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Aznar agita al PP con su llamada a la autocrítica por falta de pulso
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EL EXPRESIDENTE pide más contundencia

Aznar agita al PP con su llamada a la autocrítica por falta de pulso

En la Convención Nacional, el expresidente no citó a Rajoy pero sí apeló a las esencias del PP y exigíó contundencia frente al desafío separatista en Cataluña

Foto: Mariano Rajoy y José María Aznar. (Gtres)
Mariano Rajoy y José María Aznar. (Gtres)

Aznar puede ser injusto con el Gobierno al no citar mérito alguno en su gestión, pero sobre la situación del partido tiene toda la razón”. Así resumía un veterano dirigente del Partido Popular el discurso-bronca del expresidente del Gobierno a toda la formación política. Después de tres años volcado en el apoyo al Gobierno y con un presidente entregado a la política económica para sacar a España de la crisis, el PP llega al ciclo electoral de este año ensimismado, encogido y con la defensa de sus principios olvidada. Lo reconocen los marianistas más incondicionales y su jefe, que intenta reactivarlo.

El presidente de honor se saltó el guión entero de la Convención Nacional. Esperaban en la dirección un mensaje con críticas en positivo, las que hubo, pero también algún reconocimiento a los éxitos del Gobierno de Mariano Rajoy. Pero ni le citó. “Tan seco y directo como siempre”, comentaban algunos curtidos diputados en privado para quitar hierro al detalle. La consigna era escuchar y evitar comentarios de desaprobación porque “Aznar es como es” y para eso le habían llamado, para que dijera lo que quisiera.

La gran asamblea anual de los populares, que reúne en Madrid a 2.600 dirigentes y militantes, quiere ser ante todo un acto para proclamar la unidad interna y defender la gestión del Gobierno, de los presidentes autonómicos y de los alcaldes que se someten al examen de las urnas en mayo. Aznar se sumó a la ceremonia de la cohesión desde la autocrítica interna y lo demás lo dejó para los actuales responsables del partido.

El exjefe del Ejecutivo se metió a su público en el bolsillo desde el primer minuto, cuando empezó por recordar que veinte años atrás estaba enterrando a Gregorio Ordóñez. Apelaba a las esencias del PP y exigía contundencia frente al desafío separatista en Cataluña. Los reunidos le aplaudían puestos en pie. El auditorio vibró con la llamada de su antiguo líder a salir a la calle y ganar en las urnas. Lo mismo dice Rajoy en su comité ejecutivo y nadie se emociona.

El sucesor de Aznar, decidido por Aznar, aguantó el discurso y las alusiones incluidas sobre su gestión con su habitual tranquilidad. Estuvo sentado a su lado en primera fila (con Cospedal al otro) y después le aplaudió como los demás.

La Convención Nacional del PP no aporta argumentos para los teóricos de las patas o alas, más derechas o más de centro, en la formación en el poder. En el Palacio de Congresos ovacionan indistintamente a Aznar o la defensa del Gobierno que hizo después María Dolores de Cospedal. O más al expresidente, aunque sólo sea por la convicción con la que exige al partido que despierte y asuma su responsabilidad de ganar las elecciones “para seguir forjando mayorías, para seguir siendo la expresión de la mayoría política y social de España”.

Vídeo: El expresidente insta a los 'populares' a dar la cara

Ese mensaje de pedir movilización, de afirmar el proyecto del partido y de fijarse el objetivo de reconciliarse con sus bases electorales es el mismo que lanza la dirección. La diferencia con Aznar es el tono (el ex presidente sigue echando broncas) y el reproche interno: recoge la impresión extendida de que Rajoy ha tenido al partido en segundo plano de sus preocupaciones, o incluso olvidado.

De puertas adentro, aparte de resaltar que Aznar no reconociera mérito alguno a Rajoy, lo que más chocó fue el desmarque del expresidente de los casos de corrupción que afectan al partido. La frase “de mis actos respondo desde el primero hasta el último” se podía entender como un lavarse las manos sobre Luis Bárcenas, un asunto que no se debía tocar en la asamblea, según el guión oficial. El extesorero llevaba más de dos décadas en Génova en otros cargos y Álvaro Lapuerta también llevó las cuentas del partido en tiempos de Aznar.

Aznar puede ser injusto con el Gobierno al no citar mérito alguno en su gestión, pero sobre la situación del partido tiene toda la razón”. Así resumía un veterano dirigente del Partido Popular el discurso-bronca del expresidente del Gobierno a toda la formación política. Después de tres años volcado en el apoyo al Gobierno y con un presidente entregado a la política económica para sacar a España de la crisis, el PP llega al ciclo electoral de este año ensimismado, encogido y con la defensa de sus principios olvidada. Lo reconocen los marianistas más incondicionales y su jefe, que intenta reactivarlo.

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