumido, según adelantaba este sábado su entorno. "Desea unificar al partido, empezar un nuevo tiempo sin broncas", completaba otro de sus colaboradores más estrechos. Su talante componedor y su trayectoria política y vital en un entorno muy complicado (Euskadi) han hecho de él un dirigente muy respetado, al que todos reconocen una profunda consideración a las siglas.

Con Sánchez, después del comité

Pero ese perfil presenta más aristas para sus contrarios, que recuerdan que él formó parte de una ejecutiva, la de Sánchez, que llevó al PSOE al "desastre" y de la que no se desvinculó hasta su caída, como le reprochan su falta de "relato", el no tener "más proyecto que heredar el sanchismo", o el proceder de una federación, la vasca, que lleva años firmando pobres resultados electorales. Los oficialistas le echan también en cara que aunque fue el 'lehendakari' que con Zapatero condujo a ETA a su final, gobernó gracias al apoyo del PP y no supo rentabilizar en los siguientes comicios su condición de primer presidente del Gobierno de Euskadi no nacionalista.

Los más fieles al exlíder acogen mal la noticia, la ven como una maniobra para evitar que compita pero advierten de que aún podría dar el paso

López desea ocupar el espacio de los críticos con la gestora, capitalizar el antisusanismo. Captar los apoyos de Sánchez pero al tiempo marcando distancias con el ex secretario general. De hecho, conversó con él después del comité, y no antes, cuando la decisión estaba más que tomada, evidenciando así que su movimiento no estaba condicionado por la reflexión del exinquilino de Ferraz, que su elección es autónoma. Además, como recordaban en su entorno, "Patxi no se lanza porque sí", sino porque "tiene un equipo detrás, muchos apoyos, y tiene un proyecto, una visión de partido", y no una ambición "personal", como la que "proyectan Pedro y Susana". López puede lucir la confianza de los barones que antes apoyaban a Sánchez, entre los que los suyos citan a la presidenta balear, Francina Armengol, y los jefes de La Rioja (César Luena), Madrid (Sara Hernández) o Castilla y León (Luis Tudanca).

Foto: Susana Díaz en el comité federal del PSOE. (EFE)

A algunos interlocutores les adelantó que daba el paso para "frenar a Sánchez", una versión que en el círculo más estrecho de López niegan con vehemencia. Sea o no cierto ese relato, el caso es que el puzle socialista cambió radicalmente. La noticia fue mal acogida entre los sanchistas puros, los que se mantienen fieles al exlíder, que veían la postulación como una maniobra urdida con Díaz "para impedir que Pedro sea candidato". Los pretorianos del ex secretario general ya venían avisando de que su capital político no era "transferible", y recelaban del 'exlehendakari' porque se malician que al final acabará renunciando a la competición con Díaz a cambio de una cuota de poder en la nueva dirección. Pero los de López rechazan esa hipótesis: sostienen que luchará "hasta el final", que no se retirará, porque además los militantes ansían votar, y que la unidad vendrá "después de las urnas". Dicho de otro modo: primero contar apoyos en las primarias y luego ya recomponer la paz interna en el congreso del 17 y 18 de junio.


¿Qué deben hacer?

Al poco de saltar López a escena, se aquilataba la impresión, incluso entre los sanchistas más pragmáticos, de que el ex secretario general tiene "cerradas las puertas", que está ya "políticamente muerto". "Ha estado muy hábil. El primero que da, da dos veces. A Patxi solo se le puede afear que indujera a Pedro a renunciar a su escaño antes de votar no a [Mariano] Rajoy. Pero Pedro no puede esperar que la gente le aguarde eternamente", señalaba una diputada que le ha venido defendiendo contra viento y marea, que le trató de convencer de que anunciara su decisión antes del comité y que ahora considera que debe "salir ya" a prestar su respaldo a López para no dividir efectivos frente a Díaz.

Los susanistas admiten que la alternativa de López puede ser "viable" si se hace con la herencia del sanchismo y aglutina más apoyos

No todos los sanchistas lo ven así. Los dirigentes que le son más cercanos advierten de que hay que esperar y que el paso de López "no tiene por qué desactivar" al exlíder, ni hacerle desistir. Recuerdan que ha sabido reponerse frente a las adversidades y de que goza de la simpatía de las bases.

Foto: Susana Díaz junto a Patxi López. (EFE) Opinión

En la trinchera susanista, mientras, crecía la sensación de que la presidenta andaluza no tendrá más remedio que adelantar el anuncio de su postulación para no quedarse atrás y no dejarle el espacio a su rival. Ella arranca su gira para recabar apoyos en Castilla y León el próximo fin de semana, y ayer mismo defendía la necesidad de articular un proyecto "integrador", capaz de ganar al PP sin conformarse con ser el primer partido de la izquierda, y "desacomplejado". Pero no desveló sus cartas ni tenía previsto hacerlo hasta la convocatoria formal del congreso. Desde el entorno de la baronesa, antes de conocerse el paso de López, aseguraban que su decisión no estaría "influida" ni por los movimientos de Sánchez ni por los del 'exlehendakari'. Pero las circunstancias han cambiado. Dirigentes afines a la jefa de la Junta admitían que no es sostenible que esta mantenga la incógnita hasta la primavera y que la candidatura de López "es perfectamente viable si aglutina el sanchismo y suma más apoyos", pero no lo sería si no logra hacerse con la herencia del ex secretario general, bien porque este se la niega o porque él decide concurrir. "Pero a él le puede más el odio a Susana, así que lo lógico es que renuncie", añadía una diputada.

Susana Díaz elude pronunciarse sobre su posible candidatura

Los oficialistas confían en que la irrupción de López aboque a una campaña menos polarizada, en la que no se estigmatice a ningún bando por ser "traidor" o "desleal" con los principios socialistas.

En el entorno de López subrayan que quiere que los candidatos desvelen sus cartas y advierten de que competirá "hasta el final" contra Díaz

En el entorno del 'exlehendakari' se felicitaban de que hubiera tomado la delantera y confiaban en que el viento del efecto sorpresa soplase a su favor. Lo que él no quería era "marear la perdiz", lo que deseaba es que se acabaran "los conciliábulos" y las apuestas, buscaba contribuir a "clarificar las posiciones de todo el mundo, a que se deje de jugar al gato y al ratón". Quiere que todos destapen sus cartas. Y lo hagan ya. Cuando quedan cuatro meses largos para las primarias. "Al final vamos a tener que adelantar el congreso", decía con guasa una dirigente. En el PSOE todo puede ser.

Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara elogian a Susana Díaz

Toda una vida volcada en el partido

Patxi Álvarez nació el 4 de octubre de 1959 en Portugalete (Bizkaia). Su cuna fue socialista. Por su casa desfilaron en la clandestinidad dirigentes del partido como Felipe González, Joaquín Almunia, Ramón Rubial o Manuel Chaves para reunirse con su padre, Eduardo López Albizu, 'Lalo', un alto dirigente de UGT que murió en 1992.

López ingresó en las Juventudes Socialistas en 1975 y dos años más tarde en el PSE. Y aunque comenzó la carrera de Ingeniería, no la llegó a concluir: en 1985 fue elegido líder de la organización juvenil en Euskadi, y dos años más tarde, en 1987, con 28 años, accedería a su primer cargo público, el de diputado en el Congreso, al sustituir a José Antonio Saracíbar. Después volvió a Euskadi. Entre 1991 y 1995 ya era secretario de Organización del PSE, y luego pasó a la ejecutiva vizcaína, de la que fue su líder en 1997, en sustitución de Nicolás Redondo Terreros, al que sucedió en la secretaría general del PSE en marzo de 2002. Ocupó el cargo hasta 2014, 12 años, más de los que estuvieron Txiki Benegas (1977-1988) y Ramón Jáuregui (1988-1997). 

Durante su mandato, los socialistas vascos lograron sus mejores resultados, hasta lograr la Lehendakaritza en 2009, gracias a un pacto con el PP. Pero desde entonces los resultados no han dejado de empeorar. El PSE cosechó un 14,23% en Euskadi en las generales del 26-J y un pírrico 11,94% en las autonómicas del pasado 25 de septiembre. 

López se integró en la ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba (2012-2014) como secretario de Relaciones Políticas. Pero cuando se volcó en su actividad política en Madrid fue tras el último congreso. Tras renunciar a dar la batalla, se posicionó del lado de Pedro Sánchez, que lo hizo secretario de Acción Política y Ciudadanía, al tiempo que cedió las riendas del PSE a Idoia Mendia. Sánchez lo eligió para presidir el Congreso en la XI Legislatura, un premio que fue posible gracias a la alianza con Ciudadanos. Pero las Cortes se disolvieron en mayo y tras el 26-J no pudo repetir en su puesto. El 'exlehendakari' fue uno de los colaboradores más cercanos de Sánchez. Pero su caída abrió un progresivo cisma entre ellos

La noticia amarilleó, sonó a vieja en apenas dos horas. La aprobación del calendario del 39º Congreso Federal del PSOE, con solo cinco votos en contra, como corolario de un comité prologado por un deslumbrante discurso de Javier Fernández, quedó rápidamente engullida por un movimiento ágil, sagaz y sorpresivo para muchos: el anuncio de la candidatura de Patxi López. Se contaba con ella, se vislumbraba cada vez más como una posibilidad segura, su nombre sonaba en todos los mentideros socialistas y no paraba de aparecer en la prensa. Se decía incluso que podía ser inminente. Pero no se esperaba que lo fuera tanto. Y lo fue. Frisando las cinco de la tarde, ya era oficial: el 'exlehendakari', diputado por Bizkaia y expresidente del Congreso daba el paso. Tomaba la delantera, antes que nadie. Se lanzaba a una carrera empinada y larga, las primarias del PSOE. Automáticamente, el escenario cambiaba por completo. Su postulación eclipsaba la estrella menguante de Pedro Sánchez, hasta el punto de que algunos la daban ya por imposible y rezongaban molestos, y al tiempo arrojaba presión sobre Susana Díaz, la aspirante con los respaldos orgánicos más potentes y la favorita en la competición. Ninguno ha despejado aún sus intenciones.

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