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El turismo de la crisis: las estancias hoteleras de los españoles se desploman
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los extranjeros mantienen a flote el sector

El turismo de la crisis: las estancias hoteleras de los españoles se desploman

Reducir al mínimo los días de vacaciones, al menos cuando se trata de viajes internos a España, es una costumbre cada vez más común entre los españoles

Foto: Turistas en Madrid (Reuters)
Turistas en Madrid (Reuters)

Raquel acaba de comprar un billete de bus para Sevilla desde Madrid. Se quedará un día y medio en la capital andaluza, justo el tiempo de ver la Giralda y dar una vuelta por el centro, a la sombra de las ‘Setas’. Con menos de treinta años, trabaja como arquitecta autónoma y explica a este diario: “No puedo pagarme más, intentaré que me cundan las 48 horas”.

Reducir al mínimo los días de vacaciones, al menos cuando se trata de viajes internos en el territorio nacional, es una costumbre cada vez más común entre los españoles. Lo confirman los datos de Eurostat, la Agencia Estadística de la Unión Europea, publicados este jueves. En contra de la tendencia de quienes visitan el país desde el exterior, en 2013 los tiempos de estancia de los viajeros españoles en los confines nacionales se han desplomado. Los buenos números de los que este año puede hacer gala el sector turístico español se deben sólo al aumento de las estancias de turistas extranjeros.

El sector ha echado cohetes a finales del pasado curso. Con razón: el número de visitantes ha rozado los 60 millones, un récord histórico. Y los datos de Eurostat indican, además, que España es el país donde los visitantes extranjeros han pasado más tiempo en 2013. Pero los turistas españoles representan sólo el 35% del total que han pasado sus días en el país el año pasado.

En Alemania, los alemanes que pasan sus días en los hoteles del país representan un 80% de todos los que lo hacen. En Francia llegan a ser el 67%. Otros países en precarias condiciones económicas también pueden contar, como en el caso de Italia, con la mitad de sus ocupaciones hoteleras realizadas por los habitantes del mismo país.

En España, la tendencia es contraria y va a más: a la hora de contar los turistas que pasan sus vacaciones en los establecimientos hoteleros, destaca la prevalencia de extranjeros sobre nacionales. Es lo mismo que ocurre en países que, con la excepción de Austria, no se encuentran entre los fuertes de Europa: Grecia, Portugal, Croacia, Bulgaria o Estonia.

Turismo y desigualdad

La situación económica está cambiando las costumbres de los españoles a la hora de moverse. Así lo confirma la joven arquitecta entrevistada por este periódico: "No tengo dinero para más de dos días y no sé si estaré trabajando o no. Por consiguiente, no sé qué derecho a vacaciones voy a tener”, cuenta Raquel. “Cuanto más cortas, menos riesgo de perder una posible oportunidad laboral”, remata.

Son pequeñas señales de cómo la precariedad laboral llega a afectar a otros aspectos de la vida cotidiana. La situación se ha acelerado justamente en el año récord del turismo: en el tercer trimestre de 2013 los contratos indefinidos han caído el 2,6% con respecto a 2012.

En España destaca la prevalencia de extranjeros sobre nacionales. Es lo mismo que ocurre en países que, con la excepción de Austria, no se encuentran entre los fuertes de Europa: Grecia, Portugal, Croacia, Bulgaria o Estonia.

La relación entre la creciente desigualdad y las costumbres turísticas es el foco de atención de un reciente estudio publicado por los sociólogos españoles Pablo Rodríguez González y Manuel A. Santana Turégano. El consumo turístico en España se encuentra altamente polarizado, explican: existe un grupo reducido de personas que realizan muchos viajes (un 20%), aproximadamente un tercio de la población con una participación media en el turismo y más de un 40% de la población excluida del consumo turístico. Y los motivos que lo justifican son, en su mayoría (un 28%), económicos. La relación de actividad económica y la clase social son los factores que más influyen en el consumo turístico, destaca el estudio.

"Un factor importante es también el cambio en las vacaciones, que se escalan más por las presiones del mercado laboral", añade al respecto Raquel Huete, investigadora y profesora de Sociología del Turismo en la Universidad de Alicante. “Esto, en teoría, indica que las vacaciones de los españoles se están pareciendo cada vez más a las de los europeos". Algo que confirma la última encuesta de Familitur de Movimientos Turísticos del Instituto de Estudios Turísticos (IET), dependiente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, debido a una bajada de viajes en Semana Santa y a un repunte en el mes de agosto.

Son estas tendencias las que tienen que hacer mirar con lupa los datos "positivos" de la llegada de turistas extranjeros. Una tendencia que no es nueva, pero que, cuando un mercado interno tiende a la baja, adquiere otros matices: "Como en cualquier sector, la dependencia de una economía extranjera es peligrosa, porque se sufren las consecuencias de lo que pase a otros", explica Huete. "Teniendo en cuenta que Alemania y Reino Unido son los países que más aportan turistas, se espera una cierta estabilidad. Pero va a ser fundamental la capacidad que tenga España de abrirse a otros mercados", añade. Un sector en el que muchos ya han aprendido a reinventarse.

Raquel acaba de comprar un billete de bus para Sevilla desde Madrid. Se quedará un día y medio en la capital andaluza, justo el tiempo de ver la Giralda y dar una vuelta por el centro, a la sombra de las ‘Setas’. Con menos de treinta años, trabaja como arquitecta autónoma y explica a este diario: “No puedo pagarme más, intentaré que me cundan las 48 horas”.

Eurostat Laboral
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