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El presidente del 'lobby' separatista acusa a España de “segregar” a los catalanes
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PRESENTA EN MADRID SU LIBRO “ESCUCHA, SEFARAD”

El presidente del 'lobby' separatista acusa a España de “segregar” a los catalanes

Cuenta Albert Pont, presidente de Cercle Català de Negocis, que cuando llegó esta semana a Madrid sufrió un ejemplo de “segregación identitaria”

Foto: Albert Pont, presidente de Cercle Català de Negocis.
Albert Pont, presidente de Cercle Català de Negocis.

Cuenta Albert Pont, presidente de Cercle Català de Negocis, que, cuando llegó esta semana a Madrid para presentar su libro a favor de la independencia catalana, sufrió un ejemplo de “segregación identitaria” por parte de un taxista de la capital. Dice que, cuando el conductor le escucho hablar en catalán con sus acompañantes, subió el volumen de la radio en un claro ejemplo, argumenta, del tipo de segregación que, por razones de identidad, practican muchos españoles hacia los catalanes. “Es un ejemplo de animadversión y complejo distanciamiento entre nuestras sociedades”, explicó ayer en el Centro Cultural Blanquerna de Madrid. “Si fuera sobre ciudadanos de raza negra, nadie dudaría de que se trata de discriminación racial. No deja de ser un acto de discriminación”, explicó.

Pont expuso ayer este argumento y otros tantos del estilo para presentar en Madrid el libro Escucha, Sefarad, la traducción al castellano de Deleda est Hispania o, lo que es lo mismo, un sesudo argumentario de 500 páginas sobre los motivos que apoyan la independencia de Cataluña y alguna de sus consecuencias. La obra se ha convertido en un best-seller catalanista, con más de 15.000 ejemplares vendidos en Cataluña, y, según la editorial, en un futuro tendrá que ser estudiado por los alumnos de ESO y por los diplomáticos catalanes “de la misma manera que se estudia la independencia de Cuba”.

En rueda de prensa, el autor argumentó que el proceso independentista se “encuentra en su ecuador” y es“un hecho consumado” que podría estar amparado, en su opinión, por cualquiera de los tres supuestos que reconoce la ONU para el derecho de autodeterminación y que citó la semana pasada el ministro Margallo. A saber, invasión extranjera, segregación racial o denegación de derechos. Pont, sin embargo, considera que el caso más justificable de todos ellos es el de “segregación racial y de linaje” por aspectos y actitudes como los ya reseñados.

placeholder Portada de 'Escucha, Sefarad'

“La segregación de los catalanes impregna la Administración del Estado, el sistema financiero, el mundo empresarial, el de los deportes, la educación, el Ejército”, explicó. “El Estado oficializa una lengua por encima de otras, una visión del mundo por encima de otras. Esto criminaliza a quienes viven fuera de estos parámetros”.

El libro pretende ser una especie de hoja de ruta de lo que será el proceso de independencia y avanza detalles como la posible negociación que habrá que llevar a cabo con el Estado para el reparto de la deuda u otras cuestiones. Hay que reseñar al respecto que Pont es, además, profesor de relaciones internacionales en el Máster de Diplomacia y Acción Exterior organizado por el Servei d’Acció Exterior de la Generalitat, que se ocupa de “preparar” a los futuros diplomáticos del Estado catalán independiente. “Construir las estructuras del Estado desde cero es tremendamente difícil y apasionante”, aseguró ayer tras explicar que la idea del libro surgió de una “necesidad vital” tras vivir varios años en Madrid preparando las oposiciones a la carrera diplomática y comprobar de primera mano la escasa representación de los catalanes en la estructuras del Estado.

“Llegará un punto en el que habrá que negociar con el Estado cuestiones como la atribución de la nacionalidad catalana, la pertenencia a las instituciones internacionales, el reparto de la deuda del Estado. Cataluña tendrá que reconocer una parte de esta deuda (980 millones de euros). En principio, entre un 16 y un 20% de la deuda no territorializable del Estado”, añadió.

En el libro, Pont explica que el proceso independista no es una “exaltación identitaria”, sino un proceso de ruptura con determinadas oligarquías. “Nos independizamos de la oligarquía española y catalana dominante; nos emancipamos del Palco del Bernabéu y del lobby catalán del puente aéreo, que apuestan por un modelo de Estado y de economía sin el más mínimo compromiso social que el de socializar sus propias deudas corporativas”. Y concluye que la independencia es una cuestión de dinero, pero del tiempo que tarden en conseguir en el extranjero la financiación necesaria para la transición que vive Cataluña.

Cuenta Albert Pont, presidente de Cercle Català de Negocis, que, cuando llegó esta semana a Madrid para presentar su libro a favor de la independencia catalana, sufrió un ejemplo de “segregación identitaria” por parte de un taxista de la capital. Dice que, cuando el conductor le escucho hablar en catalán con sus acompañantes, subió el volumen de la radio en un claro ejemplo, argumenta, del tipo de segregación que, por razones de identidad, practican muchos españoles hacia los catalanes. “Es un ejemplo de animadversión y complejo distanciamiento entre nuestras sociedades”, explicó ayer en el Centro Cultural Blanquerna de Madrid. “Si fuera sobre ciudadanos de raza negra, nadie dudaría de que se trata de discriminación racial. No deja de ser un acto de discriminación”, explicó.

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