Los expertos cuestionan la eficacia de seguir en 'alerta 4' en España de forma indefinida

Las Fuerzas de Seguridad siguen con extrema inquietud la evolución del atentado múltiple reivindicado por el Estado Islámico que dejó este martes en Bruselas 34 muertos y más de 200 heridos (cuatro de ellos españoles). De las investigaciones que están realizando las autoridades belgas no se ha desprendido por el momento ningún indicio que conecte las tres explosiones que se registraron junto a las instituciones europeas con individuos o emplazamientos ubicados en España, según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por El Confidencial. Pero el Gobierno de Mariano Rajoy ha preferido tomar precauciones para evitar una réplica u otro atentado en territorio nacional.

Los expertos de la lucha antiterrorista decidieron este martes mantener el nivel 4 de alerta antiterrorista pero acordaron aplicar medidas reforzadas de seguridad en los aeropuertos e incrementar la presencia de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil en infraestructuras críticas y puntos de grandes aglomeraciones. La elevación del número de efectivos en esos enclaves convivirá durante los próximos días con el resto de medidas contempladas por el cuarto nivel de amenaza, como la activación de agentes de los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad y el uso de armas largas y chalecos antibalas durante las patrullas de vigilancia.

Crece la cifra de combatientes

Los expertos coinciden en que no hay una amenaza concreta contra España, pero la propaganda yihadista lleva semanas recordando con insistencia que la ocupación de Al-Andalus sigue figurando entre sus objetivos y la cifra de yihadistas que se habría desplazado desde territorio nacional a Siria e Irak para incorporarse a las filas del Estado Islámico o Daesh continúa aumentando.

Según han confirmado a este diario fuentes de la lucha antiterrorista, el número de combatientes españoles asciende ya a 157, cuatro más de los que tenía controlados Interior hace dos semanas, cuando ofreció el último balance. La información está siendo coordinada por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO). Se trata de uno de los fenómenos que más inquieta a los servicios de información europeos, que temen que estos individuos radicalizados puedan utilizar el entrenamiento recibido en zonas de combate para ejecutar atentados contra cualquier blanco sencillo del Viejo Continente. Al menos ocho de los 10 terroristas que participaron en los atentados de París del pasado noviembre habían pasado por campos de entrenamiento del Estado Islámico. La fiscal de la Audiencia Nacional especializada en la lucha antiyihadista, Dolores Delgado, aseguró este martes que se está vigilando en suelo español a 363 sospechosos de terrorismo islamista.

Sin embargo, la mesa de seguimiento de la amenaza yihadista rechazó el incremento desde el nivel 4 al nivel 5, el máximo contemplado por el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista de la Secretaría de Estado de Seguridad, al considerar que no existen elementos que hagan prever el riesgo de un atentado inminente contra España. En realidad, los expertos de la lucha antiterrorista se inclinaban antes de los atentados de Bruselas por reducir la alerta hasta el nivel 3, reservado para situaciones de riesgo medio, con el fin de evitar que un nivel de riesgo tan elevado como el 4 se acabe convirtiendo en rutinario.

Nueve meses de nivel 4

Interior decretó el nivel 4 tras el atentado contra la ciudad turística tunecina de Susa del 26 de junio de 2015, que se saldó con 39 muertos. Esa misma jornada, el Estado Islámico también atentó en Kuwait. En los nueve meses transcurridos desde entonces, la amenaza no ha experimentado ninguna variación significativa, más allá del refuerzo puntual de la presencia policial que se aplicó tras los atentados de París, la misma medida que se adoptó este martes.

Según los expertos consultados por El Confidencial, la activación del nivel 4 durante un periodo tan prolongado ha terminado restando efectividad a las medidas excepcionales de seguridad que contempla esa fase del plan y ha reducido el margen de maniobra que tendrán las autoridades si se registra una amenaza más concreta contra España. El efecto disuasorio de la vigilancia en puntos críticos, uno de los objetivos implícitos de la presencia policial en sitios públicos, se ha diluido progresivamente hasta quedar completamente anulado. El nivel 4 ha dejado de ser una novedad para la población y los propios efectivos de las Fuerzas de Seguridad y, por tanto, ha dejado de tener sentido, aseguran las fuentes preguntadas. Sostienen que lo decisivo es reforzar cuanto antes los medios técnicos y humanos de los servicios de inteligencia para detectar a los terroristas antes de que puedan ejecutar sus planes.

Otra cuestión es si este es precisamente el mejor momento para rebajar el nivel de amenaza y si alguien está realmente dispuesto a tomar una decisión de ese calibre. A ningún partido se le escapa que reducir la alerta tendría un enorme coste político si después se produjera un atentado. El Gobierno llegó a barajar el descenso al nivel 3 después del verano, pero acabó desechando esa posibilidad a sólo unas semanas de las elecciones generales. Los atentados de París en noviembre despejaron las últimas dudas que tenía el Ejecutivo sobre el mantenimiento del nivel 4. Y el Partido Popular ha evitado abordar de nuevo ese debate desde que está gobernando en funciones.