Es noticia
La crisis de Navantia, primera empresa pública, se cobra la dimisión de su consejero delegado
  1. España
DIVISIÓN INTERNA, FALTA DE PEDIDOS Y ESCASO APOYO DEL GOBIERNO

La crisis de Navantia, primera empresa pública, se cobra la dimisión de su consejero delegado

La crisis de Navantia, la primera empresa pública del sector industrial adscrita a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), se ha cobrado la dimisión de

Foto: La crisis de Navantia, primera empresa pública, se cobra la dimisión de su consejero delegado
La crisis de Navantia, primera empresa pública, se cobra la dimisión de su consejero delegado

La crisis de Navantia, la primera empresa pública del sector industrial adscrita a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), se ha cobrado la dimisión de su consejero delegado, Jaime de Rábago. La división interna en la compañía dedicada a la construcción naval, la falta de carga de trabajo (en parte por falta de apoyo del Gobierno) y la “pésima” herencia recibida del equipo anterior (según el actual) configuran la ruptura de una cadena de responsables en la gestión que se ha roto por su eslabón más débil, el que se ocupaba en última instancia de conseguir pedidos.

Rábago adujo la semana pasada problemas personales y familiares para presentar su renuncia ante el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre. Pero lo hizo en un contexto de crisis interna en Navantia que se había agravado en las últimas semanas, según reconocen en fuentes de la naviera, donde también alaban los esfuerzos del consejero delegado por salvar la empresa pese a la falta de apoyo o comprensión de los principales directivos y los sindicatos.

“Los problemas personales de Rábago son ciertos, pero sólo le limitaban temporalmente para llevar el frenético ritmo de gestiones y viajes que desarrollaba desde que llegó al cargo hace un año”, apuntan en medios de Navantia. En la compañía y entre los representantes de los comités de empresa es un secreto a voces la falta de entendimiento entre el presidente, José Manuel Revuelta (exdirectivo de Prisa nombrado a propuesta del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro), y el consejero delegado (ingeniero y procedente del ICO) fichado por el presidente de la SEPI.

Para salvar el presente ejercicio, Navantia tiene como primera urgencia que la empresa estatal mexicana Pemex acabe de cerrar sus encargos de barcos-hotel

Esos problemas internos eran conocidos en el equipo económico del Gobierno, que recomendaba en Navantia una solución drástica y contraria a la aplicada en otras empresas participadas: reducir directivos y agrupar sus funciones para acabar con los repartos de papeles (entre representación y gestión).

Jaime de Rábago se había volcado en la acción comercial exterior para conseguir carga de trabajo para unos astilleros que se encontró, como en caso de las instalaciones de Cádiz, sin tarea para el 70 por ciento de la plantilla. En toda la legislatura anterior, el Gobierno de Zapatero no había conseguido para Navantia un solo contrato de barcos de guerra en el exterior pese a la alta tecnología, el prestigio y los éxitos comerciales logrados por la naviera estatal durante los años precedentes en encargos de fragatas, patrulleros o buques multipropósito para Australia, Noruega o Venezuela.

En el empeño de lograr encargos en países asiáticos y emergentes, el consejero delegado extendió oficinas en las nuevas zonas con posibles clientes y apeló a las gestiones y al apoyo directo del Gobierno y de la Casa Real para competir en igualdad de condiciones en los concursos en marcha, en especial Qatar, Emiratos Árabes o Turquía.

Pendientes de Pemex para sobrevivir este año

Para salvar el presente ejercicio, Navantia tiene como primera urgencia que la empresa estatal mexicana Pemex acabe de cerrar sus encargos de barcos-hotel (a 244 millones de euros la unidad, con 5 unidades en perspectivas). Sería la única forma de dar trabajo a los astilleros de Ferrol. El contrato se da por hecho desde el pasado año, pero para que en Navantia se pongan “a cortar chapa” y que haya garantías de cobrar, los mexicanos siguen pendientes de que el Gobierno español acceda a otras misteriosas condiciones políticas relacionadas con otras empresas españolas privadas con intereses en México que no se han cumplido.

Para sobrevivir, la empresa de construcción naval de la SEPI (con 5.707 personas en plantilla y una facturación de 1.262 millones de euros) necesita urgentemente hacerse con algún gran contrato de barcos de guerra, como el que está en juego en Qatar, por valor de 3.000 millones de euros, para renovar toda su Armada. Navantia parte en buena posición, pero el tiempo pasa y en la SEPI reconocen que si para 2014 no se han abierto mercados tendrán que pensar en desinvertir.

La crisis de Navantia, la primera empresa pública del sector industrial adscrita a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), se ha cobrado la dimisión de su consejero delegado, Jaime de Rábago. La división interna en la compañía dedicada a la construcción naval, la falta de carga de trabajo (en parte por falta de apoyo del Gobierno) y la “pésima” herencia recibida del equipo anterior (según el actual) configuran la ruptura de una cadena de responsables en la gestión que se ha roto por su eslabón más débil, el que se ocupaba en última instancia de conseguir pedidos.

Navantia Empresa familiar