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Pintadas neonazis y amenazas de muerte en el pueblo que dejó de llamarse Matajudíos
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NUEVO EPISODIO DE VIOLENCIA ANTISEMITA

Pintadas neonazis y amenazas de muerte en el pueblo que dejó de llamarse Matajudíos

Castrillo Mota de Judíos, un pueblo burgalés de 60 habitantes, vive instalado en el miedo constante desde que decidió cambiar de nombre por votación popular hace dos años

Foto: Castrillo Mota de Judíos tendrá que poner un cartel de acceso nuevo tras ser vandalizado el pasado domingo. (EC)
Castrillo Mota de Judíos tendrá que poner un cartel de acceso nuevo tras ser vandalizado el pasado domingo. (EC)

Un pueblo burgalés de 60 habitantes ostenta la mayor concentración de odio antisemita de España. Se trata de Castrillo Mota de Judíos, un pequeño municipio que vive instalado en el vandalismo continuo desde que su ayuntamiento decidió cambiar, justo hace dos años y por votación popular, su anterior nombre: Castrillo Matajudíos. El pasado domingo, los vecinos amanecieron por sexta vez con las calles llenas de pintadas amenazantes, pancartas antisemitas sobre la fachada del ayuntamiento y el miedo instalado en el cuerpo. “Esta es la gota que colma el vaso. Esta vez sí he interpuesto una denuncia porque, como sigamos así, cualquier día ocurre una desgracia. La mayoría de vecinos son gente mayor y les impresionan mucho estas cosas, no es normal que un pueblo tan pequeño reciba tanta violencia”, reconoce el alcalde, Lorenzo Rodríguez.

"Como sigamos así cualquier día ocurre una desgracia, no es normal que un pueblo tan pequeño reciba tanta violencia", denuncia el alcalde

Las pintadas, pancartas y pasquines siempre aparecen a primera hora de la mañana por todo el pueblo. Nadie ve a los vándalos en acción. Pintadas con aerosol negro que van desde “Castrillo no se cambia” a amenazas de muerte al pueblo judío. “Cuando hicimos el cambio oficial de nombre y pusimos los carteles de acceso en la carretera, los arrancaron y se los llevaron. Tuvimos que volver a poner otros. Ahora se dedican a pintar encima y añadir simbología nazi”, indica el alcalde, en referencia a la llamada cruz solar, símbolo hermanado a la esvástica en los círculos neonazis. Sin embargo, los agitadores no siempre actúan a escondidas. “Se han manifestado aquí en mitad del pueblo varias veces. A veces son 30 personas, otras veces 50. Vienen de todas partes, de Burgos, de Madrid, pero ninguno de nosotros les conocemos”, explica Rodríguez.

La última manifestación ocurrió el pasado 23 de octubre de 2015, cuando el pueblo celebró el acto oficial de cambio de nombre e invitó, entre otros, al embajador de Israel, Daniel Kutner. “Hubo tensión y gritos, pero no fue más allá. Nosotros siempre hemos permitido a estos grupos expresar su opinión, hasta les hemos ofrecido un espacio, pero ellos se limitan a destrozar el pueblo y mandarnos amenazas por carta o teléfono”, prosigue el alcalde. Prefiere no decir qué asociaciones le han trasladado su rechazo a quitarle el apellido de Matajudíosal pueblo, pero sí señala a quienes le han dado su apoyo: “Además de mucha gente dentro de España, nos han felicitado las embajadas de Israel y Estados Unidos y hasta una asociación de veteranos del ejército de Australia”.

Castrillo tiene en proyecto un centro de interpretación sefardí, la recuperación de una antigua sinagoga y un viaje de hermanamiento a Israel

El término 'judío'en el nombre del pueblo no es casual. Castrillo ha sido un asentamiento sefardí histórico en Castilla y León. Durante siglos se llamó Castrillo de Judíos, pero en 1964 se decretó un apellido algo más violento: Matajudíos. Desde su llegada a la alcaldía en 2007, Lorenzo Rodríguez ha trabajado por restaurar el pasado judío del municipio a través de varias iniciativas. La primera y más polémica, celebrar una consulta popular en mayo de 2014 para convertir Matajudíos en Mota de Judíos, propuesta que los vecinos aprobaron. Los pasos siguientes son la creación de un centro de interpretación sefardí, la recuperación arqueológica del municipio, como, por ejemplo, una antigua sinagoga, y un próximo viaje en junio a Israel para hermanar Castrillo a la comunidad israelí de Kfar Vradim.

“Creemos que es el viaje a Israel lo que ha encendido la furia de los antisemitas. Pero por mucho que pinten el pueblo y nos amenacen, no vamos a ceder en nuestro empeño de recuperar nuestra identidad”, indica Rodríguez, que también ejerce como portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Burgos. En los últimos años, Castrillo ha recibido a dos embajadores de Israel y a representantes de comunidades judías de toda España, erigiéndose en punta de lanza de la recuperación histórica sefardí.

Un pueblo burgalés de 60 habitantes ostenta la mayor concentración de odio antisemita de España. Se trata de Castrillo Mota de Judíos, un pequeño municipio que vive instalado en el vandalismo continuo desde que su ayuntamiento decidió cambiar, justo hace dos años y por votación popular, su anterior nombre: Castrillo Matajudíos. El pasado domingo, los vecinos amanecieron por sexta vez con las calles llenas de pintadas amenazantes, pancartas antisemitas sobre la fachada del ayuntamiento y el miedo instalado en el cuerpo. “Esta es la gota que colma el vaso. Esta vez sí he interpuesto una denuncia porque, como sigamos así, cualquier día ocurre una desgracia. La mayoría de vecinos son gente mayor y les impresionan mucho estas cosas, no es normal que un pueblo tan pequeño reciba tanta violencia”, reconoce el alcalde, Lorenzo Rodríguez.

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