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La crónica de una generación frustrada
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LOS AÑOS FELICES/ gonzalo lópez alba

La crónica de una generación frustrada

Hay dos formas de entender la Transición. A la luz de documentos o a través de la literatura. Esto último es lo que hace López Alba, quien construye un relato sobre un tiempo apasionante

Foto: Adolfo Suárez y varios diputados aplauden la aprobación de la Constitución de 1978. (Efe)
Adolfo Suárez y varios diputados aplauden la aprobación de la Constitución de 1978. (Efe)

La literatura y la Transición política, ese periodo tan decisivo como caótico de la reciente historia de España, se han llevado casi siempre mal. Y no es por la ausencia de títulos sobre lo que con cierta petulancia se llamó en un tiempo tardofranquismo. Al contrario. Son numerosos los libros que narran lo que sucedió en este país a partir de 1975. Fundamentalmente, mediante ensayos o investigaciones periodísticas. Incluso, y como no podía ser de otra manera, el canal utilizado ha sido la fórmula de las memorias políticas, a caballo entre la política y la ficción.

Sin embargo, son pocas las obras que analizan ese periodo desde la literatura en el sentido más preciso del término. Es decir, desde la construcción de personajes capaces de crear una determinada atmósfera. Los Años Felices*, el libro de Gonzalo López Alba, bucea en esa dirección. Y lo hace a través de una serie de personajes que viven la Transición no como un periodo histórico, sino a la luz de su peripecia personal. Esta es, sin duda, la fuerza del libro.

Quienes tenían entre 20 y 30 años tras la muerte del dictador, no eran, en su mayoría, conscientes de que estaban viviendo unos años que con el tiempo se describirían con todo lujo de detalles en los libros de historia. Simplemente vivían, amaban o padecían en función de sus circunstancias personales. Pocos imaginaban que se estaba rodando en vivo y en directo el guion de lo que a la postre sería uno de esos escasos periodos fértiles de la historia de España.

Una sociedad híbrida y mestiza

Aquello fue posible, sin duda, por un cambio generacional sin precedentes. La España del final del franquismo no tenía ya nada que ver con la que dio origen a la Dictadura. El surgimiento de una clase media al calor del desarrollismo de los años 60 y primeros 70 es, sin duda, el hecho más transcendental de la historia reciente de España, y es lo que evita, precisamente, que el franquismo se perpetuara como una opción política. Ya Ortega advertía hace un siglo de que la no integración en el sistema económico y político de las clases trabajadoras estaba detrás de muchos padecimientos que acabaron en la infausta Guerra Civil.

Ese proceso histórico se identifica bien en el libro de López Alba a través de unos jóvenes de procedencia social muy diversa que descubren juntos una nueva realidad. La realidad de la universidad española de la Transición, donde por primera vez de forma masiva, un hecho verdaderamente extraordinario, se juntan estudiantes herederos de clases acaudaladas con hijos de obreros. Y lo que no es menos relevante. Ese proceso impulsó el acercamiento de los núcleos rurales a la ciudad, algo que configuró una sociedad más híbrida y mestiza,coherente con los nuevos tiempos. La universidad no era sólo un recinto destinado al conocimiento, sino, sobre todo, una escuela de vida. Muchos de aquellos jóvenes conocieron por primera vez la gran ciudad y eso marca para toda la vida.

Así es como se construyó un país asentado sobre la ingenuidad que paso a paso fue perdiendo frescura. Y eso se refleja en el libro de López Alba. Los sueños de juventud se van desvaneciendo a medida que el país envejece. Para bien y para mal. Probablemente, se trata de un recorrido inevitable. Y eso es lo peor.

El protagonista descubre que el trabajo en las redacciones de los periódicos –que acabará en lo que el autor denomina "periodismo de alpargata" a través de las redes sociales–esconde miserias. Muchas miserias. Como la política o la economía o la propia sociedad. La corrupción, el terrorismo, el soborno de funcionarios, forman parte del teatro de todos los días. Como la propia prensa, convertida en un espectáculo destinado al entretenimiento, algo que hace revolver las tripas del protagonista. De la España de la ilusión a la España del desencanto.

El mundo cambiaba rápidamente: la OTAN; el intento de golpe del Estado; la apabullante victoria de Felipe González; la llegada de los conservadores al poder; los atentados yihadistas; el desplome del sistema económico… En fin, la historia de España vivida en primera persona sin rigor académico. Probablemente, porque para muchos que se identifican con el protagonista de esta historia, no es necesario acudir a las hemerotecas para saber qué es lo que sucedió en aquellos años de ilusión, pero también de desengaño.

*Los años felices.Gonzalo López Alba(Editorial Planeta).

La literatura y la Transición política, ese periodo tan decisivo como caótico de la reciente historia de España, se han llevado casi siempre mal. Y no es por la ausencia de títulos sobre lo que con cierta petulancia se llamó en un tiempo tardofranquismo. Al contrario. Son numerosos los libros que narran lo que sucedió en este país a partir de 1975. Fundamentalmente, mediante ensayos o investigaciones periodísticas. Incluso, y como no podía ser de otra manera, el canal utilizado ha sido la fórmula de las memorias políticas, a caballo entre la política y la ficción.

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