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La Infanta muestra su rol de 'madre ocupada' para distanciarse de los delitos de Urdangarin
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La Infanta muestra su rol de 'madre ocupada' para distanciarse de los delitos de Urdangarin

Cristina de Borbón asegura que era su esposo quien llevaba la gestión de Aizoon, la sociedad patrimonial que compartía con él, y vincula a Zarzuela: "Todo lo que hacíamos estaba controlado"

Foto: Imagen de la infanta Cristina durante la declaración. (EFE)
Imagen de la infanta Cristina durante la declaración. (EFE)

Ella se dedicaba a sus hijos, a su trabajo en la Fundación la Caixa y a sus actos institucionales como hija del Rey. Él a sus negocios. En Aizoon, la sociedad patrimonial que compartían, a través de la cual se defraudaron 337.000 euros a Hacienda, y en el Instituto Nóos. Esa división de roles -ella madre trabajadora; él consultor deportivo de éxito y administrador familiar- fue de la que se sirvió ayer Cristina de Borbón para tratar de defenderse de los dos delitos fiscales de los que se la acusa como cooperadora necesaria de su esposo. En su histórica declaración -la primera de un miembro de la familia real ante un tribunal de justicia- trató de desvincularse de cualquier gestión -administrativa, laboral o contable- de esa sociedad cuya sede estaba en su propio casa. Porque de eso se encargaba Urdangarin. Sin embargo, no dudó en disparar contra Zarzuela. "Todo lo que hacíamos estaba controlado", aseguró.

[Así le hemos contado en directo la declaración]

A preguntas de su abogado, Pau Molins, el único a cuyas preguntas respondió, dibujó una vida de estrés que le dejaba poco margen para enterarse del devenir de la sociedad que compartía con su esposo y con la que se cometieron los delitos fiscales de los que le acusa el sindicato Manos Limpias. Contó que un día normal, mientras vivían en Barcelona, comenzaba con un desayuno en familia tras el cual acompañaba a sus hijos al colegio. Después se marchaba a trabajar en su puesto del área internacional de la Fundación la Caixa. Eso si no tenía que desplazarse a actos protocolarios en cualquier punto de España o en el extranjero. Cuando su defensor le preguntó cuántos actos de este tipo tuvo en los dos años en los que se cometieron los presuntos delitos -2007 y 2008-, la Infanta aseguró que podrían ser "más de 100".

Por eso negó que, ni siquiera en sus conversaciones diarias, su esposo le informara de la marcha de la sociedad de la que ambos eran propietarios al 50%. Cristina de Borbón afirmó que cuando volvía a casa del trabajo tras recoger a los niños, tenía poco tiempo y no le preguntaba por ello. Tampoco conocía a las personas que trabajaban en Aizoon, muchas de las cuales, según el fiscal, tenían contratos ficticios o no prestaban ningún servicio y solo constaban para pagar menos impuestos. A pesar de que el despacho de esa sociedad se encontraba en su propio domicilio. "Mi marido trabajaba con muchas personas, pero yo no sabía qué relación laboral tenían con él o de qué manera eran contratadas", aseguró. "No veía nunca a las personas que entraban o salían porque yo me iba temprano todos los días", añadió. Ese despacho, afirmó, tenía una entrada independiente de la del domicilio de ambos.

¿Por qué aceptó entonces constituir Aizoon junto a su marido? ¿Qué beneficio obtenía con ello? "Él me lo pidió y yo acepté", dijo sin dar más datos la Infanta. Después añadió que lo hizo tras asesorarse con Carlos García Revenga, su secretario personal y trabajador de la Casa Real, y después de que este consultara con Federico Rubio, el asesor fiscal de Zarzuela. "Todo lo que hacíamos estaba controlado", aseguró. Delante del notario, junto a Urdangarin, la hermana del Rey rubricó la constitución de esa sociedad. "Yo firmé en confianza del asesor fiscal de mi marido y de él mismo", añadió. Se refería a Miguel Tejeiro, sobre el que, tanto su esposo como el exsocio de este, Diego Torres, han descargado gran parte de las culpas.

Cristina de Borbón aseguró que desconocía el funcionamiento de Aizoon, pero sí sabía que su finalidad no era que ella o su marido obtuvieran algún tipo de beneficio fiscal. También rechazó que ella figurara como copropietaria para convertirse en "un escudo fiscal" que garantizase inmunidad frente a Hacienda, como declaró el notario que constituyó esa sociedad.

Turno de la infanta Cristina ante el tribunal del caso Nóos

Porque del día a día de Aizoon, quien se encargaba era su marido. Él tomaba todas las decisiones "siempre asesorado por su asesor fiscal", es decir, Tejeiro. Y ¿por qué constaba su rúbrica en las actas de las juntas de accionistas? "Me las pasaban a la firma y, por la confianza que tenía en mi marido, las firmaba. No había otra razón", ha asegurado. La hermana del Rey añadió que desconocía de dónde venían sus ingresos y que ella no tenía "ni firma ni poderes" en la empresa. Cuando le preguntaron por el contrato de alquiler de la oficina de Aizoon -un despacho de 200 metros cuadrados en su residencia- en el que ella firmaba como arrendadora y como arrendataria, afirmó: "Es un error. Yo no puedo firmar en nombre de Aizoon". Y añadió que solo fue consciente de ese fallo durante la investigación judicial.

La tarjeta de crédito a nombre de Aizoon que emitió el banco a su favor nunca la utilizó. "Me la ofrecieron, pero la custodiaba mi marido. No recuerdo haber hecho ningún pago con ella", dijo. Por desconocer, desconocía hasta su código PIN. Por eso no tenía conocimiento de los pagos personales -suyos y de su esposo- que se hicieron con la visa de la empresa. "Era mi marido el que se ocupaba de los gastos familiares", reiteró. Fue, según la Infanta, este quien pagó un safari familiar en África y otro viaje a Brasil. ¿No supo que los pagó Aizoon? "Lo he averiguado más tarde, durante la tramitación de esta causa", zanjó.

La Infanta, ante el tribunal del caso Nóos: "Contestaré solo a mi letrado"

Cristina de Borbón tampoco sabía que su servicio doméstico, con el que trataba cada día, estaba dado de alta en la seguridad social por Aizoon. "Desconozco el tipo de contrato y cómo se les dio de alta en la seguridad social", declaró. Porque quien se ocupaba de eso era su esposo, siempre con el consejo "de sus asesores". Al contrario que Urdangarin, que durante su interrogatorio había asegurado que las declaraciones de impuestos de ambos las hacía Federico Rubio, el asesor fiscal del Rey, la Infanta mantuvo que este último solo elaboraba la de ella. De la de su cónyuge se encargaba el experto tributario de este, dijo cargando otra vez sobre Miguel Tejeiro.

Pero durante esta declaración histórica, muchas preguntas quedaron sin contestación. Fueron las que la letrada de Manos Limpias, la única que acusa a Cristina de Borbón, para la que pide ocho años de cárcel, formuló sin obtener respuesta. Como si Aizoon era la "caja común" de la familia para disminuir sus cargas fiscales, si era consciente de que pudo frenar a su marido gracias a su participación en esa sociedad o si utilizó la gran influencia de la familia real para beneficiar los negocios de este. Tampoco se pronunció sobre las decenas de tiques y facturas que se le mostraron y que fueron pagados por Aizoon. De zapaterías, tintorerías, flores, libros infantiles, vino... De todo eso, ni una palabra.

Ella se dedicaba a sus hijos, a su trabajo en la Fundación la Caixa y a sus actos institucionales como hija del Rey. Él a sus negocios. En Aizoon, la sociedad patrimonial que compartían, a través de la cual se defraudaron 337.000 euros a Hacienda, y en el Instituto Nóos. Esa división de roles -ella madre trabajadora; él consultor deportivo de éxito y administrador familiar- fue de la que se sirvió ayer Cristina de Borbón para tratar de defenderse de los dos delitos fiscales de los que se la acusa como cooperadora necesaria de su esposo. En su histórica declaración -la primera de un miembro de la familia real ante un tribunal de justicia- trató de desvincularse de cualquier gestión -administrativa, laboral o contable- de esa sociedad cuya sede estaba en su propio casa. Porque de eso se encargaba Urdangarin. Sin embargo, no dudó en disparar contra Zarzuela. "Todo lo que hacíamos estaba controlado", aseguró.

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