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La Infanta se aparta de la gestión de Aizoon para esquivar los delitos que se le imputan
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Caso Nóos

La Infanta se aparta de la gestión de Aizoon para esquivar los delitos que se le imputan

Cristina de Borbón asegura que eran Urdangarin y los asesores de este quienes se ocupaban de la sociedad patrimonial de ambos, con la que se defraudaron a Hacienda 337.000 euros en 2007 y 2008

Foto: Imagen de la infanta Cristina durante la declaración. (EFE)
Imagen de la infanta Cristina durante la declaración. (EFE)

Las 18:13 del jueves 3 de marzo de 2016. Ese es el momento exacto de un hecho insólito. Por primera vez en la Historia de España, un miembro de la familia real, la infanta Cristina de Borbón -pantalón mostaza, chaqueta oscura, blusa blanca-, se ha sentado frente a un tribunal, la sección primera de la Audiencia de Baleares, para responder por dos presuntos delitos fiscales cometidos como cooperadora necesaria de su esposo, Iñaki Urdangarin. Ni el fiscal ni el presunto perjudicado por ese delito, la Agencia Tributaria, la acusan. Solo la acusación popular, el sindicato Manos Limpias, representado por su abogada Virgina López Negrete, que pide ocho años de cárcel contra ella. La hermana del rey Felipe VI habría puesto a disposición de su marido los medios necesarios para que su cónyuge cometiera los delitos. Ambos compartían la propiedad de Aizoon, la empresa que canalizaba los ingresos de su pareja y con la que, presuntamente, se defraudaron 337.000 euros en 2007 y 2008.

[Así le hemos contado en directo la declaración]

Nada más comenzar, su abogado, Pau Molins, ha pedido la palabra para avanzar al tribunal que la Infanta no contestaría a Manos Limpias, ni tampoco al resto de las partes. Que solo hablaría a preguntas de su letrado. Pero López Negrete ha comenzado a relatar una por una sus preguntas. La letrada se ha interesado por su formación, por su trabajo en La Caixa, por sus conocimientos de Derecho gracias a su licenciatura en Ciencias Políticas. También ha querido saber si apoyó a su marido como presidente del Instituto Nóos y si utilizó las influencias de su familia para los negocios de este. Si sabía que iba a servir de escudo fiscal de su esposo frente a Hacienda; si Aizoon era "la caja común" de la familia para evitar las mayores cargas fiscales posibles; si era consciente de que, como copropietaria de la sociedad, podía frenar cualquier tipo de iniciativa de su marido... "¿Sabía de las prácticas fraudulentas de su sociedad para evitar una mayor presión fiscal?". Todas las cuestiones quedaron sin respuesta.

También le ha presentado algunos documentos. Casi todos justificantes de gastos presuntamente domésticos pagados a través de esa firma. Tiques de zapaterías, de tintorerías, alquiler de estufas, calefacción, una carpa... Hasta que el letrado de la Infanta ha vuelto a intervenir. Molins ha cuestionado que esas pruebas se puedan exhibir en la sala, pero la presidenta del tribunal, Samantha Romero, le ha quitado la razón. "Las partes tienen derecho a introducir el documento en el plenario", ha dicho. Cuando López Negrete ha retomado la palabra para preguntar si eran compras para el cumpleaños de su esposo, Romero la ha retirado para rechazar la pregunta por impertinente. Después ha seguido con los documentos: alquiler de vehículos, repostajes, un ramo de flores, libros infantiles, safari en África, vino, comidas, tiques de los escoltas... "¿Tomó alguna precaución para que los datos que se desgravaban fueran los correctos?". Silencio.

Después, López Negrete ha cuestionado que se pagara a los empleados de Aizoon en efectivo. Ha preguntado a la Infanta si usaba la visa de la sociedad (su marido lo ha negado) u otras personas. Si falsificaban su firma cuando la pasaban y si eso se hacía con su consentimiento... ". "¿Trató de averiguar de dónde salía todo ese dinero?", ha lanzado al aire sin que la Infanta mudara su gesto. Algunas de las preguntas no han sido admitidas por el tribunal por considerarlas valorativas. "¿Es cierto que su marido se desvincula de Nóos y el resto de sociedades porque se lo recomendó el conde de Fontao?", ha continuado López Negrete. "¿La reina Sofía llegó a felicitarle por 'email'?". "La introducción de personas que no van a declarar en este juicio no se admite", le ha vuelto a reprobar la presidenta. "¿Es cierto que hubiera podido evitar la comisión de los dos delitos fiscales que se le atribuyen?". Tampoco esta última pregunta ha sido permitida.

Turno de la infanta Cristina ante el tribunal del caso Nóos

Del resto de las acusaciones, ninguna ha querido formular una sola pregunta. Tampoco las defensas. Hasta que ha llegado el turno de Molins. Lo primero que ha hecho el abogado de Cristina de Borbón es protestar de nuevo porque la gran mayoría de las preguntas de Manos Limpias, a su juicio, eran impertinentes al contener valoraciones y conclusiones.

Tras responder por su formación, por su trabajo, sus conocimientos tributarios o de contabilidad y la organización de las tareas familiares entre ella y su esposo, la Infanta se ha desvinculado completamente de la gestión de Aizoon. Cristina de Borbón ha explicado que conocía que su finalidad era "canalizar los ingresos" de su marido, y que decidió formar parte de ella al 50% porque así se lo solicitó. "Él me lo pidió y lo acepté", ha dicho. Cuando su defensor le ha preguntado si se asesoró sobre la conveniencia de hacerlo y si tenía alguna prohibición de la Casa Real, ha dicho: "Me asesoré con Carlos García Revenga [su secretario personal] y este con Federico Rubio [el asesor fiscal de Zarzuela]".

La infanta Cristina ha reconocido que asistió a la notaría junto a su esposo para constituir la sociedad. "El notario debió de leer la escritura y yo firmé en confianza del asesor fiscal, de mi marido y de él mismo", ha proseguido. Pero después ha asegurado de nuevo que era Urdangarín el que tomaba todas las decisiones, "siempre asesorado por su asesor fiscal". Se refería a Miguel Tejeiro, sobre el que, tanto Torres como Urdangarin, han descargado gran parte de las culpas.

En tono tranquilo y serio, la Infanta ha negado que Aizoon estuviera destinada a que ella y su marido obtuvieran algún beneficio fiscal. También ha rechazado que fuera "un escudo fiscal" para garantizarse inmunidad frente a Hacienda. "Si me lo hubiesen propuesto, no lo hubiese aceptado nunca", ha dicho en relación a esta última cuestión. Igual que su esposo, ha insistido en que sus actividades eran supervisadas por la Casa del Rey. "Todo lo que hacíamos estaba controlado", ha afirmado. ¿Y por qué constaba su rúbrica en las juntas de accionistas de la sociedad? "Me las pasaban a la firma y por la confianza que tenía en mi marido, las firmaba. No había ninguna otra razón", ha añadido.

La Infanta ante el tribunal del caso Nóos: "Contestaré solo a mi letrado"

Su defensor le ha preguntado también si conocía a los empleados de la sociedad, muchos de los cuales, según el fiscal, eran trabajadores ficticios solo contratados para pagar menos a Hacienda, pero la Infanta ha insistido en su versión. Que ella lo desconocía todo. "Mi marido trabajaba con muchas personas, pero yo no sabía qué relación laboral tenían con él o de qué manera eran contratadas", ha dicho. Después ha recordado que el despacho de Aizoon, en la residencia del matrimonio, tenía una entrada distinta a la del domicilio de ambos. "No veía nunca a las personas que entraban o salían porque yo me iba temprano todos los días", ha asegurado.

Después ha insistido en que desconocía de dónde venían los ingresos de Aizoon. Solo sabía que su marido canalizaba sus ingresos a través de esa sociedad. También ha asegurado que no tenía "ni firma ni poderes" en esa empresa, ni podía acceder al saldo de sus cuentas. Sobre el contrato de alquiler en el que la Infanta alquila a Aizoon su despacho profesional en su residencia, que aparece firmado por ella como arrendadora y arrendataria al mismo tiempo, ha declarado: "Es un error. Yo no puedo firmar en nombre de Aizoon". Y ha añadido que solo ha sido consciente de ese fallo a lo largo del proceso. El siguiente capítulo abordado por Molins ha sido el de las tarjetas de crédito de la sociedad que compartían. Sus respuestas en este punto han coincidido con las de Urdangarin. "Me ofrecieron la tarjeta, pero la custodiaba él. No recuerdo haber hecho ningún pago con ella", ha proseguido. Ni siquiera tenía el código PIN, según su versión.

"¿Tuvo conocimiento de que su servicio doméstico estuviera dado de alta en la seguridad social por Aizoon?". Tras la pregunta de Molins, Cristina de Borbón ha reiterado su ignorancia en esos temas. "Desconozco el tipo de contrato y cómo se les dio de alta en la seguridad social", ha respondido. También ha señalado que quien se ocupaba de ello era su esposo junto a sus asesores. Y lo mismo con los gastos personales -suyos y de su marido- satisfechos por la empresa. "Era mi marido el que se encargaba de los gastos familiares", ha reiterado. Según la Infanta, fue Urdangarin quien pagó un safari en África y un viaje a Brasil. "¿No supo que los pagó Aizoon?". "Lo he averiguado más tarde, durante la tramitación de esta causa".

La hermana del Rey ha proseguido señalando que su declaración de Hacienda a lo largo de esos años la hacía el asesor fiscal de la Casa Real, Federico Rubio, y que de la de su cónyuge se encargaba el experto tributario de este, Miguel Tejeiro. Por último, ha negado que su marido la informara de la marcha de la sociedad de ambos. Ha afirmado que tampoco le preguntó por ello y ha rechazado que ella o su marido hubieran tenido o tengan cuentas en paraísos fiscales. "Tengo una cuenta en Suiza porque resido allí", ha dicho.

Cuando el interrogatorio llegaba casi a su final, Pau Molins le ha preguntado si conoce los dos delitos fiscales de los que está acusado su marido. Y quizás ha sido ese momento el único en el que ha dejado escapar un atisbo de emotividad. "Sí, sé que se le imputan esos delitos", ha dicho. "Pero estoy totalmente convencida de su inocencia".

Las 18:13 del jueves 3 de marzo de 2016. Ese es el momento exacto de un hecho insólito. Por primera vez en la Historia de España, un miembro de la familia real, la infanta Cristina de Borbón -pantalón mostaza, chaqueta oscura, blusa blanca-, se ha sentado frente a un tribunal, la sección primera de la Audiencia de Baleares, para responder por dos presuntos delitos fiscales cometidos como cooperadora necesaria de su esposo, Iñaki Urdangarin. Ni el fiscal ni el presunto perjudicado por ese delito, la Agencia Tributaria, la acusan. Solo la acusación popular, el sindicato Manos Limpias, representado por su abogada Virgina López Negrete, que pide ocho años de cárcel contra ella. La hermana del rey Felipe VI habría puesto a disposición de su marido los medios necesarios para que su cónyuge cometiera los delitos. Ambos compartían la propiedad de Aizoon, la empresa que canalizaba los ingresos de su pareja y con la que, presuntamente, se defraudaron 337.000 euros en 2007 y 2008.

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