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Buenas noticias para Pedro Sánchez: gana el PSOE, Díaz no arrasa y Rajoy se estrella
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euforia contenida en la sede federal de ferraz

Buenas noticias para Pedro Sánchez: gana el PSOE, Díaz no arrasa y Rajoy se estrella

En la sede socialista de Ferraz, cuartel general de Pedro Sánchez, todo fueron anoche buenas noticias: el PSOE había ganado en Andalucía, Susana Díaz no arrasó y Mariano Rajoy se estrelló

Foto: El secretario federal de Organización del PSOE, César Luena. (EFE/Paco Campos)
El secretario federal de Organización del PSOE, César Luena. (EFE/Paco Campos)

En la sede socialista de la calle Ferraz, en Madrid, se respiraba anoche un ambiente de euforia contenida. La victoria de Susana Díazhabía sido lo suficientemente amplia como para sacar pecho -el PSOE volvía a ser el partido hegemónico en Andalucía- y lo suficientemente ajustada -muy lejos de la mayoría absoluta- como para no inquietar el liderazgo en construcción de Pedro Sánchez. Pero no solo eso: la tentación de atribuir el tremendo batacazo del PP andaluz a Mariano Rajoyy su Gobiernoera demasiado fuerte como para resistirse a ella. Y, por si fuera poco, la temida irrupción del ciclón Podemos fue más contenida de lo que vaticinaban casi todos los sondeos.

La radiante y relajadasonrisa del número dos de Sánchez, César Luena, que compareció al filo de las 23.15 horas de anoche en el vestíbulo de Ferraz para valorar los resultados de las autonómicas andaluzas, era más que elocuente. Y sus palabras lo fueron todavía más: "Hemos ganado y somos la primera fuerza política en Andalucía. Superamos en 10 puntos al PP y en 20 puntos a Podemos. Y Rajoy es el gran perdedor de estas elecciones por sus políticas ajenas al sufrimiento de los ciudadanos". Varias plantas más arriba, el secretario general del partido, que siguió minuto a minuto el escrutinio y corrió a felicitar telefónicamente a Díaz, debía relamerse de satisfacción.

No era para menos. La presidenta andaluza, sugran rival por el liderazgo del PSOE, acababa de obtener una clara mayoría, pero ni mucho menos aplastante: sus 47 escaños igualaban el resultado obtenido por José Antonio Griñán hace tres años, aunquela dejaban a ocho de la mayoría absoluta. La cosecha, aun así, era bastantemejor de lo que se esperaba en Ferraz, pese a que Luena se cuidó mucho de admitirlodurante su comparecencia. Lo que sí reconoció el secretario de Organización socialista, no por evidente menos valioso, es que Díaz "será la primera mujer elegida presidenta por los andaluces", es decir, legitimada por las urnas y liberada ya -y con ella el propio PSOE- del dedazo del imputado Griñán.

La victoria de Díaz refuerza, al menos momentáneamente, el liderazgo de Sánchez, aún cuestionado en algunos sectores del partido. Pero puede ser un arma de doble filo, porque en las elecciones municipales y autonómicas del próximo 24 de mayo el secretario general del PSOE ya no compartirá protagonismo con la presidenta andaluza, sino que todos los focos le iluminarán solo a él. Y la responsabilidad de un eventual mal resultado caerá en exclusiva sobre sus hombros. Lamalanoticiapara Sánchez esque el escrutinio de anoche en Andalucía no se puede extrapolar automáticamente al resto de España. Ysi fracasa en mayo,Rajoy le pagará con la misma medicina que él hizo tragar anoche al líder del PP.

Falta por ver si Díaz, que ha sido la dueña y señora de sucampaña electoral y no ha permitido injerencias de Ferraz, impone también su voluntad a la hora de diseñar los pactos postelectorales que le permitan gobernar sin demasiados sobresaltos. Sánchez no querrá renunciar tan fácilmentea tener voz y voto en un asunto de tanta enjundia y que puede sentar precedente para futuras citas electorales. Pero la presidenta andaluza ya marcó su territorio, tal vez apresuradamente, al anunciar que no pactaría ni con el PP ni con Podemos. Le quedaría la opción de Ciudadanos, pero su líder, Albert Rivera, reiteró anoche que no entrará en el Gobierno de Díaz.

En la sede socialista de la calle Ferraz, en Madrid, se respiraba anoche un ambiente de euforia contenida. La victoria de Susana Díazhabía sido lo suficientemente amplia como para sacar pecho -el PSOE volvía a ser el partido hegemónico en Andalucía- y lo suficientemente ajustada -muy lejos de la mayoría absoluta- como para no inquietar el liderazgo en construcción de Pedro Sánchez. Pero no solo eso: la tentación de atribuir el tremendo batacazo del PP andaluz a Mariano Rajoyy su Gobiernoera demasiado fuerte como para resistirse a ella. Y, por si fuera poco, la temida irrupción del ciclón Podemos fue más contenida de lo que vaticinaban casi todos los sondeos.

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