Es noticia
PSOE, IU y Podemos se estrellan contra la realidad: las primarias no son tan perfectas
  1. España
FALTA DE NEUTRALIDAD DE LA DIRECCIÓN

PSOE, IU y Podemos se estrellan contra la realidad: las primarias no son tan perfectas

Los procesos de primarias puestos en marcha por los partidos políticos todavía distan de alcanzar las expectativas de profundización democrática prometidas por las organizaciones

Foto: Pablo Iglesias durante la campaña de las primarias de Luis Alegre en Madrid. (EFE)
Pablo Iglesias durante la campaña de las primarias de Luis Alegre en Madrid. (EFE)

Los procesos de primarias, saludables ejercicios de democracia interna, han llegado a los partidos españoles para quedarse, pero los primeros test están lejos de haber obtenido resultados satisfactorios. No solo porque algunos de los vencedores hayan sido rechazados a posteriori por la dirección, como es el caso del socialista Tomás Gómez en Madrid, o hayan acabado directamente con su marcha del partido tras aflorar disputas internas, como ocurrió con Tania Sánchez y Mauricio Valiente en IU, sino porque distan de representar la panacea democrática que se les atribuye. Las primarias acumulan una serie de imperfecciones que no siempre son perceptibles.

En el caso de Podemos, han quedado evidenciados varios defectos que suelen caracterizar a las primarias. Aunque en muchos casos se pueden pulir, que no eliminar por completo, no ha habido la voluntad suficiente para ello en el partido liderado por Pablo Iglesias. La principal imperfección que ha estado presente en la mayoría de los procesos llevados a cabo por esta formación tiene que ver con la falta al principio de neutralidad por parte de la organización. Esto es, que el núcleo dirigente se sirva de su control técnico de la organización y utilice los recursos (económicos, cuentas oficiales en las redes sociales, mailing, etc.) y presencia mediática para promocionar a los candidatos que previamente han designado y apadrinado. Una versión sofisticada del clásico “dedazo” de los partidos tradicionales.

La omnipresencia en las estructuras del partido de personas afines al secretario general, elegidas mediante votación directa de los afiliados, guarda una relación no casual con estas prácticas. Los críticos con la dirección parten así de una situación desigual respecto a las denominadas listas oficialistas, más aún al evitar los debates entre candidatos como estaba previsto en un principio, que rebaja sobremanera los estándares democráticos. Como reacción, se pueden dar situaciones como la vivida este miércoles en las primarias de la Comuidad Valenciana, donde el sector crítico de Podemos encabezado por José María Copete, a modo de protesta, ha decidido castigar al candidato oficialista, Antonio Montiel, votando masivamente los últimos nombres de su lista, lo que ha provocado que entren en la papeleta aquellos que se encontraban en puestos de salida y, de paso, que salgan los de la parte superior.

En las últimas primarias que ha celebrado el partido para configurar la candidatura de unidad popular Ahora Madrid, a las que miembros de Podemos se presentaban en diferentes listas, la ejecutiva local envió un correo a todos los afiliados desde la cuenta oficial del partido pidiendo el voto para una candidatura en concreto. El apoyo público de los líderes del partido a ciertos candidatos, en medios de comunicación y costosos mítines que no todos se pueden permitir, así como la convocatoria a los medios desde canales oficiales para presentarlos ante la prensa son otras de las prácticas habituales que reducen las expectativas democráticas de unas primarias.

El que gana se lo lleva todo

La polémica “votación en plancha” es otra de las reglas del juego que reducen la igualdad entre los contrincantes. Este sistema, aplicado en las votaciones telemáticas, consiste en que los electores no pueden elegir a candidatos de diferentes listas, por lo que se reduce la pluralidad de perfiles. El que gana se lo lleva todo.

En la elección del secretario general de Podemos y del resto de la ejecutiva, los votantes solo podían elegir entre apoyar a todo el equipo de afines a Pablo Iglesias o a ninguno. Unas reglas del juego que se impusieron desde el equipo técnico y que no beneficiaba la integración de voces discordantes, como lo fueron las de parte de las bases representadas por los europarlamentarios Pablo Echenique y Teresa Rodríguez en la asamblea constituyente de Vistalegre. “El cielo no se alcanza por consenso, se toma por asalto”, argumentó entonces Pablo Iglesias.

La seguridad en torno a las votaciones electrónicas es otro de los aspectos que se ha cuestionado de estos procesos, al poder comentarse irregularidades como que una misma persona emita varios votos si cuenta con diferentes terminales móviles. La comisión de garantías de Podemos tuvo que suspender los procesos de Ferrol y de los círculos del exterior por estos motivos. Sin embargo, en el cómputo total, este tipo de fraude no supone alteraciones graves. Eso sí, se corre el riesgo de que se pueda repudiar jurídicamente el proceso, por lo que en el caso de Podemos se han mejorado la seguridad de sus sistemas.

Caucus y democracia deliberativa

Las votaciones presenciales tampoco están exentas de problemas o alteraciones por parte de algún grupo malintencionado. Este fue el caso de las primarias de la candidatura de unidad popular Ourense en Común, conformada por partidos a la izquierda del PSOE y movimientos sociales a imagen de Ahora Madrid. Sus resultados se pervirtieron deliberadamente debido a la afluencia masiva de personal laboral de la Diputación de Ourense, regida por el popular José Manuel Baltar, y hasta de un alcalde del PP. La asamblea decidió finalmente anular el proceso, provocando la salida de Podemos.

Una buena parte de estas imperfecciones trataron de enmendarse desde el equipo de Pablo Echenique, con una nueva forma de experimentación democrática que luego fue replicada en Madrid por la candidatura del ahora europarlamentario Miguel Urbán. Su propuesta se basó en la configuración de precandidaturas, muchas de ellas importando los caucus de Estados Unidos. El denominado ‘Caucus Ciudadano’ es un sistema en el que son los círculos los que eligen directamente a las personas que finalmente incluirá la candidatura, en lugar de promoverse desde la directiva o del grupo que lidere la lista. Con este proceso se trataba de potenciar la democracia deliberativa que, aseguran, debe complementar a la democracia directa para no caer en caudillismos.

La “propuesta Echenique”, que puso en práctica en Aragón, también recogía la mayoría de demandas puestas sobre la mesa por las candidaturas no oficialistas. Entre ellas, evitar la votación en plancha, que permite votar a toda una lista mediante un solo click, excluir la posibilidad de presentar listas completas, pues entienden que establece de facto un sistema de elección mayoritario, el solapamiento de cargos y, principalmente, poner coto a la configuración de las listas según el antojo del secretario general.

Los procesos de primarias, saludables ejercicios de democracia interna, han llegado a los partidos españoles para quedarse, pero los primeros test están lejos de haber obtenido resultados satisfactorios. No solo porque algunos de los vencedores hayan sido rechazados a posteriori por la dirección, como es el caso del socialista Tomás Gómez en Madrid, o hayan acabado directamente con su marcha del partido tras aflorar disputas internas, como ocurrió con Tania Sánchez y Mauricio Valiente en IU, sino porque distan de representar la panacea democrática que se les atribuye. Las primarias acumulan una serie de imperfecciones que no siempre son perceptibles.

Izquierda Unida Pablo Echenique Tomás Gómez Tania Sánchez
El redactor recomienda