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Mariano Rajoy, ante el riesgo de ser el presidente peor valorado de la democracia
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EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CIS

Mariano Rajoy, ante el riesgo de ser el presidente peor valorado de la democracia

El presidente del Gobierno es el peor valorado en la historia de la democracia española, según el CIS. Nunca antes había sido investido un dirigente con una nota tan baja tras la sesión de este sábado

A solo un mes de las elecciones en las que resultaría elegido presidente por primera vez, los españoles le otorgaban a Mariano Rajoy un nota de 4,7 según las encuestas del CIS. Solo Leopoldo Calvo Sotelo había llegado a la presidencia con un suspenso, aunque al cabo de un mes logró superar la barrera del aprobado pese a la inestabilidad del país y de su propio partido. Rajoy, sin embargo, emprendió una caída en picado desde que se hizo con el cargo hasta los comicios de junio de este año, cuando experimentó un ligero repunte. La figura del gallego parece ir al alza en los últimos meses, aunque no evitará regresar a la presidencia como el peor valorado de la historia.

Los españoles aprobaron a solo dos presidentes desde septiembre de 1978, cuando aparece la primera evaluación del CIS sobre la imagen que los encuestados tenían sobre el entonces presidente Adolfo Suárez. Así han sido calificados, de menos a más, los mandatarios españoles durante los últimos 38 años.

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“No hay precedente de una decisión tan brutal en los cambios laborales de nuestro país”, advirtió Cándido Méndez, secretario general de UGT. Apenas habían pasado tres meses desde que asumió el puesto y Rajoy ya se enfrentaba a su primera huelga general. En febrero, el ejecutivo popular impulsaba una nueva reforma laboral, tildada de “extremadamente agresiva” por el propio ministro de Economía, Luis De Guindos, en los pasillos de Bruselas y rechazada por los sindicatos al entender que abarataba el despido y dificultaba los convenios.

Los problemas se acentuaron en su primer verano como presidente. El fantasma del rescate europeo acabó por hacerse realidad en el mes de julio: 100.000 millones de euros destinados exclusivamente a la banca. En noviembre, una nueva huelga general paralizaba el país. La popularidad de Rajoy cae por debajo de los tres puntos, que no recuperaría hasta enero de 2015. Entremedias, continúa el rechazo social por las constantes reformas y el afloramiento de casos de corrupción vinculados al Partido Popular. El desgaste de su imagen durante la legislatura se frenó este año, cuando su valoración comenzó a mejorar. Casualmente en el que ejerció como presidente en funciones.

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Nunca un presidente entró con tanta popularidad y nunca antes se fue con tan poca. El PSOE volvía a gobernar tras ocho años de Aznar, en los que el país había cambiado radicalmente. Los votantes depositaron su confianza en José Luis Rodríguez Zapatero, que tenía en la retirada de las tropas de Irak una de sus grandes bazas.Tres días después de los atentados del 11-M, durante los que se cuestionó la política informativa del Ministerio del Interior sobre la autoría de los atentados, los socialistas regresaban al ejecutivo con un 39,3% de los votos.

La primera legislatura de Zapatero destacó el esfuerzo por mejorar las políticas sociales. En esta etapa constituye el primer gobierno paritario y se aprueba el cheque bebé, la ley de Memoria Histórica o el matrimonio igualitario. Su valoración había bajado hasta que llega a superar el aprobado en las elecciones de marzo de 2008, cuando la crisis internacional comienza a tener sus primeros efectos en España. El desempleo, que llegó a un mínimo de 7,93% (el valor más bajo en treinta años), aumentaba ahora a ritmo de un punto por trimestre.

Pese al respaldo electoral, en el que el PSOE se hace con el 43% del electorado, la popularidad de Zapatero comienza a descender. Los medios ya emplean el término ‘crisis’ y afean al ejecutivo el uso de eufemismos como “desaceleración” o “debilidades económicas”. El malestar por el creciente índice de paro se ve alimentado por las medidas que implanta el Gobierno en 2010 para evitar el rescate europeo: congelación de pensiones, rebaja del sueldo de los funcionarios y subidas de impuestos. La reforma laboral impulsada en el mes de junio desemboca en una huelga general de escaso éxito, con un 70% de seguimiento según los sindicatos.

Un año después, y luego de anunciar que no volvería a presentarse a las elecciones, aprobaba en el Congreso la polémica reforma constitucional del artículo 135 que establece un tope de gasto para el Estado. La imagen de Zapatero estaba seriamente dañada. Tanto, que se vio obligado a adelantar los comicios a diciembre de 2011, cuando Mariano Rajoy se impuso por mayoría absoluta al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Ni siquiera el fin de ETA, anunciado en octubre, impidió que la popularidad del dirigente siguiese bajando.

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Le tocó ser el único político de la democracia en llegar a la presidencia sin ser votado, en medio de una inestabilidad política y social creciente y en un partido ya fragmentado. Por si fuese poco, su investidura estuvo marcada por el fallido golpe de Estado del 23 de febrero. Leopoldo Calvo Sotelo sucedía a Adolfo Suárez para firmar el mandato más corto: solo 22 meses.

En su etapa, sin embargo, se cometieron importantes reformas como el ingreso de España en la OTAN, la firma de los restantes estatutos de autonomía y la primera ley que regulaba el divorcio. Calvo Sotelo no se presentaría como candidato por UCD a los elecciones de 1982, en las que el que hasta ese momento había sido el partido hegemónico lograba solo 11 diputados.

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El Partido Popular gobernaba por primera vez con José María Aznar como presidente, que nunca llegó a superar el 5,78 de aprobación. Su valoración baja en el primer año, cuando decide congelar el sueldo de los funcionarios. La economía española se despereza de la crisis del 92 con las privatizaciones de Telefónica o Repsol y la reducción de la inflación mediante el control del gasto público. En los ocho años de aznarismo, el PIB crece un 87,5%, de 459.337 millones de euros a 861.420.

La estabilidad económica de este período se vio refrendada en las urnas el 12 de marzo del 2000, cuando el PP obtiene su primera mayoría absoluta. La popularidad de Aznar alcanza entonces su máximo hasta que, un año después, el ejecutivo se enfrenta a los sindicatos por la reforma de la protección del desempleo. El Gobierno decide aplicar por decreto ley esta modificación solo un día después de la convocatoria de huelga general contra la reforma.

La valoración del presidente desciende con la gestión del desastre ecológico del Prestige, en noviembre de 2002, y tras la cumbre de las Azores que precipitó la invasión de Irak, en marzo de 2003. El CIS no vuelve a consultar la opinión que los españoles tienen de Aznar a partir de octubre de 2010, cuando las protestas por la guerra se multiplican.

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La primera nota de un mandatario español fue un suficiente raspado. El CIS estrenaba en septiembre de 1978 este tipo de encuesta, que otorgaba a Suárez un 5. La valoración ciudadana bajaría paulatinamente pese a situarse siempre cerca del aprobado.

El dirigente vivió una época convulsa durante su mandato, con la urgencia de reestructurar la economía, acelerar el proceso democrático y con ETA dejando 262 víctimas mortales en el mayor período de actividad de la banda terrorista. Además de la endeble situación del país, Suárez debía enfrentarse a la crisis interna de su partido. Uno de los golpes definitivos para su Gobierno fue el referéndum sobre la autonomía de Andalucía, en el que la UCD pidió el voto blanco o la abstención. Los resultados fueron desastrosos para el partido, luego de que el 55,4% de los andaluces votasen a favor en la consulta. La quiebra de la UCD, que había contado con 56 ministros diferentes desde julio de 1976, se tradujo en la moción de censura presentada por el PSOE. Aunque no progresó, en un Congreso todavía dominado por su partido, Felipe González salió reforzado y se colocó como el político más valorado en las encuestas de opinión.

La cuestionada elección de Fernando Abril Martorell como vicepresidente en 1980, amigo personal de Suárez desde la infancia pero poco valorado por sus compañeros de partido, acabó provocando la dimisión del primer presidente de la democracia en enero de 1981.

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El presidente más duradero es también el más valorado por los españoles durante su mandato. Eso sí, existen períodos de seis meses sin que se publiquen encuestas del CIS sobre la popularidad de Felipe González en los 14 años que gobernó.

La década de los ochenta introdujo una serie de medidas sociales y económicas que impulsaron la situación del país, como se reflejó también en la opinión que los españoles tenían sobre González. Los avances contaron con un respaldo internacional que supuso la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y la asignación de la Expo y los Juegos Olímpicos a Sevilla y Barcelona, respectivamente.

Los casos de corrupción y la guerra sucia contra ETA acabaron por minar la última legislatura de Felipe González, donde obtuvo sus peores resultados de valoración. A finales de los ochena salía a la luz pública el clientelismo político con el hermano del vicepresidente Alfonso Guerra, seguido por los casos de corrupción de Filesa e Ibercorp o las grabaciones del CESID a políticos y empresarios. Pese al repunte típico en la imagen de los candidatos previo a las elecciones generales, González acabó por ceder la presidencia tras 14 años en favor de José María Aznar, aunque por un ligero margen de votos.

A solo un mes de las elecciones en las que resultaría elegido presidente por primera vez, los españoles le otorgaban a Mariano Rajoy un nota de 4,7 según las encuestas del CIS. Solo Leopoldo Calvo Sotelo había llegado a la presidencia con un suspenso, aunque al cabo de un mes logró superar la barrera del aprobado pese a la inestabilidad del país y de su propio partido. Rajoy, sin embargo, emprendió una caída en picado desde que se hizo con el cargo hasta los comicios de junio de este año, cuando experimentó un ligero repunte. La figura del gallego parece ir al alza en los últimos meses, aunque no evitará regresar a la presidencia como el peor valorado de la historia.

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