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Una jueza obliga a un policía a "controlar sus esfínteres" si quiere seguir en su unidad
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el agente recurre la decisión de la magistrada

Una jueza obliga a un policía a "controlar sus esfínteres" si quiere seguir en su unidad

Asegura que el funcionario "no trabaja en una oficina con calefacción", sino en un destino donde "se le presupone un control, equilibrio y madurez emocional"

Foto: Dos agentes de la policía nacional durante un servicio en la capital madrileña. (EFE)
Dos agentes de la policía nacional durante un servicio en la capital madrileña. (EFE)

El control de esfínteres puede suponer un problema en determinados trabajos que exigen muchas horas de pie o de permanente atención. Es el caso del policía nacional que denunció a sus superiores porque no podía ir a ningún baño decente mientras prestaba servicio de vigilancia nocturna en el entorno de una embajada extranjera en Madrid. Argumentaba el afectado que tanto él como sus compañeros tenían que recurrir a los clásicos setos para evacuar y que eso no solo afectaba a la salubridad de la zona, sino que también podía acarrear una multa para los funcionarios en caso de ser pillados in fraganti por sus compañeros de la Policía Municipal.

La titular del Juzgado número 7 de Madrid, Susana Trujillano, sin embargo, no lo ha visto de ese modo y ha ordenado archivar la denuncia del policía contra sus superiores al entender que "no existen indicios racionales de delito". Según la magistrada, la reclamación del demandante -que una noche se saltó la cadena de mando para pedir un relevo e ir al baño debido a que sus jefes no atendían la petición- es "desproporcionada". "Recordemos que es un agente del Cuerpo Nacional de Policía destinado a petición voluntaria en una unidad y en un turno conflictivos, que actúa de forma constante en la calle, y al que se le presupone un control, equilibrio y madurez emocional, así como un suficiente control de esfínteres", arguye la jueza.

"El denunciante es agente del CNP, está sometido al principio de jerarquía y obediencia y se encuentra destinado en una unidad (...) que desempeña tareas de prevención y restablecimiento del orden público y reacción ante acontecimientos imprevistos considerados graves, no en una oficina con calefacción y otras comodidades", añade la instructora de la causa, cuya decisión de sobreseer provisionalmente el caso ha sido recurrida por el afectado.

Según la magistrada, la reclamación del demandante -que una noche se saltó la cadena de mando para pedir un relevo e ir al baño- es "desproporcionada"

La defensa del funcionario entiende que la magistrada no ha dado motivos suficientes en su resolución que argumenten el archivo. "Consta acreditado que no existía cuarto de baño habilitado cercano para que los agentes puedan orinar, por lo que carece de sentido que el inspector (superior jerárquico del demandante) solicitase explicaciones al denunciante por pedir un relevo si éste tenía necesidades fisiológicas, toda vez que además de que está prohibido orinar en la calle éste no tiene porqué indicar qué tipo de necesidad fisiológica tenía", argumenta el demandante, que alega su exclusión de un grupo de WhatsApp y otros hechos para tratar de demostrar que está siendo acosado por sus jefes y que el episodio del control de esfínteres es uno más.

Por otro lado, en una carta remitida por la madre del afectado a El Confidencial, ésta asegura que la jueza le preguntó a su hijo en presencia de tres abogadas si él tenía mucho problema en "sacar la cola y mear en la calle" durante el servicio. "A otro funcionario que declaró en sede judicial le dijo que éramos muy exquisitos", añade.

El control de esfínteres puede suponer un problema en determinados trabajos que exigen muchas horas de pie o de permanente atención. Es el caso del policía nacional que denunció a sus superiores porque no podía ir a ningún baño decente mientras prestaba servicio de vigilancia nocturna en el entorno de una embajada extranjera en Madrid. Argumentaba el afectado que tanto él como sus compañeros tenían que recurrir a los clásicos setos para evacuar y que eso no solo afectaba a la salubridad de la zona, sino que también podía acarrear una multa para los funcionarios en caso de ser pillados in fraganti por sus compañeros de la Policía Municipal.

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