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Cenizas de los difuntos: la inicineración en España, entre el vacío legal y el veto papal
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Cenizas de los difuntos: la inicineración en España, entre el vacío legal y el veto papal

La opción de incinerar a los difuntos cada vez es más habitual en España, por lo que el sector reclama una ley que regule las opciones posibles, cada vez más imaginativas

Foto: Los enterramientos van perdiendo peso. (EFE)
Los enterramientos van perdiendo peso. (EFE)

La prohibición de la Iglesia del pasado martes impide a los fieles esparcir o conservar las cenizas en cualquier sitio que no sea un sagrado cementerio, y responde así a una tendencia de cambio de los hábitos funerarios. Cada vez más familiares optan por cremar a sus difuntos en lugar de darles sepultura, a pesar del vacío legal que no contempla algunas de las opciones más habituales.

Cada vez se entierra menos

En 2015, el porcentaje de incineraciones alcanzó el 36%, según datos de Panasef, la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, un 20% más que hace una década. “La opción de la cremación a nivel cultural es aún reciente en España, y esta posibilidad cada vez se oferta y se demanda más, desde que empezó a hacerse en los años setenta”, explica Josep Ventura, portavoz de la asociación, que cree que la decisión papal no tendrá impacto sobre su negocio, al contemplar todas las opciones.

En las zonas rurales aún sigue existiendo mucha más tradición por enterrar

Según sus datos, en 10 años la opción de convertir los restos en cenizas superará a la de mantenerlos bajo tierra, algo que ya ocurre en capitales de provincia como Granada, Sevilla o Bilbao, donde la incineración llega al 70%, mientras que en Barcelona o Madrid se mantienen en la mitad. “En las zonas rurales, aún sigue existiendo mucha más tradición por enterrar”, añade. En la actualidad, existen 364 hornos crematorios en España, que realizan 419 incineraciones al día.

En el caso de Madrid, según datos municipales, ha habido un incremento del 44% en las cremaciones desde 1992 (cuando hubo 6.676 incineraciones) y se ha mantenido estable en los últimos 10 años. Sin embargo, el número de enterramientos ha bajado significativamente en la última década, aunque no se refleja un aumento de las cremaciones porque muchos no llegan a los cementerios en su destino final.

Falta de legislación común

Sin embargo, desde el sector funerario reclaman una ley que regule el sector y especifique lo que se puede hacer con las cenizas, puesto que la norma en vigor data de 1974. En ella, se contempla la conservación de las cenizas por parte de los familiares o en columbarios habilitados, su dispersión por espacios específicos de los cementerios y su esparcimiento en la naturaleza salvo en vías y parques públicos donde no esté permitido hacerlo junto con la urna. Es en este último punto precisamente donde reside la ambigüedad que reclaman resolver desde el colectivo, que movió 1.475 millones de euros el año pasado.

Se estima que tan solo el 35% de las cenizas de las cremaciones acaba en cementerios

“Cuando se promulgó la ley, solo había un horno crematorio en España, y creemos que la cantidad de posibilidades que existen ahora hace necesaria una legislación común, que refleje los aspectos sanitarios, medioambientales y de defensa de los consumidores”, añade Ventura. Se refiere, por ejemplo, a cuestiones como el uso de urnas biodegradables en los casos en los que se depositan en la naturaleza o a especificar la distancia a la que pueden lanzarse al mar, por poner algunos ejemplos.

Según datos del sector, solo el 35% de las cenizas acaba en cementerios, mientras que el resto no se controla ni se sabe dónde acaba. En países como Noruega o Francia, existen leyes que recogen, por ejemplo, la trazabilidad de los restos, y los familiares deben comunicar dónde las depositan y qué hacen con ellas. En otros como Alemania o Bélgica, directamente se prohíbe que salgan del camposanto si no es en manos de un funerario.

“Creemos que el sitio de las cenizas, como restos humanos que son, es el cementerio, para guardarles memoria y recordarlos, aunque sea gratuitamente”, explica Jordi Valmaña, director general de Cementerios de Barcelona, que espera que la prohibición de la Iglesia refuerce esta opción. "Nosotros desaconsejamos tenerlas, en casa porque no lo recomiendan los expertos en duelo, las casas son para los vivos", coincide Ventura.

Alternativas: convertirlas en árboles y joyas

Sin embargo, desde la empresa BIOs, que ofrece una alternativa urna biodegradable de la que crece un árbol con las cenizas del familiar, opinan que una ley no debería entrar a regular algo tan íntimo. “Creo que cada uno puede hacer lo que quiera con las cenizas de su difunto, mientras que no tenga un impacto medioambiental" explica Roger Moliné, director general de BIOs. "En el caso de las urnas, ya lo contempla la ley, que no permite depositar ningún tipo de material no biodegradable en entornos naturales”.

El documento 'Instruccion Ad resurgendum cum Christo', donde el papa Francisco ha difundido las normas para proceder con los restos de un familiar, señala concretamente entre sus usos prohibidos convertirlos en joyas. La empresa Eternima, con sede en Barcelona, ofrece este tipo de servicio, y no cree que la prohibición vaya a afectarles, al contrario. “Me he enterado de la noticia por el aumento de visitas en la web, así que creo que nos viene bien, porque así esta alternativa se conoce más”, cuenta el dueño, Mathew Dalmain.

Desde su web, muchas personas pueden conservar una parte de su ser querido en múltiples formas: desde colgantes o figuras decorativas de cristal a tatuajes o retratos hechos con ceniza. “Suelen elegirlos hijos que quieren recordar así a sus padres, y como pasan más desapercibidas que una urna, mucha gente lo prefiere para tenerlas en su salón”, añade Dalmain.

La prohibición de la Iglesia del pasado martes impide a los fieles esparcir o conservar las cenizas en cualquier sitio que no sea un sagrado cementerio, y responde así a una tendencia de cambio de los hábitos funerarios. Cada vez más familiares optan por cremar a sus difuntos en lugar de darles sepultura, a pesar del vacío legal que no contempla algunas de las opciones más habituales.

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