El PP presiona a Rajoy para que haga una crisis y se reforme la ley Electoral

Desde hace varios días, a partir de los resultados de las elecciones del 25 de mayo, la Dirección Nacional del PP, en concreto su vicesecretario de organización, Carlos Floriano, y su equipo, viene reuniéndose con presidentes provinciales del partido. Los últimos, en la pasada semana, fueron los cuatro gallegos. Los encuentros están destinados a analizar el resultado de las elecciones en las que los ‘populares’, aun habiendo ganado, han perdido más de dos millones de votos.

En todas esas citas se dan dos denominadores comunes: el primero, una convicción cada vez más extendida en el PP de que el Gobierno necesita un impulso y que, por lo tanto, Mariano Rajoy debería hacer una crisis profunda de Gobierno; el segundo, la necesidad de modificar la ley Electoral para evitar que formaciones minoritarias como puede ser Podemos tengan la llave de muchos ayuntamientos a partir de las elecciones municipales y autonómicas de la próxima primavera.

Y, sobre todo, para que el PP tenga oportunidades de seguir gobernando allá donde pierda la mayoría absoluta, algo que ahora mismo sucedería, por ejemplo, en Madrid y Valencia.

Sobre lo primero, en el PP todo el mundo es consciente de que se trata de una prerrogativa del presidente y que si él no ve la necesidad de hacer cambios, difícilmente se le va a convencer de lo contrario. Y Mariano Rajoy, a día de hoy, sigue siendo reacio a mover el banquillo máxime tras el mínimo reajuste hecho con la salida de Arias Cañete rumbo a Bruselas.

Pero sobre lo segundo si que existe receptividad en el PP, y también en el Gobierno que incluso ve posible un acuerdo con el Partido Socialista en esa misma dirección que conviene a ambos partidos mayoritarios para intentar frenar la pérdida de poder en los dos grandes partidos.

La propuesta que hacen los presidentes provinciales y que ha recogido Génova 13 tiene tres elementos fundamentales:

El primero de ellos, cambiar la ley para que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada o bien se vaya a una segunda vuelta entre los dos primeros candidatos; de este modo, el PP se garantizaría mantener el Gobierno en las principales plazas que hoy están seriamente amenazadas;

En segundo lugar, reducir de 15 a ochos días las campañas electorales, una medida que todo el mundo considera que sería muy bien recibida por la opinión pública. Y en tercer lugar, eliminar esos interminables mailings que todavía hacen los partidos políticos y que solo al PP le han supuesto un desembolso de 4 millones de euros en la pasada campaña electoral, y que son perfectamente sustituibles por Internet y las redes sociales.