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Rosa Díez: “El partido soy yo” (relato del 'House of Cards' de UPyD)
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CONFESIONES DE SU JEFE DE GABINETE

Rosa Díez: “El partido soy yo” (relato del 'House of Cards' de UPyD)

El exjefe de gabinete de Rosa Díez publica un libro en primera persona en el que narra los "engaños y desengaños" que vivió en la formación magenta y durante su crisis final

Foto: La exlíder de UPyD, Rosa Díez. (Ilustración: Raúl Arias)
La exlíder de UPyD, Rosa Díez. (Ilustración: Raúl Arias)

Francisco Jerez Lozano habla de los “engaños y desengaños” que rodearon el auge y caída de Unión, Progreso y Democracia. Lo cuenta en primera persona, como testigo de excepción que fue de la batalla interna desatada en el partido magenta tras las elecciones europeas de mayo de 2014. La misiva explosiva de Francisco Sosa Wagner al diario 'El Mundo', las fallidas negociaciones con Ciudadanos y Albert Rivera y, finalmente, las deserciones… La de Toni Cantó, primero, y la de Irene Lozano después, seguida de la de otros tantos cargos tránsfugas de última hora. Lo que Francisco Jerez narra es el 'House of Cards' interno de UPyD contado por quien fue el jefe de gabinete de Rosa Díez hasta el final. Como hiciera Michael Dobbs con Margaret Thatcher en ese libro que inspiró, después, la mítica serie de Kevin Spacey y Robin Wright. Una cercanía que, a pesar de todo, no evita el tono crítico con la gestión que se hizo de las sucesivas explosiones internas de la formación.

El autor explica que "el libro es un aprendizaje, analítico y didáctico sin afán vengativo y menos hacia Rosa Díez, por la que tengo respeto y admiración".

“El partido soy yo”

Una de las frases más llamativas del libro ('Engaños y desengaños de un partido emergente. El caso de UPyD') es quizás la que revela la fuerte personalidad de quien fundó la formación y fue su principal y única cara visible, Rosa Díez. La anécdota se enmarca en los días posteriores a las elecciones andaluzas, que fueron otro tremendo varapalo para el partido, y justo cuando se acababa de rechazar oficialmente la coalición con Ciudadanos.

placeholder Rosa Díez, en una imagen de archivo de uno de los congresos internos de UPyD. (EFE)
Rosa Díez, en una imagen de archivo de uno de los congresos internos de UPyD. (EFE)

“Esa semana, coincidimos en su despacho Andrés (Herzog), NFC, Rosa y yo. Recuerdo aquella reunión por escuchar de boca de Rosa la mayor verdad que se podía decir de todo lo acontecido hasta el momento. Recuerdo que mientras comentábamos la situación, en un momento de debilidad me vine abajo, viendo cómo se atacaba a Rosa por todos los flancos y cómo el proyecto se esfumaba. Durante el análisis de Rosa -posiblemente fruto de la debilidad- pronunció una frase épica: «El partido soy yo». «No se quieren dar cuenta de que si acaban conmigo, acaban con el partido». Acabamos al rato la conversación, pero analizándola después me di cuenta de que el éxito y desarrollo de UPyD estaba ligado y condicionado a su figura. Hasta el momento, el crecimiento y desarrollo del partido residía en Rosa, así como todos los principales aciertos y errores”.

“Al atacar a Rosa, que seguía siendo el principal activo del partido, se debilitaba toda la estructura, que, aunque estuviera consolidada, no tenía suficiente masa para resistir los ataques como pueden resistir los grandes partidos tradicionales”.

La lista de las europeas, la de la fatalidad

Fue la peor composición de nombres posible. Sosa Wagner dimitió y buena parte de los candidatos electos (Fernando Maura o Enrique Calvet, finalmente expulsados) se convirtieron en un continuo dolor de cabeza para la formación. “Las reacciones de algunos eurodiputados dejaban por los suelos la bajeza moral. Hemeroteca en mano, quedó claro que iban de 'intelectuales consagrados' en busca de una jubilación millonaria”, explica el autor.

"Las reacciones de algunos eurodiputados dejaban por los suelos la bajeza moral"

“Parece que todo tiene un límite menos en política. Otra candidata por UPyD echaba pestes de Ciudadanos, al que conocía bien por formar parte del movimiento que lo fundó, defendió públicamente el antitransfuguismo con el partido magenta y, una vez nombrada eurodiputada, vista la situación, volvió al partido naranja como tránsfuga, sin dejar el cargo.

El artículo de Sosa Wagner en 'El Mundo'

El 19 de agosto de 2014, Francisco Sosa Wagner publicó un artículo en el diario 'El Mundo' acusando a la dirección de prácticas autoritarias y obstinados sectarismos. “Nunca había hecho estas afirmaciones teniendo acceso directo al núcleo duro del partido, ni en los órganos internos de los que formaba parte -recuerda el jefe de gabinete de Rosa-. Se sucedió una concatenación de cartas publicadas en el mismo medio que abrió una crisis interna de una envergadura nunca vista en el partido. Se pusieron de manifiesto todos los errores estratégicos internos, uno de ellos clave en esta situación: la falta de gestión para encauzar cualquier crisis a una solución”.

"Fue una humillación lo que vivió, proporcional al daño que hizo al partido"

“Las declaraciones de Paco Sosa y sus guiños continuos a Ciudadanos provocaron en septiembre un Consejo Político extraordinario que convocó la portavoz, Rosa Díez. (...) Aquel debate Sosa lo describió como un linchamiento, hubo adjetivos desproporcionados, pero la verdad es que fue incapaz de defender sus propuestas. La sensación generalizada era que los trapos sucios deberían lavarse en casa y en ningún momento, cuando publicó sus artículos, pensó en los afiliados que llevaban años trabajando en el partido como voluntarios para que saliera adelante el proyecto y él obtuviera su escaño. No dudo de su visión estratégica como hombre de Estado, pero sus palabras generaron un rechazo cuasiunánime por las formas de llevar a cabo su crítica destructiva. (...) Fue una humillación lo que vivió, proporcional al daño que hizo al partido.

La negociación con Ciudadanos

El 21 de noviembre de 2014, en la sede del hotel Eurobuilding, se rompieron finalmente las supuestas negociaciones para llegar a una coalición de tercera vía.

“Durante todo el proceso, nos centramos en encontrar las diferencias y empecinarnos en lo que nos desunía; además, perdimos antes de empezar la batalla mediática y debilitamos el proyecto original para regenerar el país. En ese momento, no éramos conscientes del alcance que sufríamos con una campaña de acoso y derribo contra Rosa y, por lo tanto, contra el partido”.

“No éramos conscientes de la magnitud que se movilizaba detrás del alzamiento de Ciudadanos de la noche a la mañana. Un líder que parecía recién llegado a la política frente a los 30 años de Rosa Díez en activo. Erramos en la estrategia y la falta de visión. No supimos ejercer de pez grande en el crecimiento de proyecto”.

Pérdida de apoyos mediáticos

“Perdimos claramente apoyos por esa independencia política no compartida por un elenco periodístico y, por qué no decirlo, por la forma de tratar a algunos de ellos cuando no nos correspondían. Quizás los más notorios fueran Pedro J., Carlos Herrera, Federico Jiménez Losantos, Santiago González y otros que escribían no en pocas ocasiones a favor de UPyD, como Escudier o Gistau.

"Si le hubiéramos hecho caso a Toni Cantó, otro gallo magenta cantaría"

No ayudaba en absoluto que ante pérdidas de personas influyentes o periodistas que nos habían apoyado y ahora eran críticos con nuestros posicionamientos, la respuesta fuera el rechazo o el insulto por nuestra parte, principalmente mediante redes sociales. Existía una relación de odio y de rechazo hacia ciertos periodistas. A algunos líderes del partido no les faltaba razón en un principio, pero su actitud retroalimentaba al monstruo y lejos de pacificar la situación, la empeoraba”.

La marcha de Toni Cantó

“Lo más llamativo: siempre dijo lo mismo, abogó por la estrategia de llegar a pactos con Ciudadanos y aprovechar para hacer valer nuestro programa y nuestros cuadros de gente formada. Como estratega, se quedó en minoría leal y, si le hubiéramos hecho caso, otro gallo magenta cantaría. Como personaje político, era un trabajador nato, entusiasta positivista, aprendiz continuo, dispuesto y consciente de sus limitaciones. De los únicos en UPyD que llegaban a un tipo distinto de votante”.

“Hablé tras esa semana con Rosa de Toni, para el que tenía buenas palabras. Sin embargo, en la gestión de la crisis, nunca entendí que nadie de la dirección mediara en la situación con personas relevantes como Toni. Estoy convencido de que si se hubiera hecho, se hubiera llamado, escuchado incluso negociado, no hubiera acabado igual la historia. Pero supongo que no había voluntad”.

La “traición” de Irene Lozano

Fue la última puñalada. “Antes de la cita electoral, Irene se integraría en las listas del PSOE con Zaida Cantera, buscando continuar una carrera política. Para muchos de los que quedaban, aquello fue un alivio y la gran traición, lo que la ratificaba como la mayor enemiga del purismo magenta.

“Fueron meses agónicos. Por otro lado, se vieron las miserias del comportamiento del ser humano con un coste de aprendizaje único. Malos que se volvieron buenos, y buenos, malos; otros serían malos malísimos, y antiguos lastres se convirtieron en pulcros referentes. Se impuso la palabra orgullo como luto durante los últimos meses; cuanto más insignificantes éramos, más hincapié se hacía desde dentro a todo lo que habíamos dicho o hecho. Quizás no era paradójico: el orgullo y la vanidad nos terminó de matar”.

Francisco Jerez Lozano habla de los “engaños y desengaños” que rodearon el auge y caída de Unión, Progreso y Democracia. Lo cuenta en primera persona, como testigo de excepción que fue de la batalla interna desatada en el partido magenta tras las elecciones europeas de mayo de 2014. La misiva explosiva de Francisco Sosa Wagner al diario 'El Mundo', las fallidas negociaciones con Ciudadanos y Albert Rivera y, finalmente, las deserciones… La de Toni Cantó, primero, y la de Irene Lozano después, seguida de la de otros tantos cargos tránsfugas de última hora. Lo que Francisco Jerez narra es el 'House of Cards' interno de UPyD contado por quien fue el jefe de gabinete de Rosa Díez hasta el final. Como hiciera Michael Dobbs con Margaret Thatcher en ese libro que inspiró, después, la mítica serie de Kevin Spacey y Robin Wright. Una cercanía que, a pesar de todo, no evita el tono crítico con la gestión que se hizo de las sucesivas explosiones internas de la formación.

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