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Auge y caída de los Ruiz-Mateos, un clan afecto al dinero negro… y a la cárcel
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un repaso a su último periplo empresarial

Auge y caída de los Ruiz-Mateos, un clan afecto al dinero negro… y a la cárcel

El patriarca ha delegado el protagonismo en sus hijos, más discretos pero siempre herederos del particular estilo de hacer 'business' de la familia

Foto: El patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, acompañado por dos de sus hijos. (Efe/Manuel H. de León)
El patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, acompañado por dos de sus hijos. (Efe/Manuel H. de León)

Si alguien le hubiera contado al marqués de Olivara en sus tiempos de profesor mercantil que la Policía iba a precintar las sedes de su grupo empresarial, que por ello se fugaría a Londres, que dos años después le ‘cazarían’ en el aeropuerto de Fráncfort y tendría que volver esposado a España, que a sus visitas a los juzgados de Plaza de Castilla acudiría enfundado en disfraces de Supermán y nazareno (cruz inclusive), que fundaría un partido que obtendría dos escaños en unas europeas, que, tras ser expropiado intentaría reconstruir su imperio y en el intento él y varios de sus hijos darían con sus huesos en la cárcel… Sin duda el marqués de Olivara, es decir, José María Ruiz-Mateos (Rota, 1931), hubiera tratado a ese alguien de completo enajenado.

Patriarca de un clan de trece hijos, Ruiz-Mateos llegó a copar un buen número de portadas de periódico en el periodo felipista. Hasta el CESID se llegó a interesar por él en sus escuchas ilegales, según publicó El Mundo. Hace años que ha delegado el protagonismo a sus hijos (el traspaso de Nueva Rumasa a sus seis hijos varones se formalizó en 2004). Éstos, más discretos pero siempre herederos del peculiar estilo de hacer business del padre, encabezan hoy los titulares y algunos van sumando imputaciones. La lista de pifias empresariales no para de aumentar.

De hecho el pasado jueves Álvaro –el benjamín– y su hermano Javier Ruiz-Mateos ingresaban en la prisión de Navalcarnero por no pagar el IVA de la venta de un hotel y transferir el importe de la operación a una sociedad ‘offshore’ en Belize. Otros dos hermanos, Pablo y Alfonso Ruiz-Mateos, también deberán afrontar la cárcel en las próximas semanas, en este caso porque una inmobiliaria de Nueva Rumasa, tampoco pagó sus impuestos. “Me cuesta pagar impuestos, […] en muchas ocasiones pago a disgusto […] esa desgana la provoca lo muchísimo que nos debe el Estado español y que sigue sin satisfacer”, afirmó en 2011 el patriarca en una carta dirigida a los medios. 

Dinero negro y paraísos fiscales

Distintos miembros de la familia acumulan hoy más de medio centenar de causas judiciales abiertas. En cada nueva aventura empresarial que emprendía, el clan Ruiz-Mateos tejía una red de apoyo apelando a la confianza de sus amigos que le suministraba rápida financiación en circuitos alternativos. Tan alternativos que algunos métodos resultaron fraudulentos. Es el caso de Nueva Rumasa, donde la familia convirtió a buena parte de su círculo de amistades en clientes de sus pagarés.

Vídeo: Spot televisivo de Nueva Rumasa en 2009.

 

Según la documentación que adelantó El Confidencial procedente de la ‘caja b’ del holding, los Ruiz-Mateos supieron atraer el dinero de varias familias de la aristocracia andaluza con la promesa de intereses al 8%. La quiebra y liquidación del grupo, un agujero de 200 millones en dinero negro, afectó a miles de inversores, entre los cuales se encontraban estirpes como los Figueroa y Gamboa, los Mora Figueroa, los Osuna Fernández de Bobadilla o los Landeta de la Torre

"Cualquiera que tenga dos neuronas sabe que los pagarés conllevan más riesgo", confesó Javier Ruiz-Mateos, el presunto cerebro financiero de la familia, a un comercial de Nueva Rumasa. También engañaron al Banco Santander con la emisión de facturas falsas para alimentar de forma ficticia una línea de crédito de 150 millones de euros. Botín cortó el grifo en cuanto descubrió que Nueva Rumasa había recurrido a esta estratagema de manera sistemática. En mitad del torbellino Nueva Rumasa, los seis hijos varones decidieron deshacerse del personal de confianza del patriarca. Entonces numerosos empleados reconocieron haber cobrado regularmente una parte del sueldo en negro. "He estado doce años sin alta en la Seguridad Social. Me pagaban en metálico, en mano o enviándome el sobre por Seur", denunciaba un delegado regional del consorcio.

Pero el colectivo más numeroso de víctimas no es otro que el de los contribuyentes andaluces, ya que cuatro empresas del nuevo conglomerado de la abeja (Comercial Alimentaria Dhul, bodegas Garvey, Sandeman y el hotel Cervantes de Torremolinos) se acogieron a los ERE de la Junta. Para que estos ERE salieran adelante, los Ruiz-Mateos pagaron tres millones de euros de comisión en metálico al conseguidor Juan Lanzas. Fuentes internas de Nueva Rumasa relataron a este diario que Lanzas repartía un porcentaje de sus comisiones con otras personas que intervenían en las operaciones, desde sindicalistas a cargos de la Junta, "para engrasar la maquinaria".

El Ruiz-Mateos style tampoco dejó al fútbol de lado. Los jugadores del Rayo Vallecano, club propiedad de los Ruiz-Mateos desde 1991, sufrieron en sus carnes la gestión de Teresa Rivero. La madre fue la primera presidenta de un equipo de fútbol español. Y acabó dando nombre al estadio por referéndum de los socios. Ya con Sandoval de entrenador el equipo puso en marcha medidas de excepción para afrontar su decaimiento económico. El Rayo se apretaba el cinturón diciendo no al avión y recurriendo siempre al autobús en sus desplazamientos.

Acusados por el fisco de tener contratos en 'b' (en realidad se trataría de dos tipos de contratos: uno presentado ante Hacienda y otro privado entre los Ruiz Mateos y sus diferentes empresas), a algunos jugadores se les debía varias mensualidades tras el procedimiento concursal de Nueva Rumasa. Uno de ellos confesaba a este diario en marzo de 2011 que no cobraban desde principios del año anterior. Ante esta situación los mejor pagados del equipo decidían ayudar económicamente a los que peor lo estaban pasando. "Ningún jugador ha cobrado menos del 30 de su sueldo", respondía a estas acusaciones el entonces vicepresidente rayista, Javier Ruiz-Mateos.

Joaquín Yvancos, el exjefe de la asesoría fiscal y jurídica de la familia (27 años trabajando para ellos), denunció el pasado verano el entramado societario de la familia. Las investigaciones policiales de la UDEF demostraron que parte del dinero opaco de Nueva Rumasa se encontraba repartido en seis cuentas del banco suizo LGT Bank a través de sociedades domiciliadas en tres paraísos fiscales distintos a nombre de un sobrino de Teresa Rivero. Pero la de Yvancos no ha sido la única deslealtad a la familia. En octubre, uno de los hijos se reafirmaba en declarar en sede judicial lo que ya habían dicho cuatro de sus hermanos: que el origen de los presuntos fraudes era su propio padre y que actuaron por "confianza total" hacia José María. La misma familia que en los tiempos buenos hacía piña hoy parece estar acabando como el rosario de la Aurora. 

Se ve que ni su devoción a la Virgen María ni sus vínculos con el Opus Dei y los Legionarios de Cristo han podido evitar el imparable descenso a los infiernos de este jerezano aquejado de demencia senil. Un profesor mercantil que bien pudo convertirse en el mayor empresario de España.

Si alguien le hubiera contado al marqués de Olivara en sus tiempos de profesor mercantil que la Policía iba a precintar las sedes de su grupo empresarial, que por ello se fugaría a Londres, que dos años después le ‘cazarían’ en el aeropuerto de Fráncfort y tendría que volver esposado a España, que a sus visitas a los juzgados de Plaza de Castilla acudiría enfundado en disfraces de Supermán y nazareno (cruz inclusive), que fundaría un partido que obtendría dos escaños en unas europeas, que, tras ser expropiado intentaría reconstruir su imperio y en el intento él y varios de sus hijos darían con sus huesos en la cárcel… Sin duda el marqués de Olivara, es decir, José María Ruiz-Mateos (Rota, 1931), hubiera tratado a ese alguien de completo enajenado.

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