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Zarzuela diseña una recepción austera en Palacio tras la proclamación del Congreso
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Zarzuela diseña una recepción austera en Palacio tras la proclamación del Congreso

El acto central de la proclamación del Príncipe como rey de España tuvo lugar en el Congreso y los actos estuvieron presididos por la austeridad

Foto: Los Príncipes de Asturias ofrecerán una recepción austera en palacio con motivo de su proclamación como reyes. (EFE)
Los Príncipes de Asturias ofrecerán una recepción austera en palacio con motivo de su proclamación como reyes. (EFE)

El acto central de la proclamación del Príncipe de Asturias como nuevo rey de España tuvo lugar el día 19 en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y en el mismo escenario en el que hace 40 años juró su padre ante Alejandro Rodríguez de Valcárcel, que entonces ejercía la presidencia del Consejo de Regencia. En este caso, no hubo interregno ni tampoco estuvieron los Evangelios sobre los que giró el acto de la restauración de los Borbones, en 1975. Los servicios de protocolo de la Cámara Baja prepararon contra reloj y en coordinación con Zarzuela los pormenores de un acto al que, en principio, no estaba previsto que asistieran mandatarios extranjeros y que estuvo seguido, después, por una recepción en el Palacio Real que se rigió por la máxima de la austeridad acorde con los tiempos de crisis que atravesaba el país.

Ni Zarzuela, ni Patrimonio Nacional, ni las Cortes se atrevieron a ofrecer muchos más detalles sobre un acto que se iba improvisando según se acercaba la fecha, sobre la que tampoco había una confirmación absoluta. La premura de las fechas –en Holanda, la Reina Beatriz anunció su deseo de abdicar con tres meses de tiempo– hacían prácticamente inviable que se pudiera contar con mandatarios extranjeros en los fastos de la proclamación. El día después de la abdicación del Rey, la Embajada norteamericana en Madrid todavía no había recibido indicaciones del Gobierno o de la Casa Real respecto a una posible invitación al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, extremo que fuentes cercanas al Palacio de Santa Cruz consideraron improbable.

No fue así en la proclamación de Don Juan Carlos. Entonces, estuvieron invitados y asistieron al acto del Congreso, entre otros, el vicepresidente norteamericano Nelson Rockefeller, que se alojó en el cercano hotel Ritz; el presidente de Chile, el general Augusto Pinochet; el rey Hussein de Jordania; la esposa del presidente filipino, Imelda Marcos; y el hermano del sha de Persia, el príncipe Abdor Reza Pahlevi. Según informó ayer el medio The Diplomat in Spain, el Ministerio de Asuntos Exteriores habría remitido una comunicación a todas las embajadas españolas en la que les informa de que no está prevista la presencia de delegaciones extranjeras.

Los servicios de protocolo de la Cámara trabajaron en el resto de los detalles. En este sentido, el presidente, Jesús Posada, reunió al secretario general de la Cámara y a los letrados de las Cortes para ultimar todos los preparativos. Sobre el escenario del Congreso se colocó también, a modo simbólico, la corona y el cetro que se han utilizado en todos los actos de proclamación desde Isabel II. Fue realizada en 1775 y es de plata sobredorada. Tiene ocho florones, diseñados a modo de espejos lisos en los que aparecen las armas de los reinos de Castilla, León, Granada, Parma y Tirol y las armas de los Borbones y la flor de lis. Patrimonio Nacional podría ceder también para la ocasión otros objetos del mobiliario para terminar de vestir un acto que será histórico.

Además, se descartó que la proclamación de Don Felipe fuera acompañada también de un acto religioso de acción de gracias, como el que se celebró en la capilla de los Jerónimos en 1975.

La máxima de la austeridad fue la clave que determinó el tamaño de la recepción oficial que ofrecieron los nuevos reyes en el Palacio Real. En principio, se contó con la presencia de los embajadores acreditados en España, así como de las principales autoridades el país: Gobierno, poder judicial, presidentes de comunidades autónomas, miembros de las Fuerzas Armadas y representantes tanto del Congreso como del Senado.

El acto central de la proclamación del Príncipe de Asturias como nuevo rey de España tuvo lugar el día 19 en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y en el mismo escenario en el que hace 40 años juró su padre ante Alejandro Rodríguez de Valcárcel, que entonces ejercía la presidencia del Consejo de Regencia. En este caso, no hubo interregno ni tampoco estuvieron los Evangelios sobre los que giró el acto de la restauración de los Borbones, en 1975. Los servicios de protocolo de la Cámara Baja prepararon contra reloj y en coordinación con Zarzuela los pormenores de un acto al que, en principio, no estaba previsto que asistieran mandatarios extranjeros y que estuvo seguido, después, por una recepción en el Palacio Real que se rigió por la máxima de la austeridad acorde con los tiempos de crisis que atravesaba el país.

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