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Reconciliarse con las bases del PP y salvar a Pedro Sánchez, objetivos de Rajoy
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el presidente, ante el debate sobre la nación

Reconciliarse con las bases del PP y salvar a Pedro Sánchez, objetivos de Rajoy

Pedro Sánchez no es adversario directo, ni conviene al sistema que el PSOE se desgaste más en beneficio de Podemos. Con esa premisa, Rajoy prepara el debate sobre el estado de la nación

Foto: Mariano Rajoy, en la inauguración de la línea de interconexión eléctrica entre España y Francia. (REUTERS/Gustau Nacarino)
Mariano Rajoy, en la inauguración de la línea de interconexión eléctrica entre España y Francia. (REUTERS/Gustau Nacarino)

Pedro Sánchez no es adversario directo, ni conviene al sistema constitucional que el PSOE se desgaste aún más en beneficio del movimiento antisistema de Podemos. Con esa premisa, Mariano Rajoy llega a su tercer debate sobre el estado de la nación pendiente de reconciliarse con sus bases y sin ninguna intención de enzarzase con un jefe de la oposición en precario, aseguran en fuentes del Grupo Popular. Prefiere una sesión en la que cada uno contente a los suyos.

“Hay que salvar a Sánchez, igual que se intentó con Rubalcaba”, dicen en el PP, porque siempre será mejor tener enfrente al PSOE cuando son necesarios los asuntos de Estado (contra el terrorismo o el separatismo) que un partido populista de extrema izquierda. Rajoy se limitará a responder al secretario general de los socialistas en la medida del tono o los asuntos que aborde contra el jefe del Ejecutivo, previsiblemente para hablar de corrupción (caso Bárcenas) o recortes presupuestarios.

Son unas cuestiones donde ya se parte del empate por el caso de los ERE, con los expresidentes del PSOE y actuales parlamentarios nacionales Manuel Chaves y José Antonio Griñán imputados, y la herencia de un Estado al borde de la quiebra y con 3,4 millones de empleos destruidos en la etapa del último Gobierno socialista. Es lo que Rajoy siempre recuerda que se encontró al llegar al poder en diciembre de 2011.

En los planes para el debate del presidente del Gobierno está un “mano a mano” casi institucional, aprovechable para destacar la mejora de la situación económica en contraste con el desastre anterior. Nada de juego sucio, cuestiones personales o entrar a saco con los problemas de autoridad de Sánchez en su partido. Salvo que el dirigente socialista quiera bronca. Y en ese caso está previsto que sea el portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando, quien meta el dedo en el ojo al final del debate.

En medios del PP siguen echando de menos en el actual PSOE la posición clara de Rubalcaba ante el desafío independentista en Cataluña y ven que Sánchez sigue indefinido en la materia. Pero es evidente el entendimiento alcanzado con el pacto de Estado frente al terrorismo antiyihadista y el interés de Sánchez en dar también imagen de dirigente de partido de Gobierno. Es la faceta que quieren cultivar en la relación con el PSOE en beneficio del sostenimiento del marco constitucional.

Debate fundamental para medir los liderazgos

En el Grupo Parlamentario dan por superados los tiempos en los que el choque del jefe del Ejecutivo y el de la oposición (Felipe González, José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero) en el debate sobre el estado de la nación influía en los trasvases de voto entre los respectivos electorados del PP y del PSOE. La sesión puede ser fundamental para medir la moral interna de cada grupo y la capacidad de liderazgo de los contendientes.

En ese aspecto, Sánchez tiene mucho que demostrar ante la inestabilidad de su mandato. Rajoy carece de oposición dentro de su partido, aunque tenga a los barones autonómicos de los nervios por sus malas perspectivas electorales ante los comicios de mayo.

El presidente del Gobierno no pretende hundir a Sánchez, sino aprovechar el último gran debate parlamentario de la legislatura para convencer a su electorado de que las subidas de impuestos y los recortes presupuestarios de 2012 y 2013 han servido para poner las bases de una nueva prosperidad económica con creación de empleo. Es la batalla donde los estrategas de Génova consideran que se juegan la posibilidad de seguir en el poder.

El discurso y el debate en el Congreso son el terreno favorito de Rajoy y luego, hasta la campaña de las generales del próximo otoño, tendrá que emplearse en el campo que menos le gusta, mítines aparte: el de los medios de comunicación.

El presidente del Gobierno ha dedicado los últimos días, a ratos, y en especial el fin de semana a preparar su intervención. Como siempre, desde los distintos ministerios han llegado a su despacho de la Moncloa la documentación para las fichas con los balances y proyectos pendientes de cada departamento.

Sobre esa base Rajoy prepara con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, el equipo de asesores de Presidencia, y su jefe de gabinete Jorge Moragas, el discurso de apertura del debate y las réplicas. Al final, cierra personalmente el guion.

Consultas con Hacienda para las ayudas a familias

En el contenido del discurso no habrá más sorpresas que el detalle que pueda ofrecer de sus planes para los 9 meses de legislatura que quedan, en concreto de las alegrías presupuestarias que se pueda permitir el Gobierno en planes de ayuda a las familias, a la maternidad, los dependientes o en el terreno de la Educación. Las consultas con Hacienda duraron toda la semana pasada para ver el margen de venta de la llamada agenda social que tendrá Rajoy en el debate.

Según fuentes gubernamentales, como “ya nadie puede cuestionar la recuperación económica”, se trata de demostrar los beneficios directos de la misma, desde el crecimiento del empleo, los primeros síntomas de recuperación del poder adquisitivo (por la inflación negativa) hasta la rebaja de impuestos para el próximo ejercicio o los citados programas de ayudas.

El grueso del discurso de Rajoy será pura pedagogía sobre sus logros en la política económica, reiteración de sus últimas intervenciones en el comité ejecutivo de su partido y en el pleno del Congreso.

Pedro Sánchez no es adversario directo, ni conviene al sistema constitucional que el PSOE se desgaste aún más en beneficio del movimiento antisistema de Podemos. Con esa premisa, Mariano Rajoy llega a su tercer debate sobre el estado de la nación pendiente de reconciliarse con sus bases y sin ninguna intención de enzarzase con un jefe de la oposición en precario, aseguran en fuentes del Grupo Popular. Prefiere una sesión en la que cada uno contente a los suyos.

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