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"Cuando en el sur del Líbano dices 'soy español', los lugareños te miran con pena"
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EL CUERPO DEL MILITAR FALLECIDO YA ESTÁ EN ESPAÑA

"Cuando en el sur del Líbano dices 'soy español', los lugareños te miran con pena"

Desde que se estableció el nuevo mandato de la ONU en agosto de 2006 tras la guerra entre Israel y Hizbula, ya son 13 los soldados españoles fallecidos en misión de paz

Foto: Un soldado isrelí herido recibe atención médica de varios compañeros. (EFE)
Un soldado isrelí herido recibe atención médica de varios compañeros. (EFE)

Cuando en el sur del Líbano dices “soy español”, los lugareños te miran con ojos afligidos, con una suerte de dolor compartido. Desde que se estableció el nuevo mandato de la ONU en base a la resolución 1701 en agosto de 2006 tras la guerra entre Israel y Hizbolá, ya son trece los soldados españoles que han fallecido en misión de paz. El último ha sido el cabo Francisco Javier Soria Toledo, de la Brigada Córdoba Nº 10, que murió la mañana del miércoles en servicio como víctima colateral de un ataque israelí y cuyo cuerpo ha llegado la tarde del jueves a España.

#Morenes recibe en Morón el féretro del cabo Francisco Javier Soria antes de su traslado a #Cordoba pic.twitter.com/A0fh7INOJh

El Ejército israelí bombardeó la zona en represalia al lanzamiento de un misil antitanque, disparado desde territorio libanés por la milicia chií de Hizbolá, que hirió a cuatro soldados hebreos que viajaban en un convoy. El Partido de Dios llevaba diez días esperando pacientemente sin hacer ruido, sin levantar sospechas, para lanzar una respuesta contundente a los ataques israelíes y, así, sorprender al enemigo. Todo el mundo en Líbano temía que, tarde o temprano, el jeque Hasan Nasrala ordenaría a sus hombres vengar la muerte de seis de combatientes de Hizbolá, entre ellos un general iraní, en ataque aéreo israelí en los Altos del Golán sirios del pasado día 18.

Vídeo: Muere un soldado español de la misión de paz en Líbano

La respuesta de Israel fue casi automática: una salva de 25 cohetes cayó al otro lado de un disputado trozo de tierra conocido como “las Granjas de Chebaa”. Paradojas de la vida, el cabo Soria, destinado en la operación FINUL2 de Naciones Unidas, misión de interposición para asegurar el cese de las hostilidades entre Israel y la milicia armada libanesa, murió cuando patrullaba en una de las posiciones de la Blue Line, que impide la ruptura del alto el fuego.

La naturaleza de la misión de la FINUL2, como se conoce por sus siglas al despliegue de 15.000 cascos azules en el sur del río Litani, es “muy compleja”, según explicó a El Confidencial un general español en una visita reciente a la base Miguel de Cervantes, ubicada en la localidad cristiana de Marjayun. “Lo más difícil de esta misión es que no estamos aquí para luchar contra un enemigo, sino que lo que estamos aquí para intentar que se mantenga la paz entre el Líbano e Israel”, resaltó la fuente militar.

Cascos azules que son héroes nacionales

Los vínculos que han creado los soldados españoles con la comunidad local han convertido a los cascos azules caídos en héroes nacionales. Sus condolencias no son gratuitas, los habitantes saben que la Misión de Paz de la ONU ha traído seguridad y libertad de movimiento en el sur del Líbano, donde antes vivían asustados y con miedo a que en cualquier momento estallara la violencia en la vulnerable frontera con Israel. El no reconocimiento de esa frontera trazada por la ONU en 2000, y conocida como la “Línea Azul”, ha sido objeto de disputa entre Beirut y Tel Aviv. Aunque “esto no es Afganistán”, reconoce otro militar español, “hay que tomar precauciones de nivel de riesgo y de seguridad”.

Vídeo: Decimotercer militar español muerto en Líbano

Desde que se creó la misión, en 2006, siempre se ha mantenido la situación de riesgo en nivel amarillo. El único caso en el que se tuvo que decretar el nivel de alerta negra fue en 2007, después del ataque contra un blindado Lince en el que murieron seis militares españoles. España lleva siete años liderando el sector Este del río Litani y la población local no sólo ha aceptado la presencia de las tropas extranjeras, sino que además las apoya y colabora con ellas. “Nuestro mayor logro es haber conseguido una convivencia pacífica y, cuando más tiempo estemos, mejor para seguir manteniendo la misma situación”, subrayó el general español.

La misión no sólo consiste en sacar los tanques a patrullar. La visibilidad de los cascos azules en las aldeas y carreteras es importante, pero no tanto como que los locales se familiaricen con el Ejército libanés, dado que hasta 2006 no había presencia de soldados nacionales en el sur del país. La única autoridad allí era Hizbulá, que sigue siéndolo en la sombra, aunque las Fuerzas Armadas libanesas ya se han ganado algún respeto entre la población civil.

El momento más difícil del día es lidiar con los llamados “puntos calientes”, que son zonas donde siempre suele haber fricción entre israelíes y libaneses. Como, por ejemplo, la delimitación de aguas del río Wazani, donde a los libaneses les encanta en verano meter los pies en agua “israelí”. Otro lugar conflictivo, donde la solución ha sido levantar un muro de hormigón, es la llamada Puerta de Fátima, en la que, además de insultos y lanzamientos de piedras hacia los militares israelíes que patrullaban al otro lado de la línea defensiva, se ha producido algún incidente armado.

“Español gratis”

Otro de los puntos clave del mandato de la FINUL2 es la cooperación entre las autoridades locales y los militares, conocido como CIMIC. Los españoles hemos llevado paneles de luz solar a zonas donde la electricidad apenas llegaba, un proyecto que ha costado 25.000 euros, invertidos en la compra de generadores y farolas. Otro de los proyectos estrella es el programa del Instituto Cervantes “Español Gratis”, que se imparte en los centros educativos para que aprendan el idioma no sólo los niños, sino también aquellos adultos que quieran estudiarlo. Incluso los viernes se hace un rastrillo en la base de Miguel de Cervantes para que los locales visiten a las tropas. “Queremos que nos vean como personas cercanas, no sólo como militares extranjeros”, indica uno de los encargados de la cooperación cívico militar.

Llama la atención ver en un bar de carretera el nombre de “Restaurante los Amigos”, que ofrece “tortilla de patatas y cerveza Águila fría”. Uno de los principales problemas al que se enfrentan los militares españoles es que, al tratarse de un mandato de paz, no pueden portar sus armas cargadas cuando van de patrulla y, ante un ataque, sólo pueden esperar y refugiarse dentro de la base.

Aunque la misión de la FINUL nunca ha sentido una verdadera amenaza exterior, la situación actual, con una sangrienta guerra civil en Siria y el auge de brigadas yihadistas, podría desestabilizar el sur del Líbano. Las amenazas con coche bomba son más frecuentes y ahora, además, se podría esperar una respuesta mayor por parte de Israel tras el ataque de ayer de Hizbulá contra un convoy de las IDF en los altos del Golán.

Los 579 soldados de la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano serán relevados en abril por otros militares españoles para participar en la misión Libre Hidalgo. Están afectados y tristes por la muerte del cabo Soria Toledo, pero se esforzarán incluso más en su trabajo por el honor a sus compañeros fallecidos en el Líbano.

Cuando en el sur del Líbano dices “soy español”, los lugareños te miran con ojos afligidos, con una suerte de dolor compartido. Desde que se estableció el nuevo mandato de la ONU en base a la resolución 1701 en agosto de 2006 tras la guerra entre Israel y Hizbolá, ya son trece los soldados españoles que han fallecido en misión de paz. El último ha sido el cabo Francisco Javier Soria Toledo, de la Brigada Córdoba Nº 10, que murió la mañana del miércoles en servicio como víctima colateral de un ataque israelí y cuyo cuerpo ha llegado la tarde del jueves a España.

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