Caso Diana Quer: Un juzgado de Pozuelo decidirá sobre la custodia de la hermana de la joven desaparecida

Un Juzgado de Pozuelo de Alarcón decidirá si la custodia de Valeria, la hermana de Diana Quer —desaparecida en Galicia el pasado 22 de agosto—, recae finalmente en el padre de las chicas, Juan Carlos Quer, o en la madre, Diana López-Pinel. El Juzgado número 2 de Ribeira, que ordenó retirar la custodia a la segunda para entregársela al primero, se ha inhibido a favor del juzgado madrileño, que ya conocía sobre el contencioso que mantiene la pareja desde hace años.

El Juzgado de Ribeira tomó la decisión de quitarle la custodia a la madre después de que la mujer y su hija Valeria protagonizaran un llamativo episodio en el ambulatorio, donde ambas acudieron para tratar una crisis de ansiedad. El centro de salud remitió informes al juzgado, que posteriormente optó por tomar la llamativa determinación, que se produjo pocos días después de que desapareciera Diana.

A raíz de la resolución judicial del Juzgado número 2 de Ribeira, la madre dejó de aparecer en los medios de comunicación, ante los cuales venía compareciendo prácticamente a diario desde que se perdió la pista de su hija mayor, de 18 años, cuyo paradero aún está siendo investigado por la Guardia Civil dentro de las pesquisas instruidas por el Juzgado número 1 de la misma localidad gallega, que acaba de prorrogar el secreto de las actuaciones.

El conflicto de Juan Carlos Quer y Diana López-Pinel ha aflorado en plena búsqueda de la joven y ha provocado que en algunos momentos se ponga el foco sobre la madre de la chica. Su abogado, Pedro de Bernardo, ha tratado de explicar que las continuas visitas de los agentes de la Comandancia de A Coruña y de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil a la casa de la mujer se enmarcan en el ámbito normal de la investigación que llevan a cabo los miembros del instituto armado.

El Juzgado número 2 de Ribeira se ha inhibido ahora a favor de los tribunales de Pozuelo después de tomar declaración a la madre el pasado 16 de septiembre en calidad de investigada. Diana López-Pinel compareció durante más de dos horas ante la titular del Juzgado. Por el momento no ha trascendido nada de lo que la mujer dijo durante ese tiempo, más allá de lo que la propia protagonista explicó a la salida, cuando afirmó que se sentía muy satisfecha de haber declarado y que confiaba "en abrazar a Valeria y a Diana" pronto.

En paralelo a la conflictiva situación familiar, la Guardia Civil continúa trabajando para encajar todas las piezas del puzle y conseguir reconstruir lo que pasó la madrugada del 22 de agosto en A Pobra do Caramiñal, cuando Diana regresaba de las fiestas del pueblo, volvió a su casa pasadas las dos de la mañana, se cambió de ropa y salió de nuevo a la calle. Los investigadores rastrean las matrículas de los vehículos que esa noche transitaron por la zona, con el fin de determinar si alguno de ellos siguió el mismo recorrido que la joven cuando caminaba hacia su casa y luego a otros lugares.

El análisis de los repetidores de telefonía ha permitido concluir que la chica estuvo un rato andando y luego se movió más deprisa, lo que hace pensar que tuvo que subirse a un vehículo. Por el momento, solo el testimonio de un ciudadano ratifica la versión del coche. El testigo aseguró haber visto a Diana la mañana del 22 de agosto en un automóvil. Desde la Guardia Civil aseguran que por el momento esta es una de las hipótesis más plausibles, aunque no deja de ser una línea de investigación que los responsables de las pesquisas tienen en cuenta como una vía más.

Los miembros del instituto armado no descartan ninguna posibilidad y siguen comprobando cualquier nueva pista, aunque apunte en otra dirección. En este contexto, llevan dos semanas llevando a cabo entrevistas a familiares, amigos, vecinos y conocidos de la joven madrileña que pasaba los veranos en A Pobra do Caramiñal, con el fin de encontrar nuevos indicios que ayuden a resolver el enigma.