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Pilar Villacorta: la voz de las mujeres en la Guardia Civil... que sufre lo que denuncia
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denuncia a un coronel por abuso de autoridad

Pilar Villacorta: la voz de las mujeres en la Guardia Civil... que sufre lo que denuncia

Es la única mujer en el Consejo de la Guardia Civil. Ha denunciado casos de acoso sexual en el cuerpo y de trato discriminatorio. Paradójicamente, hoy la víctima es ella

Foto: La guardia civil Pilar Villacorta, en Santander. (Foto: David S. Bustamante)
La guardia civil Pilar Villacorta, en Santander. (Foto: David S. Bustamante)

El nombre de Pilar Villacorta (Palencia, 1970) quizá no les diga nada. Pero su papel es fundamental en el día a día de las 5.067 mujeres que hay actualmente en la Guardia Civil (varones son 76.845). Y no hay que ser director de recursos humanos de ninguna gran empresa para saber que un creciente 6,59% de féminas con tricornio es una cifra a tener en cuenta.

Esta mujer menuda y de discurso firme —podría pasar por una motera contestataria: pelo caoba, tatuajes y hombro al aire— es una autoridad en el instituto armado. Es la única mujer vocal del Consejo de la Guardia Civil, un órgano en el que están representados el Gobierno y las diferentes asociaciones y colectivos de guardias civiles de nuestro país. También es vocal en el Comité para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres, y fue hasta fin de octubre de 2016 secretaria nacional de la Mujer de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), un organismo que es el mayoritario y agrupa a 31.000 efectivos de un cuerpo donde aún se palpa el miedo a estar sindicado.

El acoso sexual y el chaleco solo para hombres

Villacorta pertenece al Seprona y actualmente está destinada en Cantabria. Entró en 1993 en el cuerpo. Aquí ya es fácil imaginar a esta licenciada en Biblioteconomía y Documentación y técnica en Igualdad de Género, madre de dos adolescentes y enamorada de la vida rural, con una moto de campo. Círculo cerrado. Gracias a su labor, casos tan escalofriantes como el de la guardia murciana que fue violanda y obligada a abortar por un superior en la región de Murcia, como contamos en El Confidencial, salieron a la luz. Y es que en la Guardia Civil "hay muchas Zaidas", declara Villacorta, haciéndose eco de las vejaciones que denunció la militar Zaida Cantera. O detrás de la guardia destinada en Salamanca, que se enfrenta ahora a una pena de prisión (de seis meses a seis años) por no ponerse un chaleco antibalas de hombre (y que le estaba grande) y llevar uno que se había comprado ella misma ajustado a su talla y género.

"La agente declinó respetuosamente ponerse el chaleco de hombre porque la prenda para varones dificulta a las mujeres el acceso al arma reglamentaria, deja los hombros al aire y los grilletes, con lo que se pone en riesgo su seguridad y la seguridad de las personas que defendemos. Tenemos pecho, y el chaleco de hombre que se ajusta con velcro oprime innecesariamente cuando hay prendas femeninas que hacen este uso. El oficial la denunció por insubordinación y la guardia civil puede terminar en la cárcel después de 23 años con una hoja intachable de servicio. A ver cómo explica a sus dos hijos lo de ir a la cárcel por hacer bien su trabajo", denuncia Villacorta, que recalca una y otra vez que estamos en el nivel 4 de alerta antiterrorista y las medidas de seguridad son necesariamente mayores.

El oficial denunció por insubordinación a una agente por declinar ponerse el chaleco de hombre porque la prenda "dificulta a las mujeres el acceso al arma"

Situaciones y abusos que se repiten. Pero no hay apenas denuncias y Villacorta tiene que combatir diariamente con el miedo de sus compañeras en un cuerpo donde actualmente un 12,61% de funcionarias de la Benemérita se encuentra de baja, frente al 6,57% de los hombres. Hace apenas un año, contaba: "La Guardia Civil es un Estado dentro del Estado. En la Guardia Civil, el protocolo de acoso no es garantista, como en el resto de la Administración pública. Tenemos uno propio. Aquí pones una denuncia y acaba muriendo en algún cajón, porque no hay fecha de respuesta. A la Dirección General de Madrid le hemos preguntado, sin éxito, cuántas de las mujeres que se han jubilado precipitadamente lo han hecho por motivos de acoso".

Hoy, Pilar es la protagonista. "Siempre me rondó la idea de que alguna vez podría ser yo la víctima. Ahora sí, yo tengo las armas y la formación para defenderme". ¿Inútil? Ocurrió y su denuncia ya está oficialmente en un cajón. Escuchen.

Y le tocó a ella

El pasado 21 de octubre, Pilar Villacorta elevó al Juzgado Togado Militar Central una denuncia a un superior (al coronel de la Guardia Civil en Cantabria, Luis Antonio del Castillo) por un hecho del que fue testigo y víctima durante un ejercicio de tiro. Se le exigió usar el chaleco antibalas. Lo declinó y la autorizaron a hacer el ejercicio sin chaleco, junto con otras dos mujeres. ¿Su razón? No lo llevaron no por ser una prenda de hombre, sino porque la talla S de los varones, por su complexión física, les está grande. Las ponía en desventaja para realizar eficazmente su ejercicio de tiro. La pistola queda demasiado alta y es complicado sacarla. Los hombros les quedan, indefensos, al aire.

Siempre me rondó la idea que alguna vez podría ser yo la víctima. Ahora sí, yo tengo las armas y la formación para defenderme

Después de una cadena de esperas, un agente les enseñó cómo se colocaba correctamente el chaleco masculino. "Me sentí humillada. Solo nos faltó un escaparate para exhibir cómo estábamos siendo ridículamente encajadas en unas prendas que no nos valían. El guardia no dejaba de apretarnos los velcros en el pecho, que nos incomodaba, y los hombros se nos subían. Fue dantesco. Y mientras, el coronel nos dio una charla sobre cómo se ponía un chaleco que nos venía grande. Luego nos indicó lo importante que era colocarse el chaleco, aunque nos sintiéramos incómodas. Siendo que la norma dice que el chaleco debe ser cómodo, flexible y ergonómico para ser eficaz y eficiente, extremos que el coronel obvió en todo momento", cuenta.

Denuncia pionera a un coronel

Villacorta, que es técnico de Relaciones Laborales, solicitó la presencia de uno y se le denegó, ya que el coronel que las atendía tenía esta formación. Siendo consciente de su estado de ansiedad, solicitó un médico y le dijeron que el más próximo estaba en Bilbao. Y dada la lejanía, la portavoz de AUGC pidió ver al coronel, quien le respondió que no tenía nada que hablar con ella porque no entendía el motivo de su presencia: la volvió a derivar a su médico de zona. Los hechos se plasmaron en una denuncia sin precedentes, ya que muy pocas veces un mando de alta graduación ha sido denunciado por una mujer en el Tribunal Togado Militar. De ahí la repercusión.

Me sentí humillada. Solo nos faltó un escaparate para exhibir cómo estábamos siendo encajadas en unas prendas que no nos valían

Villacorta lo explica. "El artículo 31 de nuestro reglamento dice que los miembros de la Guardia Civil tenemos derecho a la protección adecuada en materia de salud y seguridad. Estamos pidiendo chalecos femeninos, algo que otros cuerpos, como la policía, contemplan con naturalidad. Ellos incluso se plantean pedir hasta siete tallas para que cada chaleco esté adaptado a la copa del pecho de la mujer. Con la alerta 4, se solicitaron chalecos también para mujeres. El Ministerio del Interior dijo que en septiembre llegarían 29.000 chalecos, de los cuales dos tallas se reservaban para mujeres. Con ellos tenemos que defender y defendernos. Hacer nuestro trabajo. No es un capricho ni una insubordinación reclamarlo. Tenemos tetas, señores, y otra antropometría. En la sociedad civil, esto sería una queja, pero aquí se aplica el código penal militar". Silencio. Pausa. Vaso de agua.

Un apunte: la denuncia de Villacorta, que ya duerme en un cajón como les adelantamos, fue por abuso de autoridad. Otra perla, en el código penal militar no existe el término discriminación de género.


"Hay miedo a hablar"

¿Los motivos de estos atrasos? Acaban de regular, con 20 años de retraso, la jornada laboral, y sigue siendo discriminatoria con respecto al resto de cuerpos policiales. "Esto quiere decir, además, que no se tipifica el número de horas al día que hemos de trabajar, ni se regulan los descansos ni el tiempo extra". Silencio. "Ya se han cumplido 26 años desde que las mujeres nos incorporamos, que no integramos, a este cuerpo [las primeras 198 se convirtieron en guardias en la 94 promoción de la Academia, en 1989], y hay pocos avances en materia de derechos. La maternidad, por ejemplo, hace mella y se traduce en absentismo laboral y en las bajas", dice.

Y aporta los duros datos de Burgos, A Coruña y León. "La peor provincia para ser mujer y guardia civil de España es Burgos. Una de cada cuatro de allí está de baja. El absentismo laboral femenino en Burgos triplica al del resto del país y representa siete veces más que el masculino. ¿Por qué? Nadie pregunta. La palabra acoso es tabú en la Guardia Civil", espeta. Y añade: "Algo tan normal como tener una guardia civil embarazada se sigue viendo como un problema".

La peor provincia para ser mujer y guardia civil es Burgos. Una de cada cuatro está de baja. El absentismo laboral triplica al del resto del país

Villacorta tiene ganas de modernizar la Guardia Civil. Y narra una y otra situación, que no solo las afecta a ellas, sino que los varones también sufren cuando piden cambios de turno para poder ver a sus hijos porque, por ejemplo, están divorciados. La no proyección de una imagen moderna afecta no solo internamente. Desde la AUGC, detallan cómo las mujeres víctimas de violencia de género en el ámbito rural se enfrentan a situaciones tan duras como tener que contar las agresiones a un guardia civil que juega a las cartas con su pareja maltratadora o exponer los detalles del maltrato en un cuartel donde es escuchada por cualquier otra persona. "Las víctimas que se atreven a ir a los cuarteles llegan destrozadas y necesitan dedicación profesional e información sobre sus derechos, porque muchas de ellas no van a presentar la denuncia, sino a pedir información", detalla Villacorta, que explica la ventaja de tener mujeres guardias civiles en los cuarteles con formación en temas de violencia de género. "Somos muy necesarias. Un valor para el cuerpo, no un problema", recalca.

"Hay miedo a hablar. Es paradójico que un cuerpo como este, cuya máxima es la defensa de los derechos de los ciudadanos, sea precisamente el que carezca de algo tan básico como la libertad de expresión. Y lo digo alto, claro y sin miedo". Y, añadimos, con una denuncia en el cajón.

El nombre de Pilar Villacorta (Palencia, 1970) quizá no les diga nada. Pero su papel es fundamental en el día a día de las 5.067 mujeres que hay actualmente en la Guardia Civil (varones son 76.845). Y no hay que ser director de recursos humanos de ninguna gran empresa para saber que un creciente 6,59% de féminas con tricornio es una cifra a tener en cuenta.

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