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El pequeño Nicolás utilizó a García-Legaz y a FAES para engordar su currículum
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EL SECRETARIO DE ESTADO LE RECOMENDÓ AL IE

El pequeño Nicolás utilizó a García-Legaz y a FAES para engordar su currículum

El secretario de Estado reconoce que le firmó una carta de representación. Cortó la relación cuando un amigo le dijo que lo utilizaba como 'padrino' político

Foto: Jaime García-Legaz, Ana Botella y Nicolás Gómez Iglesias.
Jaime García-Legaz, Ana Botella y Nicolás Gómez Iglesias.

Con 15 años recién cumplidos, Francisco Nicolás Gómez Iglesias pisó por primera vez la fundación FAES. Llegó con su madre y fue ella, recuerdan los que recibieron al chaval, la que vendió las bondades de su pequeño: tenía muchas ganas de pertenecer al Partido Popular y quería ser voluntario para ayudar a la formación en todo lo que necesitase. El 'pequeño' Nicolás conoció por esas fechas al actual secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, a quien utilizó como ‘padrino’ para engordar su currículum y coronar sus presuntas estafas.

Los cinco años de amigos, mentiras y falsedades terminaron el martes, cuando la Policía entró en casa de su abuela y detuvo al muchacho por hacerse pasar ante decenas de empresarios de este país indistintamente por agente del Gobierno, asesor de distintos cargos políticos o enlace entre la Casa Real y La Moncloa a cambio de favores o dinero. Un día después de que el escándalo saltara a la prensa, el secretario de Estado de Comercio reconoció a este periódico que le firmó una carta de recomendación para que ingresara en el Instituto de Empresa, un centro de estudios universitarios. Nicolás la utilizó pero finalmente se decantó por estudiar en el Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) y consiguió entrar en esta otra selecta facultad con el curso ya empezado. Curiosamente, García-Legaz fue profesor de ese centro.

Francisco Nicolás fabuló una vida y una carrera profesional en torno a FAES. Se hizo un asiduo de la fundación. El secretario de Estado de Comercio coincidía habitualmente con él en actos del Partido Popular y reconoce que “alguna vez” ha ido a visitarle al Ministerio de Economía donde trabaja, “pero al principio de la legislatura”. Una tarde, Legaz llegó a pasar cinco minutos por un pub donde estaba Nicolás. “Me llamó porque estaba con un grupo de jóvenes del partido, e insistía en que fuera a verles. Y me acerqué. Pero sólo ese día”, puntualiza el político, que asegura que cortó la relación con el joven abruptamente hace un año y medio cuando un íntimo amigo suyo le llamó para advertirle de que Francisco Nicolás se presentaba ante empresarios como su apadrinado político. “Lo llamé muy molesto. Me contestó con la voz titubeante, que lo sentía mucho, que no era su intención. Y ahí zanjé”. Sin embargo, fuentes del círculo más íntimo del chaval insisten en que las relaciones entre el muchacho y el político son “muy estrechas” y se mantenían vivas hasta no hace muchos meses, aspecto que fuentes próximas a Legaz han negado taxativamente hoy mismo a este periódico.

El abogado de Francisco Nicolás, Israel Paz, que fue contratado por un tío del joven, insiste en que va a ser muy difícil culpar a su defendido de algún delito, ya que los documentos de apariencia oficial que mostraba a sus víctimas “se pueden descargar fácilmente de Internet”. Además, alega que el empresario presuntamente estafado que dio 25.000 euros al joven a cambio de unas gestiones en Moncloa lo hizo “voluntariamente” y no tiene intención de presentarse como acusación.

La peor parte de esta truculenta historia se la llevan los padres de Nicolás, que están asombrados por el “linchamiento mediático” al que ha sido sometido su pequeño. Fuentes muy cercanas a la familia aseguran que cuando este viernes llamaron a casa para informarles de que el chico había sido puesto en libertad, cogió el teléfono su padre y “no podía hablar, sólo lloraba”. Los Gómez Iglesias están convencidos de que su hijo ha sido víctima de algún tipo de engaño pero están tan abrumados por la historia, su detención y la posterior puesta en libertad que de momento tampoco tienen intención de iniciar ninguna acción contra nadie. Con todo, no descartan hacerlo en un futuro. El pequeño Nicolás insiste en que le han utilizado.

El principio de todo

La primera puesta de largo en la que se involucró activamente el joven Nicolás, que con 15 años ya iba vestido de traje a todos los actos a los que acudía, fue organizar una conferencia para chavales que no superaran los 18 años. El ponente fue el mismísimo José María Aznar. De hecho, cuentan sus más íntimos que su máxima aspiración era llegar a ser algún día como Alejandro Agag, y lo cierto es que iba camino de conseguirlo. Agag también fue como él estudiante de CUNEF, y terminó casándose con la hija del presidente del Gobierno.

Nicolás contactó con los chicos que asistieron a aquella primera conferencia directamente, buscándolos colegio por colegio. Se presentaba en la puerta y les animaba a ir a una reunión con Aznar. Algunos aceptaron. Con otros conectó a través de las redes sociales. Envió mensajes a sus conocidos para que éstos, a su vez, los reenviaran al mayor número posible de personas. Y cuando por fin logró llenar el acto de FAES, el joven se sentó en la mesa presidencial al lado del propio Aznar. Esa fue su primera fotografía en el interminable álbum de fotos oficiales que se hizo durante los cinco años que duró su carrera al calor de los políticos y empresarios más conocidos de este país.

Amigo de Barack y Vladimir

Uno de sus últimos timos frustrados se perpetró este verano. Un empresario cuenta a El Confidencial que el mismo Nicolás se presentó en junio, a través de su equipo de atención al cliente, para invertir en su empresa. Le invitó a comer en el Club Puerta del Hierro. Prometió conseguirle como cliente a la Casa Real y que todos sus coches podrían circular gracias a sus gestiones por el carril bus de Madrid. Además, el joven impostor presumió de tener 30 millones de euros en una cuenta corriente y comentó que quería invertir cinco millones en su compañía. Lo que más sorprendió a su interlocutor fue que hablaba de máximas autoridades internacionales con su nombre de pila. “Nos dijo que teníamos que abrir mercado en Rusia, que él era muy amigo de Vladimir. Que cualquier cosa que quisiéramos de Nicolás [Maduro] él la conseguía y que había abierto muchos negocios en México. Hasta me dijo que tenía acceso directo a Barack [Obama]”.

De su familia, le aseguró que vivía en la calle Maudes, “en casas de militares”, que su padre “era muy rico" y que aprovechaba los veranos para estar en el chalet que sus progenitores supuestamente tienen en la exclusiva urbanización de El Viso. La despedida tampoco pasó desapercibida para su interlocutor. “Me dijo que iba a recoger al presidente de Manos Limpias para llevarlo al Palacio de la Zarzuela”.

Con 15 años recién cumplidos, Francisco Nicolás Gómez Iglesias pisó por primera vez la fundación FAES. Llegó con su madre y fue ella, recuerdan los que recibieron al chaval, la que vendió las bondades de su pequeño: tenía muchas ganas de pertenecer al Partido Popular y quería ser voluntario para ayudar a la formación en todo lo que necesitase. El 'pequeño' Nicolás conoció por esas fechas al actual secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, a quien utilizó como ‘padrino’ para engordar su currículum y coronar sus presuntas estafas.

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