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Ana Botella se juega el sábado seguir en la carrera por la alcaldía en 2015
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MADRID 2020, ÚLTIMA BAZA QUE CUENTA A SU FAVOR

Ana Botella se juega el sábado seguir en la carrera por la alcaldía en 2015

Si Botella no vuelve de Buenos Aires con los Juegos, se empezará pronto a buscar un candidato para encabezar la lista de las municipales de 2015

Foto: La alcaldesa de Madrid, Ana Botella. (EFE)
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella. (EFE)

Ana Botella no sólo se juega en Buenos Aires conseguir el sueño de convertir a Madrid en sede de los Juegos Olímpicos en 2020, sino que sus aspiraciones a revalidar su cargo como alcaldesa de la capital se caerán o se mantendrán en cuanto el COI corone a Madrid, Tokio o Estambul como ciudad olímpica. En público, ningún miembro del Ejecutivo central se atreve a afirmar que, si Botella no vuelve con los Juegos, se empezará pronto a buscar un candidato para encabezar la lista de las elecciones municipales de 2015. En privado, las quinielas para sucederla incluyen a la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, y a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre.

Antes de la tragedia del Madrid Arena, en las primeras horas del ya fatídico 1 de noviembre, que dejó la imagen de la alcaldesa muy desgastada, se afirmaba con cierta rotundidad que la esposa del expresidente José María Aznar seguiría si ella estaba dispuesta a hacerlo. La escapada que hizo a un spa de lujo en Portugal horas después del suceso que acabó con la vida de cinco jóvenes en un espacio de titularidad municipal fue suficiente para que en Moncloa dudaran ya de respaldarla en la reválida. La permanencia de Ana Botella en el Palacio de Cibeles más allá de 2015 quedó entonces sujeta a un único baremo: que fuera ella la alcaldesa que trajo a Madrid los Juegos Olímpicos.

Si la capital española se impone a Tokio y Estambul, dirigir el Palacio de Cibeles será a partir del sábadopura ganga. Ana Botella centraría su segunda legislatura (2015-2019) en acometer todas las inversiones que faltan por hacer -ya tiene el 80% de las instalaciones preparadas- y en proyectar Madrid hacia el mundo. La tercera reelección en 2019 vendría prácticamente sola, ya que por entonces la capital estaría a escasos meses de inaugurar la soñada cita.

Gestionar un Madrid que perdió en tres ocasiones los Juegos Olímpicos se convertiría, en cambio, en un auténtico tormento para Botella, atada de pies y manos para pagar la descomunal deuda de las obras que acometió su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón. Desde que Ana Botella prometió el cargo el 27 de diciembre de 2012 y se comprometió a gobernar la ciudad con austeridad y pensando en los más desfavorecidos, su gestión ha estado marcada desde entonces por la búsqueda del equilibrio entre el recorte de gastos derivado de la crisis y la voluntad de mantener los servicios esenciales.

Mucho antes de que se le empañara el mandato por su tan criticada gestión en el Madrid Arena, el 13 de abril Botella visitó en la Moncloa al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para darle su beneplácito por las reformas emprendidas para salir de la crisis.

Tras el sueño olímpico

Si el sueño olímpico se trunca, el PP se centrará ahora en no perder Madrid, tras gobernar la capital durante 24 años ininterrumpidamente, donde las encuestas ya vaticinan una hecatombe para los populares. Si Botella no consigue un milagro para mejorar las encuestas, será el turno de Mariano Rajoy, que deberá atinar al elegir un candidato fuerte que arrase en la capital y disipe las pretensiones de la izquierda de llegar al poder.

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (i), junto a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre (c). (EFE)En esta pugna, la candidata ideal sería Esperanza Aguirre, la flamante expresidenta de la Comunidad de Madrid que ganó tres elecciones con tres mayorías absolutas. Cuando se retiró de la primera línea política repentinamente el 17 de septiembre de 2012, consiguió que fuera su sucesor, Ignacio González, el encargado de acometer los ajustes más duros que ha llevado a cabo el PP en la región, dejando intacta la figura de la expresidenta.

Quienes conocen a Esperanza Aguirre aseguran que a la presidenta del PP no le disgusta el puesto, uno de los pocos que no ha tenido en su dilatada trayectoria -ha sido ministra de Cultura y presidenta del Senado y de la Comunidad de Madrid-. Si consiguiera la alcaldía, estaría mejor posicionada de cara a una hipotética sucesión de Rajoy si el PP perdiese las elecciones generales, que se celebrarían seis meses después de las municipales.

Sin embargo, las relaciones entre Aguirre y el Ejecutivo central no son nada buenas y los ‘antiaguirristas’, que los hay en todas las plantas de Génova, ya están moviendo sus hilos para evitar a toda costa el desembarco en la capital de la baronesa popular más crítica con las medidas anticrisis del Ejecutivo. Ahí toma fuerza el nombre de Cristina Cifuentes, fiel marianista desde mucho antes que Rajoy conquistara Moncloa en 2011.

Para la delegada del Gobierno, ser la número 1 de las listas del PP en Madrid supondría una patada hacia arriba. Ella se resiste a verse como candidata, y públicamente mantiene que no quiere ser la sucesora de Botella. Pese a su negativa, Cifuentes no diría que no si el presidente del Gobierno se lo pidiese.

Ana Botella no sólo se juega en Buenos Aires conseguir el sueño de convertir a Madrid en sede de los Juegos Olímpicos en 2020, sino que sus aspiraciones a revalidar su cargo como alcaldesa de la capital se caerán o se mantendrán en cuanto el COI corone a Madrid, Tokio o Estambul como ciudad olímpica. En público, ningún miembro del Ejecutivo central se atreve a afirmar que, si Botella no vuelve con los Juegos, se empezará pronto a buscar un candidato para encabezar la lista de las elecciones municipales de 2015. En privado, las quinielas para sucederla incluyen a la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, y a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre.

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