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La Policía halla en el registro de la casa del pederasta la crema que llevó a su detención
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el agresor se encuentra en la vivienda

La Policía halla en el registro de la casa del pederasta la crema que llevó a su detención

Llegó a la Jefatura Superior de Policía "tranquilo", con un chándal negro. Las menores lo reconocerán antes de ponerlo a disposición judicial este jueves

La Policía ha hallado en el domicilio en el que vivía el presunto pederasta de Ciudad Lineal, en la calle Montearagón, un bote de crema que, según los investigadores, es el mismo que compró el detenido en el establecimiento el día que llevó a cabo su última acción conocida al raptar a una niña de origen dominicano, han informado a Europa Press fuentes de la investigación.

El presunto pederasta, Antonio Ortiz, ha sido trasladado esta mañana por la Policía Nacional a la casa del barrio madrileño de Hortaleza a la que supuestamente llevaba a las niñas que secuestraba para abusar sexualmente de ellas, con el fin de asistir a su registro tras ser detenido ayer en Santander. Un registro que dura ya más de cinco horas, y en el que agentes de la Policía Científica han introducido varios maletines con herramientas para inspeccionar la vivienda con el fin de encontrar muestras y pruebas que incriminen al arrestado. Éste último registro corresponde a otro inmueble diferente al que vivía, situado en la calle Santa Virgilia.

Un coche policial camuflado con vehículos tintados le ha trasladado desde las dependencias de la Policía Nacional hasta el inmueble, donde ha entrado a las 9.25 horas ante una gran expectación de periodistas y de una treintena de personas que le han increpado e insultado. La zona cuenta con un importante despliegue policial tanto en la entrada del garaje como en la principal del edificio.

La Policía mantiene medidas de seguridad en torno al edificio, como registrar los maleteros de los vecinos que acceden al mismo por el garaje. A una vecina que vive enfrente la Policía le ha tapado la mirilla de la puerta de su piso, según ha relatado a los periodistas. En los dos accesos que tiene el edificio -la entrada principal y el garaje- continúan expectantes numerosos medios de comunicación.

El detenido llegó ayer a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía pasadas las doce del mediodía. Antonio Ortiz, español de 42 años, es el supuesto pederasta de Ciudad Lineal que huyó a Santander tras intuir que la Policía le seguía la pista. No se equivocaba. Ahora está acusado de cinco agresiones a menores de entre cinco y once años y tres tentativas. Con un chándal negro y calcetines blancos, el “depredador sexual” más buscado de todo el país ha pasado sus primeras horas detenido solo, en un calabozo minúsculo donde únicamente disponía “de una esterilla” para poder dormir, según han confirmado a El Confidencial fuentes internas de la investigación. El agresor está custodiado desde el primer momento por policías que le han obligado a quitarse las zapatillas deportivas para evitar que intente suicidarse.

Ortiz entró “tranquilo, sin sobresaltarse” hasta las dependencias policiales donde desde hace más de un año se ha desarrollado la Operación Candy, la investigación que abrió la Jefatura Superior de Policía para dar con este pederasta que tenía atemorizado a gran parte de la ciudadanía de Madrid, sobre todo a los barrios donde había perpetuado los abusos –Hortaleza y Ciudad Lineal- y donde los investigadores extremaron al máximo las precauciones para abortar futuros delitos.

Álbum: Pinche en la imagen para ver las fotos del pederasta

El presunto pederasta es un viejo conocido de la Policía, ya que llegó a cumplir hasta siete años de condena por una agresión sexual a una niña de seis años en los años noventa. De hecho, los investigadores creen ahora que de aquella detención el presunto autor de los hechos analizó sigilosamente los pasos de la Policía, por eso ha mantenido la máxima cautela cuando ha decidido volver a reincidir.

La persecución estuvo durante meses estancada, hasta tal punto que los investigadores no disponían de ninguna prueba para incriminar a ninguna persona hasta hace pocas semanas. El modus operandi del autor era tan meticuloso que mantuvo en vilo a los más altos mandos policiales hasta su detención: narcotizaba a las pequeñas para anularles la voluntad, las duchaba después de abusar de ellas para borrar cualquier resto de él sobre ellas y evitaba pasar por zonas públicas protegidas por cámaras de seguridad. El caso se aceleró tras el último secuestro a finales de agosto, donde el criminal no midió bien sus pasos y se dejó, por primera vez en meses, en evidencia.

Vídeo: La Policía detiene al presunto pederasta

Ortiz aparcó el coche en doble fila en la carretera de Canillas, con la niña que acababa de secuestrar dentro, y se acercó a una tienda a comprar algo para comer. Aunque él evitó hablar con la dependienta que le atendió, justo en frente había una sucursal bancaria, con sus correspondientes cámaras de seguridad. La policía consiguió la primera imagen del vehículo en el que estaba metida la menor, pero la cámara no llegó a filmar la matrícula, la prueba que hubiera acelerado la investigación.

Ahí entró en juego un autobús de la EMT que hacía ese recorrido y que justo pasó al lado del coche cuando estaba aparcado en doble fila. La casualidad se confabuló otra vez contra los investigadores, ya que el destello del sol en el cristal del autobús provocó que las cámaras tampoco captaran la matrícula. La Jefatura Superior de Policía llegó a enviar aquellas imágenes a Estados Unidos para que expertos consiguieran descifrar algún dígito de aquel vehículo. Pero esta vía no funcionó.

Vivía con su madre en Madrid

Al analizar el modelo del coche con el que sabían que había operado el criminal, se llegó hasta el primer hilo del que se pudo tirar: un negocio de compraventa de coches. La policía montó una operación de vigilancia que permitió finalmente conseguir una imagen del supuesto pederasta. Las víctimas lo reconocieron por dos rasgos muy característicos de su físico: unas pecas y una cicatriz en el pómulo. A partir de ese momento, el despliegue se centró en seguir sus pasos para evitar que huyera o destruyera pruebas. Entonces supieron que vivía con su madre en la madrileña calle de Montearagón, muy cerca de la Junta Municipal del distrito de Hortaleza, y que la familia disponía de otro inmueble vacío, también en la capital, en la calle Santa Virgilia, donde presumiblemente podría haber cometido alguna de las agresiones. La Policía se personó en la tarde de este miércoles en las dos viviendas para analizar y extraer todas las pruebas posibles para avanzar en la investigación.

Vídeo: Los vecinos de Ciudad Lineal respiran aliviados

Ortiz huyó a Santander, donde vivían otros familiares, cuando sospechaba que la policía le estaba siguiendo. Separado y sin hijos, contactaba en los gimnasios con bandas mafiosas que le encargaban cobrar deudas. Últimamente se dedicaba a la compraventa de coches. Elegía aleatoriamente a sus víctimas, a las que agredía sexualmente en el vehículo, en las viviendas que utilizaba o en los descampados. Todas eran menores de edad y eran de complexión menuda. La policía tiene previsto que el acusado pase a disposición judicial el viernes, pero antes quieren que las víctimas reconozcan al detenido.

La Policía ha hallado en el domicilio en el que vivía el presunto pederasta de Ciudad Lineal, en la calle Montearagón, un bote de crema que, según los investigadores, es el mismo que compró el detenido en el establecimiento el día que llevó a cabo su última acción conocida al raptar a una niña de origen dominicano, han informado a Europa Press fuentes de la investigación.

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