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Drogas, robos y fiestas: los adolescentes 'hipnotizados' de Valdemoro
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detenidos los nueve miembros

Drogas, robos y fiestas: los adolescentes 'hipnotizados' de Valdemoro

Los miembros de la organización se habían establecido en un inmueble abandonado frente al instituto Villa de Valdemoro, donde captaban a sus adeptos. Todos han sido detenidos por la Guardia Civil

Foto: Los componentes de la banda castigaban físicamente a los menores que no cumplían las órdenes. (EC)
Los componentes de la banda castigaban físicamente a los menores que no cumplían las órdenes. (EC)

El grupo se estableció en un inmueble abandonado de la calle Herencia de Valdemoro hace aproximadamente dos años. El jefe provenía de la banda latina Los Trinitarios y tenía la intención de montar su propio cortijo. Aprovechó su experiencia en la organización criminal originaria de Santo Domingo para crear un entramado paralelo, que no perteneciera a la banda, pero que utilizara métodos similares para lograr objetivos parecidos.

Rolling Squad fue el resultado de su 'trabajo': un grupo violento de jóvenes que se drogaban, robaban y montaban fiestas desfasadas. Pero también eran amantes del rap y grababan sus propios videoclips musicales que publicaban en Youtube. Parte del dinero que obtenían de sus actividades delictivas, de hecho, lo dedicaban a financiar la producción de estos temas compuestos por ellos mismos.

Los nueve componentes de la banda también conocían perfectamente el Código Penal y sabían que ellos -que contaban con entre 20 y 25 años- no podían arriesgarse a delinquir porque se exponían a pasar media vida entre rejas. Por eso utilizaban a niños. Captaban a los menores del instituto que había frente al edificio que mantenían ocupado. En concreto, el centro de educación secundaria Villa de Valdemoro. Los chicos les hacían el trabajo sucio: los robos. Sustraían bicicletas, motos y todo tipo de objetos de valor que encontraban en las viviendas que abordaban. Luego, los niños también vendían los artículos sustraídos, transportaban la droga o la ocultaban durante días.

No pocos padres comenzaron a advertir a sus hijos de la amenaza que representaban los inquilinos, aunque para muchos chicos el aviso llegó demasiado tarde. Un número indeterminado de niños cayó bajo los tentáculos de la banda criminal. Los Rolling Squad atraían a los menores a través de las sustancias estupefacientes, la invitación a las fiestas o las promesas de lograr dinero bajo el amparo de un grupo organizado.

Algunos chicos de 14 a 18 años comenzaron a ir por el edificio ante la asombrada mirada de sus compañeros. Lograban un estatus, tenían amigos poderosos, iban a juergas desenfrenadas y accedían fácilmente a marihuana y metanfetaminas gracias a las nuevas amistades. Sin embargo, entraban en una espiral de la que difícilmente podían salir. Los jefes de la banda pegaban brutales palizas a los niños que desobedecían sus órdenes o insinuaban que querían abandonar la disciplina del grupo. Era la forma que tenían los dirigentes de mantener la lealtad de sus subordinados.

El poder de la banda se hacía cada vez mayor en la localidad. Sus componentes llegaron a ocupar otra media docena de inmuebles a lo largo y ancho del municipio madrileño y el terror que generaron entre padres e hijos se incrementaba día a día. Los hurtos aumentaron y fue entonces cuando tuvo conocimiento la Guardia Civil. Los Servicios de Información del instituto armado detectaron un gran número de robos que respondían al mismo modus operandi, que tenían lugar en la misma zona y eran cometidos por menores que consumían sustancias estupefacientes.

El Juzgado número 7 de Valdemoro se hizo cargo de la instrucción. La investigación llevó pronto a los nueve componentes de la organización criminal, que fueron detenidos y puestos a disposición judicial. Se trataba de un ciudadano español, cinco dominicanos, un ecuatoriano y dos extranjeros nacionalizados españoles. A todos ellos se les acusa ahora de integración en grupo criminal, extorsión, tráfico de sustancias estupefacientes y ocupación de bienes inmuebles.

Así lo explica el capitán Joaquín Caballero, del Servicio de Información y Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos, responsable de la investigación, que ha conllevado el registro de todos los inmuebles ocupados y la incautación de pistolas, cuchillos, bates de béisbol, armas de fabricación casera, dinero, drogas, laboratorios de marihuana, elementos ornamentales y literatura propios de Los Trinitarios.

El líder de la banda, apodado El Perla, ya está en prisión. Es el único que ha ingresado en la cárcel, ya que el Juzgado ha acordado la libertad provisional con cargos para el resto. El Perla era un conocido y violento miembro de la mencionada banda latina Los Trinitarios. De hecho, era objetivo de la organización rival Dominicans Don't Play, que en septiembre del pasado año se trasladó hasta Valdemoro únicamente para matar a este dirigente.

El grupo se estableció en un inmueble abandonado de la calle Herencia de Valdemoro hace aproximadamente dos años. El jefe provenía de la banda latina Los Trinitarios y tenía la intención de montar su propio cortijo. Aprovechó su experiencia en la organización criminal originaria de Santo Domingo para crear un entramado paralelo, que no perteneciera a la banda, pero que utilizara métodos similares para lograr objetivos parecidos.

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