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El imperio de Arturo Fernández se desvanece: sólo gana un concurso de 2.000€ desde 2013
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pasa de 2.000 empleados a sólo 700

El imperio de Arturo Fernández se desvanece: sólo gana un concurso de 2.000€ desde 2013

El grupo hostelero de Arturo Fernández se desmorona. Hasta 2013, Cantoblanco arrasaba en los concursos de la Administración pero el sector público le ha dado la espalda en los últimos meses

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El imperio hostelero de Arturo Fernández se desmorona. Hasta 2013, su grupo Cantoblanco Restauración arrasaba en los concursos públicos para gestionar servicios de cafetería de instituciones oficiales. Controlaba los restaurantes del Congreso de los Diputados, la Asamblea de Madrid, el Teatro Real y la Feria de Madrid (Ifema), pero la compañía entró en una doble crisis económica y reputacional y Cantoblanco ha acabado quedándose fuera del sector público. El pasado mes de noviembre, Fernández se vio obligado a presentar el concurso de acreedores voluntario.

La reducción de ingresos procedentes de la Administración no vaticina el mejor futuro para el empresario. La última adjudicación que ha conseguido apenas asciende a 2.165 euros, y es la primera en un plazo de año y medio. Le fue otorgada oficialmente el pasado 9 de febrero. Se trató de un contrato menor para servir el cáterin en la entrega de los premios a la Calidad e Innovación organizada por la Agencia de Evaluación de Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios. El importe de la concesión es más que discreto, pero permitió al expresidente de la patronal madrileña y exvicepresidente de la CEOE acabar con una sequía que se prolongaba desde octubre de 2013.

En aquel mes se impuso en el concurso para la gestión de la cafetería del Centro Eurolatinoamericano de Juventud de Mollina (Málaga). El contrato le garantizó unos ingresos de 768.000 euros, pero la licitación concluye en diciembre de este año. La otra gran adjudicación conseguida por el grupo Cantoblanco en 2013, la gestión del servicio de hostelería de Corporación Radio Televisión Española, concluyó el pasado verano, dos años antes de lo previsto, por diferencias en el coste de prestación del servicio. El conglomerado de Arturo Fernández iba ingresar 21,5 millones de euros por esa licitación, pero tuvo que conformarse con una tercera parte de esa cantidad.

Polémica en el Congreso

El ocaso del dirigente empresarial arrancó en la cafetería del Congreso después de que varios de sus empleados denunciaran que cobraban parte de su nómina en negro. En noviembre de 2013, la Cámara Baja decidió adjudicar ese servicio a otra compañía, Eurest, quitando así a Fernández una licitación que había controlado desde 1991 de forma ininterrumpida.

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Tras ese episodio llegaron otros similares, como por ejemplo el de RTVE. Pero Cantoblanco también ha visto como le rescindían las licitaciones de las cafeterías de Ifema y de la Asamblea de Madrid como resultado de nuevas denuncias de irregularidades por parte de sus propios empleados. La única noticia positiva en año y medio para el expresidente de la patronal madrileña ha sido el contrato de 2.165 para servir el referido cáterin de una entrega de premios.

Fernández atribuye la reducción de ingresos del sector público a una reorientación de su negocio. “Hasta el pasado mes de junio teníamos 140 centros de trabajo, de los que al menos 90 correspondían a licitaciones del sector público y contratos de restauración con otras empresas. Hemos decidido quedarnos sólo con nuestros propios establecimientos y conaquellos contratos que son rentables”, asegura el empresario a El Confidencial. “Las adjudicaciones de RTVE y el Congreso eran claramente deficitarias. Ahora somos más pequeños. Hemos pasado de 2.000 a 700 empleados. Nos estamos saneando. Y sólo vamos a los sitios que nos dan dinero”, concluye.

Ascenso de los competidores

La firma que sustituyó a Cantoblanco en el Congreso de los Diputados, Eurest, está siendo una de las más beneficiadas por el descenso a los abismos del grupo hotelero de Fernández. Coincidiendo con la pérdida de adjudicaciones públicas de su competidor, Eurest ha logrado decenas de contratos de alimentación del Ministerio de Defensa, el Ministerio de Economía y la Tesorería General de la Seguridad Social. Además, también ha reemplazado al grupo de Arturo Cantoblanco en Ifema.

El exvicepresidente de la CEOE no sólo está pasando por un mal momento en sus negocios. En los últimos meses también ha visto como le salpicaba el caso del pequeño Nicolás después de que se filtraran imágenes en las que se veía al empresario durmiendo la siesta en el chalé que el joven tuvo en el barrio de El Viso, en Madrid, y en otras escenas peculiares. El escándalo reveló que Fernández llegó a tener una estrecha amistad con el presunto estafador, aunque los motivos de esa relación aún se desconocen.

Fernández también se ha visto involucrado en el caso de las tarjetas black de Caja Madrid. La investigación que está realizando la Audiencia Nacional sobre la gestión de la entidad ha concluido que durante su etapa como consejero gastó un total de 37.300 euros recurriendo a ese medio de pago opaco. Gran parte del dinero acabó curiosamente en sus propios restaurantes. Fernández usó la Visa de Caja Madrid para pagar comidas y cenas en sus propios establecimientos.

El imperio hostelero de Arturo Fernández se desmorona. Hasta 2013, su grupo Cantoblanco Restauración arrasaba en los concursos públicos para gestionar servicios de cafetería de instituciones oficiales. Controlaba los restaurantes del Congreso de los Diputados, la Asamblea de Madrid, el Teatro Real y la Feria de Madrid (Ifema), pero la compañía entró en una doble crisis económica y reputacional y Cantoblanco ha acabado quedándose fuera del sector público. El pasado mes de noviembre, Fernández se vio obligado a presentar el concurso de acreedores voluntario.

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