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El desastre de las andaluzas pone en jaque a Rajoy y cuestiona su táctica para las generales
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SÓLO PABLO CASADO DIO LA CARA EN GÉNOVA

El desastre de las andaluzas pone en jaque a Rajoy y cuestiona su táctica para las generales

El descalabro del PP en Andalucía -por debajo de los 35 escaños que era la línea roja en Génova para intentar salvar los muebles de una digna derrota- ponen en duda la táctica de Rajoy para las generales

Foto: Juanma Moreno, candidato del PP a la Junta andaluza junto al presidente del Gobierno Mariano Rajoy (EFE)
Juanma Moreno, candidato del PP a la Junta andaluza junto al presidente del Gobierno Mariano Rajoy (EFE)

Los peores resultados desde 1994, sin levantar más que un punto de voto desde el fiasco de los comicios europeos y con una alternativa por el centro derecha (Ciudadanos) consolidada. Son los datos fundamentales del desastre cosechado por el Partido Popular en las elecciones autonómicas andaluzas. Las urnas han dejado constancia del desgaste del Gobierno de Mariano Rajoy y también de que el mensaje de la recuperación económica, su apuesta para la resurrección política, sigue sin calar en el electorado más fiel del PP.

Los 33 escaños, el 26,7 por ciento de los votos (500.000 menos que en 2012) conseguidos en los comicios autonómicos son un paso atrás para el PP en Andalucía que le devuelve hasta los tiempos previos a su refundación con José María Aznar al frente, cuando ni en esa región ni en el conjunto de España pasaba de recoger más de una cuarta parte del electorado. En la dirección del partido esperaban la derrota y quedar por detrás del PSOE, pero no bajar de los 35 diputados. Era la frontera entre el fracaso vendible y el desastre que al final han traspasado los populares.

Las andaluzas eran la primera reválida que teníaque pasar el PP en este año de elecciones antes de las municipales y autonómicas de mayo, las catalanes de septiembre si Artur Mas cumple su nueva amenaza de adelanto y las generales en noviembre o diciembre. En Andalucía no tenía nada que perder en términos de poder institucional (salvo algunos escaños como oposición), pero el PP ha pinchado en el ensayo general del mensaje de la recuperación económica y la creación de empleo, más el llamamiento a la estabilidad política y los ataques improvisados a última hora contra Ciudadanos.

Rajoy, rodeado y apoyado por buena parte de sus ministros, protagonizó la campaña con esas mismas ideas en el núcleo de su discurso. Trataba de reconciliarse con su electorado más fiel, arrancarle de la tendencia a la abstención y evitar que se fuera a otras opciones, en especial a la que representa la formación de Albert Rivera. Nada les ha salido bien como demuestran los resultados. Sobre las elecciones europeas de mayo en Andalucía, el PP sólo sube un punto. Además, resulta evidente que el grueso de los 368.000 votos cosechados por Ciudadanos (el 9,2 por ciento) proceden de los 500.00 perdidos por los populares con respecto a los comicios de 2012.

Con esos datos, la noche electoral en la sede de Génova fue de funeral. Mariano Rajoy siguió el recuento desde su despacho de la planta séptima acompañado la secretaria general, María Dolores de Cospedal, la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y los ministros más del partido y de origen andaluz como son Fátima Báñez y Cristobal Montoro. También estaban los tres vicesecretarios generales (Carlos Floriano, Esteban González Pons y Javier Arenas). El exvicepresidente, exministro, ex secretario general y excandidatoArenas se incorporó a última hora procedente de Sevilla.

En principio estaba previsto que fuera Floriano, número tres del partido, quien comentara los resultados de las elecciones en Génova después de que hablara Juan Manuel Moreno en la capital andaluza. Pero como los datos fueron mucho peores de los esperados, todo se retrasó y al final le tocó lidiar con la prensa a Pablo Casado, sin más cargo de responsabilidad en la dirección que el de portavoz del comité de campaña, pero el de las autonómicas y municipales previstas para mayo.

Casado cumplió como pudo con el guión acordado por sus superiores: la campaña y el candidato Moreno han superado todas las expectativas, pero el resultado del PP “no ha sido el esperado” y habrá que analizar con tiempo lo ocurrido. Ante todo se trataba de salvar a Rajoy de la quema: “los resultados no son extrapolables” y hay que tener en cuenta que gobernar (las reformas) conllevan desgaste.

El dirigente popular se extendió en destacar el fracaso del PSOE en sus propios objetivos (no ha mejorado posiciones y tiene más difícil gobernar que antes) y no quiso entrar en el origen y consecuencias del fiasco del PP. Sí que apuntó cuál es la principal preocupación de los populares en Andalucía: salvar las ocho capitales de provincia de la región gobernadas por populares.

Los peores resultados desde 1994, sin levantar más que un punto de voto desde el fiasco de los comicios europeos y con una alternativa por el centro derecha (Ciudadanos) consolidada. Son los datos fundamentales del desastre cosechado por el Partido Popular en las elecciones autonómicas andaluzas. Las urnas han dejado constancia del desgaste del Gobierno de Mariano Rajoy y también de que el mensaje de la recuperación económica, su apuesta para la resurrección política, sigue sin calar en el electorado más fiel del PP.

Mariano Rajoy
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