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SMS del cardenal Rouco tras los atentados del 11-M: "Todos a votar. Perdemos. Pásalo"
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segunda entrega de las memorias de josé bono

SMS del cardenal Rouco tras los atentados del 11-M: "Todos a votar. Perdemos. Pásalo"

El insólito episodio lo revela el exministro de Defensa y expresidente del Congreso de los Diputados en 'Diario de un ministro', la nueva entrega de sus memorias publicada por Planeta

Foto: El cardenal Antonio María Rouco Varela. (EFE)
El cardenal Antonio María Rouco Varela. (EFE)

El 13 de marzo de 2004, víspera de las elecciones generales que dieron el triunfo, contra todo pronóstico, a José Luis Rodríguez Zapatero, y con España en pleno estado de shock por los brutales atentados del 11-M, el cardenal Antonio Rouco Varela, entonces presidente de la Conferencia Episcopal y feroz enemigo del Gobierno socialista, envió un SMS a través de su teléfono móvil a sus amigos y allegados. El mensaje, redactado cuando la hipótesis de la autoría de ETA casi se había volatilizado y todos los indicios apuntaban directamente al terrorismo islamista, decía así: "Todos a votar. Perdemos. Pásalo".

Los detalles de este insólito episodio los cuenta José Bono en la segunda entrega de sus memorias, editada también por Planeta y titulada Diario de un ministro. De la tragedia del 11-M al desafío independentista catalán, que el político manchego presentó ayer en Madrid a los medios de comunicación, y en la que repasa sus dos años (2004-2006) al frente del Ministerio de Defensa. La primera parte, publicada en 2012, resultó un fiasco, un pésimo negocio para el desaparecido José Manuel Lara, pero mucho más lucrativo para Bono, que se embolsó 800.000 euros por adelantado a cambio de una trilogía de la que aún falta la última entrega.

El 27 de marzo de 2005, nada más aterrizar en Torrejón (Madrid) al regreso de un viaje oficial a Bulgaria, Bono recibe el aviso de que el presidente del Gobierno quiere verlo urgentemente. El ministro de Defensa se dirige al palacio de la Moncloa, donde le esperan, además de Zapatero, el jefe de gabinete de este, José Enrique Serrano, el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Barroso, y el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Alberto Saiz. "Debes intervenir en el Congreso para poner de manifiesto que, en los atentados del 11-M, el PP tiene la responsabilidad de no haber atendido los avisos del CNI", leordena Zapatero.

Según el que más tarde sería presidente del Congreso de los Diputados, el jefe del Ejecutivo prosiguió con cierta solemnidad: "Tienes que decir la verdad y demostrar con documentos que el Gobierno de Aznar tuvo suficientes datos y avisos del CNI, desde meses antes, que le tendrían que haber llevado a tomar las medidas que no tomó. Sólo tienes que decir la verdad, lo que me mandaste en tu nota de mayo pasado, y en concreto que, tres días antes del atentado, el 8 de marzo, el Ministerio del Interior supo que el terrorista Allekema Lamari había decidido realizar un grave atentado en España. ¡Tres días antes!".

Bono recuerda que Zapatero estaba entonces "preocupado por las acusaciones que le hacen (...) de que ganó las elecciones a consecuencia del atentado". Y motivos tenía para ello:tan sólo tres días después de aquel apresurado encuentro en la Moncloa, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), el think tank del PP que preside José María Aznar, difundió un vídeo en el que acusaba al presidente del Gobierno de haber llegado al poder gracias a una "coacción antidemocrática", y le reprochaba el "aprovechamiento político" del atentado, "sembrando la calle de odio", para "culpar al Gobierno del PP de lamasacre".

El 30 de marzo de 2005, el mismo día en que FAES hacía públicas aquellas acusaciones, Zapatero,Bono y los entonces ministros Miguel Ángel Moratinos y Miguel Sebastián se encontraban de viaje oficial en Venezuela. La comitiva española fue recibida aquel mismo día por Hugo Chávezen el palacio de Miraflores. Tras la firma de un convenio por el que España se comprometía a suministrar a Caracas ocho buques de guerra y una docena de aviones militares de transporte, "Chávez pregunta por el cardenal de Madrid", recuerda Bono, "y Zapatero nos cuenta algo que me llama la atención: el día de reflexión antes de las elecciones del 14-M, Rouco mandó mensajes a sus amigos diciendo: 'Todos a votar. Perdemos. Pásalo'. Me lo ha contado un amigo que tengo en común con Rouco".

La venta de aquel material militar a Venezuela contribuyó a envenenar todavía más las pésimas relaciones entre España y Estados Unidos, muy deterioradas por la retirada unilateral de las tropas españolas de Irak. "Me entero de las buenas relaciones del cantante Julio Iglesias con la Casa Blanca, y pienso que a los esfuerzos diplomáticos que estamos haciendo no les vendrá mal una ayuda complementaria", escribe Bono. El 30 de abril de 2005, el ministro de Defensa telefonea a Iglesias. "Como buen patriota, te ruego que ayudes a España en sus relaciones con los norteamericanos", le pide Bono.

"Traslada a tus amigos de la Casa Blanca", prosigue el ministro, "que tenemos el sincero deseo de que las relaciones entre ambos países mejoren. Julio me dice que tiene una buena relación con Henry Kissinger[exsecretario de Estado] 'y en cuanto cuelgue el teléfono voy a hablar con él'. A las pocas horas tengo contestación de Julio: 'Acabo de hablar con Kissinger y con Óscar de la Renta[diseñador de moda fallecido en 2014], que es mi vecino y buen amigo de la familia Bush. Ha contactado con [Donald] Rumsfeld[entonces secretario de Defensa] y le ha solicitado el mejor trato posible a tus propuestas. Le ha contestado que, aunque está muy disgustado por las ventas que España ha hecho a Venezuela, te va a mostrar de manera muy clara que quieren mejorar su trato con España".

"Dos horas más tarde", añade Bono, "me llama Robert Manzanares, de la embajada de Estados Unidos en Madrid: 'A mí me hacen poco caso en el Pentágono, pero algo ha debido de ocurrir porque me acaban de trasladar que tu viaje [a EEUU] será un éxito total, y me han pedido que te lo diga'. Parece un milagro laico, de Iglesias".

El 13 de marzo de 2004, víspera de las elecciones generales que dieron el triunfo, contra todo pronóstico, a José Luis Rodríguez Zapatero, y con España en pleno estado de shock por los brutales atentados del 11-M, el cardenal Antonio Rouco Varela, entonces presidente de la Conferencia Episcopal y feroz enemigo del Gobierno socialista, envió un SMS a través de su teléfono móvil a sus amigos y allegados. El mensaje, redactado cuando la hipótesis de la autoría de ETA casi se había volatilizado y todos los indicios apuntaban directamente al terrorismo islamista, decía así: "Todos a votar. Perdemos. Pásalo".

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